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MÉXICO.- La mayoría de los contratos colectivos de México probablemente son falsos, están a favor de las compañías y proporcionan únicamente salarios y prestaciones mínimas, aseveró la Secretaría de Trabajo.
Sin embargo, los sindicatos detrás de esos contratos son tan débiles que lo más probable es que desaparezcan una vez que se implemente la nueva reforma laboral, comentó Alfredo Domínguez, subsecretario de Trabajo.
“Los contratos colectivos de protección pueden rondar entre el 67% de los contratos colectivos o hasta el 90%, dependiendo de la región” y otros factores, señaló Domínguez. “Es muy común, ustedes pueden ir a pasar a cualquier establecimiento comercial u hotel, pregunten a los trabajadores y les van a decir que no conocen su contrato colectivo, no conocen sus estatutos sindicales”, es más: no saben quién es su líder sindical, agregó el subsecretario.
Se requería una reforma para obtener la aprobación del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Los legisladores estadounidenses y canadienses, molestos de que México atrajo a las plantas de fabricación de automóviles por sus bajos salarios, exigieron un cambio en las leyes laborales que fomente mejores sueldos donde el mínimo sea de uno o dos dólares la hora en algunas plantas.
Aunque la reforma es una mejora, muchos críticos temen que los líderes sindicales de vieja guardia tratarán de proteger su dominio del movimiento laboral. Domínguez, sin embargo, predijo que muchos de esos líderes simplemente van a desaparecer.
“Nosotros entendemos que, en muchos de estos contratos de protección, ni siquiera hay detrás realmente una organización sindical”, dijo. “Hay desde representantes que incluso son amigos o familiares de algún abogado o de algún patrón, y que finalmente van a caer por sí mismos, porque son contratos colectivos que no traen vida sindical atrás”.
Aunque Domínguez espera que los salarios aumenten, dijo que no prevé que haya una nueva ola de huelgas como las que afectaron a unas cuatro docenas de maquiladoras en la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, en enero.
Comentó que el gobierno no está a favor de utilizar a las fuerzas policiales para tratar de romper las huelgas, como ocurrió en un par de ocasiones en Matamoros.
“Sentimos que, en muchos casos, lejos de servirnos la fuerza, al contrario, es contraproducente”, señaló.