DE VIVA VOZ

El exgobernador de Quintana Roo (1981-1987) hace un repaso de su prolongada trayectoria como servidor público, la cual, reitera, fue siempre de absoluta limpieza y respeto de la ley

 SALVADOR CANTO

Atento, cordial y sereno con sus respuestas, el exsecretario de Energía del Gobierno de la República en la administración de Enrique Peña Nieto y exgobernador de Quintana Roo, Pedro Joaquín Coldwell, dejó en claro que su conducta como servidor público en todos los cargos que ha desempeñado ha sido de absoluta limpieza y respeto de la ley; incluso, remarcó, como les ha dicho a las autoridades federales, que está en la mejor disposición de aclarar cualquier controversia de corte administrativo o judicial, pues afirmó: “yo he vivido para la política, no he vivido de la política”.

En amplia entrevista con El Despertador de Quintana Roo, quien fuera el segundo mandatario constitucional del Estado (5 de abril de 1981 al 4 de abril de 1987), habló de todo, de sus logros como gobernador, como embajador de México en Cuba, como senador, de su buena relación con el actual jefe del Ejecutivo en la entidad, su hermano Carlos Joaquín González y su hijo Pedro Joaquín Delbouis que gobierna los destinos de Cozumel, incluso se refirió a su partido político, el PRI, al cual dirigió a nivel nacional en el 2012 y del que dijo, entre otras cosas, que necesita reinventarse y construir una nueva narrativa o de otra manera correrá el riesgo de convertirse en una organización política marginal.

También lamentó que en el Quintana Roo de hoy coexistan problemas ancestrales con los contemporáneos, como la irrupción de la delincuencia organizada y su secuela sobre la inseguridad pública que afecta a la sociedad, además el asunto de la pandemia que ha dañado la salud pública y ha dañado severamente a la economía turística y todo eso “es un gran reto que tienen que atender las autoridades”.

Pedro Joaquín Coldwell es abogado egresado de la Universidad Iberoamericana. Es hijo del empresario cozumeleño de origen libanés Nassim Joaquín Ibarra; su hermana Addy Joaquín Coldwell también ha ocupado cargos políticos como diputada, senadora y candidata a gobernadora. Su medio hermano Carlos Joaquín González es el actual gobernador de Quintana Roo.

 

—¿Qué otros cargos públicos ha ocupado posteriormente a ser diputado constituyente?

—Después del honroso cargo de diputado constituyente me incorporé como secretario de Gobierno en la administración del gobernador Jesús Martínez Ross, y posteriormente fui electo diputado federal, gobernador de Quintana Roo, director de Fonatur, secretario de Turismo, director de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, jefe de la delegación para el dialogo de paz en Chiapas, embajador de México en Cuba, senador de la República y secretario de Energía del Gobierno Federal.

 

—Como segundo gobernador constitucional de Quintana Roo, ¿qué anécdotas nos puede recordar?

—En apretada síntesis le diré que durante mi desempeño como gobernador trabajamos en el norte de la entidad para consolidar a Cancún como el centro turístico más importante del país, impulsando, además de la inversión hotelera, el desarrollo urbano y social mediante el programa “Nuevos Horizontes” que en su tiempo abatió las disparidades entre el crecimiento hotelero y la calidad de vida de los trabajadores. Y en el sur impulsamos exponencialmente la producción  de la  zona cañera a fin de salvar al ingenio azucarero e impulsar este polo de desarrollo agroindustrial vital para la economía del sur de la entidad.

 

—¿Qué obras públicas marcaron su administración?

—El crecimiento turístico de Quintana Roo ha sido extraordinario, hemos logrado convertirnos en una potencia turística internacional, lo lamentable han sido las desigualdades tanto sociales como regionales que han acompañado a esta expansión de la industria de la hospitalidad.

 

—¿Cómo ha visto el crecimiento de Quintana Roo, desde que usted fue gobernador a la fecha?

—En el Quintana Roo de hoy coexisten problemas ancestrales con los contemporáneos como la irrupción de la delincuencia organizada y su secuela sobre la inseguridad pública, los efectos ambientales del cambio climático que se manifiestan en la erosión de las playas, incremento de huracanes,  el sargazo, el blanqueamiento y muerte de corales en nuestros arrecifes, además la irrupción de una pandemia que ha dañado la salud pública y ha afectado severamente a la economía turística, que en el caso nuestro es la única economía robusta con la que contamos.

Los retos que hoy afrontan las autoridades de los tres niveles de gobierno son colosales, a mí me parece meritorio que con tan pocos recursos económicos han podido enfrentarlos.

 

—Durante su administración como gobernador, le tocó trabajar un año con José López Portillo y posteriormente con Miguel de la Madrid Hurtado ¿cómo fue la relación con ambos presidentes de la República?

