Apenas 15 horas duró la orden de inamovilidad tras una reunión del presidente Castillo con el Congreso; población y políticos exigen su renuncia

AGENCIAS

LIMA.- Acorralado por las megaprotestas, cacerolazos y la presión del Congreso de Perú, el presidente Pedro Castillo echó atrás el Estado de emergencia en Lima y Callao cuando llevaba 15 horas; sin embargo, no logró detener las movilizaciones en las que la población exige su renuncia.

Tras una conversación con líderes de las bancadas para un fin adelantado del toque de queda, el izquierdista anunció a la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, el fin de la orden de inamovilidad que se extendería hasta el último minuto del martes.

Castillo salió del recinto al afirmar que la prioridad es recuperar la tranquilidad en las calles, luego de que en jornadas previas se reportara la muerte de cuatro manifestantes y reiteró que la acción fue para evitar un riesgo de seguridad no para ir contra el pueblo, hecho que respaldó su gabinete al resaltar con este toque de queda se evitaron saqueos, pues información de seguridad advertía que disidentes preparaban actos vandálicos.

En tanto, miles de manifestantes celebraron la medida, luego de enfrentarse con la Policía en varias zonas de la capital, al declarar una victoria contra el mandatario, quien la semana pasada libró un segundo intento de destitución.

Pese a la restricción de libertades, la población respondió con una de las movilizaciones más numerosas para externar el rechazo a la gestión actual —de apenas 9 meses—, reflejada en encuestas como la de Ipsos Perú con hasta 66 por ciento de desaprobación.

Con banderas de Perú y portando la playera de la selección, miles de ciudadanos recorrieron las calles de Lima —que concentra casi la tercera parte de la población nacional— y al grito de “Castillo escucha el pueblo te repudia” se lanzaron contra el mandatario, lo que provocó nuevos choques violentos. Para dispersarlos, la Policía lanzó gas lacrimógeno a los críticos del presidente, pero en vez de reducir la protesta la avivó más.

No sólo la población civil exige la destitución o renuncia de Castillo, también otros políticos como el expresidente Martín Vizcarra y el alcalde de Lima, Jorge Muñoz.