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PARÍS.- “Empiezo a considerarlos como propios”, explicó el islandés Félix Gretarsson sobre sus nuevos brazos, injertados el 13 de enero en Lyon (este de Francia) a nivel del hombro, una operación sin precedentes.

Dos semanas después de su intervención, este obrero electricista, de 48 años, va “muy bien”, explicó. “Aunque no fue fácil y, sobre todo, muy doloroso. Las primeras 24 horas han sido horribles”.

“Tomo muchos analgésicos pero siento que cada día avanza”, confió Gretarsson, que se está recuperando en su habitación del servicio de trasplantes del hospital Edouard Herriot.

El 13 de enero, después de un trasplante que duró más de cuatro horas, cuatro equipos de cirujanos le injertaron un par de brazos y de hombros.

Gretarsson confesó que empieza a apropiarse de sus brazos y también sus manos. “Me gustan mis manos. Por otra parte, se parecen a las de antes”, perdidas en un accidente hace 23 años cuando trabajaba en una línea de alta tensión en Islandia.

También se dijo “muy optimista” para recuperar cierta movilidad, aunque admite que podría no encontrar “ninguna”.

Acompañado de su esposa Silvia, debe pasar otras tres semanas en el hospital antes de ser trasladado a un servicio de reeducación física y de rehabilitación neurológica.