AGENCIAS

KIEV.- Los principales esfuerzos militares rusos se centran ahora en preparar una ofensiva para establecer un control total sobre el territorio de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, en el este del país, y Mariúpol, en el sur, un puerto estratégico del sur a orillas del Mar de Azov fuertemente bombardeado y en el que viven sin servicios básicos más de 150,000 personas, según el último parte del Alto Mando del Ejército ucraniano.

El Ejército ruso anunció la ofensiva final para la toma de la ciudad portuaria después de que venciera el plazo para que las fuerzas ucranianas depusieran las armas y abandonaran la urbe en dirección al territorio controlado por Kiev.

Según el análisis del Instituto para el Estudio de la Guerra estadounidense, las fuerzas rusas continuaron posicionándose para continuar su invasión en el este y sur de Ucrania, después de haber abandonado el ataque a Kiev y “redistribuyen algunas de las fuerzas de combate retiradas de Bielorrusia a Rusia”.

La retirada del norte de Ucrania que Rusia anunció la semana pasada se ha convertido en una realidad, a pesar del recelo con el que Occidente recibió el anuncio de Vladimir Putin. Los más de cuarenta días de conflicto han desgastado al Ejército del Kremlin, que en ningún caso esperaba una ofensiva así de larga cuando entró a Ucrania, y la imposible tarea de tomar la capital ha llevado a un cambio de estrategia.

También según el último parte de inteligencia divulgado el miércoles por el Reino Unido, los fuertes combates y los ataques aéreos rusos continúan en Mariúpol, mientras empeora la situación humanitaria en la ciudad. La mayoría de los residentes que quedan en la ciudad “no tienen luz, comunicación, medicinas, calefacción o agua. Las fuerzas rusas han impedido el acceso humanitario, probablemente para presionar la rendición de los que defienden” el lugar, añadió el parte dado a conocer por el ministerio británico de Defensa.