Las descargas caídas durante los primeros mil millones de años del planeta podrían haber liberado el fósforo necesario para la formación de biomoléculas esenciales

AGENCIAS

NEW HAVEN.- En la actualidad, cada año caen sobre la Tierra unos 560 millones de rayos. Pueden parecer muchos, pero son apenas una fracción de los que había hace entre 3 mil 500 y 4 mil 500 millones de años, el período en que la vida apareció por primera vez en nuestro planeta.

Según las estimaciones de un equipo de investigadores de las universidades de Yale y Leeds, en efecto, en aquel lejano lapso de tiempo la cantidad de descargas eléctricas osciló entre mil y cinco mil millones anuales. Cerca de un trillón de rayos, pues, a lo largo de esos mil millones de años durante los que la vida surgió por primera vez.

Las descargas podrían haber liberado el fósforo necesario para la formación de biomoléculas esenciales para la vida, indica el estudio. El fósforo constituye la columna vertebral del fosfato del ADN y el ARN, material hereditario de los organismos vivos, y representa un componente importante de las membranas celulares.

En la Tierra primitiva, este elemento químico estaba encerrado en minerales insolubles. Hasta ahora se pensaba que los meteoritos que bombardearon el planeta eran los principales responsables de la presencia de fósforo “biodisponible”.

Algunos meteoritos contienen el mineral de fósforo llamado schreibersita, que es soluble en agua, donde se cree que se formó la vida.

Cuando un rayo cae en el suelo, puede crear rocas vidriosas llamadas fulguritas al sobrecalentar y a veces vaporizar la roca superficial, liberando el fósforo encerrado en su interior. Como resultado, estas fulguritas pueden contener schreibersita, afirman los investigadores.