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SEÚL.- Corea del Norte reportó este miércoles otras seis muertes aparentemente ligadas al COVID-19 y 232 mil 880 nuevos casos potenciales una semana después de confirmar la detección del virus por primera vez, al tiempo que el líder Kim Jong-un criticó negligencias en la respuesta inicial a la emergencia sanitaria.

El número total de fallecidos asciende a 62, informó la agencia de noticias KCNA, que habló de 1.71 millones de casos de “fiebre” (Corea del Norte apenas tiene capacidad para testar) desde que el virus empezó a propagarse, según el régimen, a final de abril, con 1.02 millones de personas recuperadas y unas 691,170 aún bajo tratamiento.

La situación en el empobrecido país preocupa por lo contagiosa que ha demostrado ser la subvariante ómicron detectada y por el hecho de que el régimen no ha puesto una sola vacuna.

Los datos, de hecho, reflejan una transmisión muy rápida por todo el país (casi el 7 % de la población parece haberse contagiado en menos de un mes), con especial incidencia en la capital, Pionyang.

Los últimos datos apuntan a que casi el 40% de las muertes corresponden a mayores de 60 años, aunque a su vez casi un tercio de los fallecidos son menores de 20 años.

El Gobierno surcoreano dijo que el régimen ignoró, por tercer día, su comunicación para reunirse y tratar el envío de ayuda incondicional que Seúl ha prometido.

Muchos expertos creen que Corea del Norte, que lleva cerrada a cal y canto desde 2020, no aceptará el envío de vacunas porque implica recibir personal externo para asesorar las cadenas de frío.