Pocos deportistas en el mundo son tan generosos como Manny Pacquiao, quien  a sus 40 años sigue dando espectáculos como el de anoche en el MGM Grand de Las Vegas, escenario en el que se enfrentó y  destronó a un complicado Keith Thurman.

Como si se tratara de un joven de 25 años, Pacquiao saltó al encordado sin  guardarse nada, tal y como lo haría un novato que busca maravillar al público para ganarse un nombre, sacrificio que le valió para llevarse la pelea y así proclamarse como el nuevo Supercampeón Welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

En su afán de complacer a todos, el “Pacman” se topó con un Thurman que mostró su pegada y cualidades al conectar un par de derechazos que pusieron en predicamentos al campeón filipino.

Para desgracia del estadounidense, justo cuando intentaba imponer condiciones se fue a la lona con una combinación de Pacquiao: izquierda abajo, derecha arriba y Thurman conoció el suelo.

Los siguientes rounds transcurrieron entre un dominio alternado, pues así como el Pacman hizo sangrar a Thurman en el quinto asalto, el púgil norteamericano sacó fuerzas de flaqueza y logró llevarse el round número siete con una demostración total de su boxeo.

La edad de Manny parecía pasarle factura a momentos, ya que daba la impresión de que Pacquiao bajaba las revoluciones con la intención de tomarse un respiro.

Para desgracia de Thurman estas pausas fueron sólo momentáneas, ya que el “Pacman”, apoyándose en su gran juego de piernas, logró soportar los 12 asaltos a un ritmo que cualquier pugilista envidiaría.

Antes de la pelea, Keith Thurman se esmeró en molestar a Pacquiao asegurando que lo retiraría del boxeo, sin embargo el filipino demostró su calidad de leyenda quitándole el invicto por la vía de la decisión dividida. Dos tarjetas idénticas de 115-112 favorecieron al “Pacman”, y a pesar de que un juez vio ganar al estadounidense por 114-113, todo el MGM de Las Vegas fue testigo del triunfo de Manny.