AGENCIAS

KIEV.- Amnistía Internacional acusó a Rusia de crímenes de guerra en Ucrania y afirmó que cientos de civiles habían muerto en los ataques en Járkov, muchos de los cuales fueron perpetrados con bombas de racimo, que se abren en el aire liberando miles de pequeñas bombas explosivas capaces de alcanzar zonas más amplias.

Al cabo de una investigación, la ONG de defensa de derechos humanos afirma haber hallado pruebas que muestran que en siete ataques contra barrios de la segunda ciudad de Ucrania, en el noreste del país, las fuerzas rusas usaron bombas de racimo del tipo N210 y 9N235 y minas de fragmentación, dos categorías prohibidas por los tratados internacionales.

Titulado “Todo el mundo puede morir en cualquier momento”, este informe muestra cómo las fuerzas rusas mataron y provocaron inmensos daños al bombardear sin pausa barrios residenciales de Járkov desde el inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero.

“Personas murieron en sus casas y en las calles, en los parques y en los cementerios, cuando hacían cola para obtener ayuda humanitaria o comprar alimentos o medicamentos” dijo Donatella Rovera, investigadora de situaciones de crisis y de conflicto en la sede de AI.

Aunque Rusia no haya firmado ni la Convención sobre las municiones de racimo ni la de las minas antipersona, el derecho internacional humanitario prohíbe los ataques y el uso de armas que golpean de forma indiscriminada y constituyen un crimen de guerra, subraya el informe.