Roberto Guzmán

Mientras que el miedo es la reacción que se produce ante un peligro inminente, la inseguridad es una reacción emocional acompañada de malestar que genera constantes tensiones.

Pero entonces, ¿qué es aquello que nos produce miedo y genera estas emociones? Una respuesta podría ser cualquier cosa, mismas que se vuelven imposible enumerar y conocer, pero no así las dimensiones que lo contienen.

La primera es el miedo a la victimización familiar como el miedo a la victimización personal,  otra el miedo al delito provocado por la autoridad de un gobierno ante un evento que nos coloca en vulnerabilidad o en estado de indefensión, y una última que considero la más atroz, que es el miedo a volvernos víctimas de un crimen con violencia. 

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que dio a conocer estos días los resultados de su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), se ratifica que la mayoría de los mexicanos, el 86%, vivimos con miedo a ser víctimas de algún delincuente.

En Cancún como en otros municipios del estado se ha vuelto costumbre mirar a un lado y otro antes de salir de casa, al igual girar la cabeza constantemente para comprobar si hay alguien detrás de nosotros cuando caminamos de noche por la calle, o incluso cuando dejamos cosas de valor en nuestro domicilio, tornándose en dolores de cabeza el solo pensar que nuestras casas podrían ser saqueadas o que alguien estuviera esperando al regresar para asaltarnos.

Qué decir cuando tenemos que evadir colonias, regiones o calles por las que solíamos transitar sin sentir ningún miedo, hoy en ellas matan, secuestran, balean, decapitan, riegan cuerpos y embolsan cabezas, matan niños y secuestran mujeres y en otros casos incendian palapas y hoteles cual vil actos de terrorismo. Asaltan y matan en comercios, antros, playas, plazas y cines, sitios que se han convertido en puntos donde el miedo se vuelve incontrolable por pensar que podríamos ser víctimas de ataques o despojos y en los que podríamos resultar muertos o recibir disparos como sucedió en días pasados, como nos pudimos percatar en redes sociales, cuando en los estados de Chihuahua, Jalisco y Baja California y en varias tiendas de conveniencia, incluso restoranes y pizzerías hubo víctimas inocentes.

Hoy los ciudadanos hemos dejado de ir a sitios habituales por temor a ser víctimas de un delito, al grado de tener que sospechar de todo el mundo que está cerca por el “miedo” que estamos viviendo y hoy nos persigue, situaciones que no están poniendo en alerta constante con una sensación de inseguridad, que se apodera de cada uno de nosotros los ciudadanos, con temores y miedos que día tras día se propagan en nuestra mente.

A treinta días de comenzar una nueva administración gubernamental, usted y yo, mi estimado lector, podemos preguntarnos qué será lo que nos depare este nuevo gobierno para tratar de recuperar la tranquilidad y normalidad que teníamos quienes llegamos a vivir a Cancún hace más de 35 años y hoy se nos ha complicado vivir en esta inmensa ciudad de contrastes, más si alguno se ha convertido en víctima de un delito, como tanta gente; hoy no sabemos lo que costará encontrar de nuevo la paz y la tranquilidad que hemos perdido muchos ciudadanos.