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NUEVA YORK.– Para ser un hombre que apareció en televisión por primera vez a los dos años, para mostrarle a Bob Hope cómo le pegaba a la pelota de golf, el público en realidad sabe muy poco de Tiger Woods.

Ir más allá de las barreras cuidadosamente construidas era el reto que enfrentaban los cineastas Matthew Hamachek y Matthew Heineman, cuyo documental de dos partes Tiger se estrenó en HBO el pasado fin de semana. Incluso sin la cooperación de su protagonista, los documentalistas lograron un retrato fascinante de un campeón impulsado incansablemente al éxito.

Ninguno de los dos es un gran admirador del golf. Hamachek dijo que su interés por Woods surgió tras la desastrosa noche del Día de Acción de Gracias de 2009, cuando un accidente de auto llevó al fin del matrimonio del golfista y reveló su vida secreta con otras mujeres.

Recordó haber pensado que no sabía nada sobre aquel hombre tan reconocido.

La película se apoya bastante en entrevistas, entre ellas de la novia de secundaria de Woods, Dina Parr; el primer caddy profesional de Woods, Steve Williams, y otra amiga, Amber Lauria. Todos fueron cercanos a Woods alguna vez y vieron sus relaciones terminar abruptamente.

“Era un niño que nunca creció”, dijo Heineman. “Es un niño que no tuvo una vida, no cometió los errores por los que pasa la gente normal. También es la persona más famosa en el planeta que odiaba estar bajo los reflectores. Odiaba vivir esa vida. Hizo todo lo que pudo para evitar estar en esa posición”.

Los directores consultaron dos veces si Woods quería ser entrevistado, pero fueron rechazados.

“Esperamos que el documental atraiga no sólo a los fans viejos y devotos de Tiger Woods, sino también a personas que no saben nada de golf y a las que no podría importarles menos el golf”, añadió. “Esa era nuestra meta”.