La disputa de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo dejó al Perú con un Congreso disuelto y un abismo jurídico

AGENCIAS

LIMA.- Perú llegó al clímax de una coyuntura política sin precedentes cuando el martes amaneció con dos presidentes, un Congreso disuelto y un abismo jurídico que pone a prueba la objetividad de los abogados constitucionalistas de este país.

Lo anterior luego de que el presidente Martín Vizcarra disolvió el Congreso, dominado por la oposición fujimorista, luego de que éste se negó a suspender una polémica designación de nuevos miembros del Tribunal Constitucional. 

Horas después, el Legislativo declaró la vacancia temporal del Ejecutivo por “incapacidad moral”, acusándolo de propiciar la ruptura del orden constitucional, y de inmediato la vicepresidenta Mercedes Araoz rindió protesta como mandataria interina.

Vizcarra lanzó el domingo un ultimátum al Congreso al advertir que lo disolvería si le negaba un voto de confianza para reformar el método de designación de los magistrados, con lo que buscaba impedir que ese alto tribunal fuera copado por la oposición.

Horas después del anuncio de la disolución del Congreso, en una sesión a la que asistieron 86 de los 130 legisladores, fue aprobada la moción del fujimorismo de declarar la “incapacidad moral del presidente de la República y su suspensión temporal”, indicó el jefe del Legislativo, el opositor Pedro Olaechea.

Esta medida abre interrogantes en Perú, que pasa a tener dos presidentes, Vizcarra y Araoz, quien se había distanciado del gobernante.

Una disolución del Congreso en Perú no ocurría desde el 5 de abril de 1992, cuando el entonces presidente Alberto Fujimori (1990-2000) dio un autogolpe y asumió plenos poderes con el apoyo de las fuerzas armadas.