—Con los dos expresidentes que compartí responsabilidades como gobernador, me dejaron la mejor impresión. Tanto don José López Portillo como don Miguel de la Madrid fueron atentos, cordiales, solidarios, y respetuosos de Quintana Roo y su gobierno, siempre abiertos a escucharnos y apoyar el desarrollo de la entidad,  los recuerdo con especial afecto y gratitud.

 

—A usted le tocó dirigir al PRI a nivel nacional, lo que generó que se recuperara la Presidencia de la República con Enrique Peña Nieto, ¿cómo fue ese trabajo para lograr convencer a la militancia para cerrar filas y apoyar dicho proyecto?

—Mi nombramiento como presidente del Comité Nacional del PRI fue muy sorpresivo para mí. Pensaba que mi carrera política iba a concluir al cumplir mi ciclo sexenal como senador de la República, y de pronto recibí la invitación para hacerme cargo del partido en la campaña del 2012. Yo me sentía muy satisfecho de mi gestión como senador, logramos reformas constitucionales históricas que ampliaron y protegieron los derechos fundamentales de los mexicanos como la Derechos Humanos y también la del juicio de amparo, entre otras. Estaba cerrando esa etapa de mi vida política, cuando recibí la invitación del entonces candidato, Enrique Peña Nieto, y los sectores del partido. Cuando tú eres presidente de un partido nacional en campaña presidencial es muy importante la relación que guardas con el candidato, y en este caso lo más sorprendente para mí fue que nunca antes había tratado al licenciado Peña Nieto y aun así me consideró para encabezar el partido.

 

—¿Cómo llega a la Secretaría de Energía y que logros tuvo su gestión en beneficio de la gente?

—Llego por invitación directa del ya presidente de la República, Enrique Peña Nieto y la Secretaría de Energía fue una experiencia inolvidable, es una institución que tiene una vertiente técnica y otra política, ambas muy complejas. Impulsamos enormemente  las energías limpias logrando inversiones que generan en el país 7,200 megawatts de energía eólica y solar, una cifra histórica, dejamos firmados 103 contratos petroleros que en los próximos años generarán importantes caudales de producción de crudo, pero sobre todo representarán muchos empleos y cuantiosos recursos para el Estado Mexicano, se amplió en más de 8 mil kilómetros la  red nacional de gasoductos, cifra sin precedente en México, y constituimos con recursos económicos un fondo de corte social  para llevar la electricidad a las poblaciones más apartadas y pobres del país.

—Dentro de todo esto, don Pedro, al concluir la administración de Enrique Peña Nieto vinieron señalamientos y acusaciones a varios exfuncionarios que formaron parte de ese gobierno, y en su caso se le ha mencionado en algunas ocasiones; en ese sentido, ¿ha recibido algún citatorio al respecto para comparecer por algún expediente y qué opina respecto a todo esto?

—Mi conducta como servidor público en la Secretaría de Energía, como en los demás cargos que desempeñé, fue de absoluta limpieza y respeto de la ley, he dicho a las autoridades que estoy en la mejor disposición de aclarar cualquier controversia de corte administrativo o judicial. Yo he vivido para la política, no he vivido de la política.

 

—¿De qué vive actualmente Pedro Joaquín Coldwell?

—Como sabe toda la gente que me conoce, siempre he tenido ingresos por actividades empresariales ajenas al quehacer gubernamental, nunca he dependido del sector público. Vivo de mis ingresos de las empresas familiares que mi padre me heredó. Asesoro a mi hijo y a mi sobrino que son quienes las administran.

 

—Por otro lado, hoy en día su hijo gobierna uno de los principales municipios de Quintana Roo como es Cozumel y su hermano, Carlos Joaquín es el gobernador. ¿Esto qué representa para usted y cómo ve el desempeño de ambos?

—Veo tanto a mi hermano Carlos como a mi hijo Pedro sirviendo apasionadamente a Quintana Roo, les ha tocado el período más complejo de la historia del estado y de la isla de Cozumel, pero me siento orgulloso de la entrega y firmeza con que ambos  han enfrentado los retos y además con muy escasos recursos económicos.

 

—En la actualidad, ¿qué opina del PRI, cree que tiene que reestructurarse para poder dar la pelea tanto a nivel nacional como estatal?

—Creo que el PRI necesita reinventarse, construir una nueva narrativa, rediseñar su estructura, actualizar su ideología, volver a la gente, y refrescarse con jóvenes. Tomará muchos años la recuperación pero se puede lograr o de otra manera correrá el riesgo de convertirse en una organización política marginal.

 

—Para concluir la entrevista, le voy a decir algunos nombres para que brevemente nos diga lo primero que le venga a la mente:

 

Quintana Roo: Mi hábitat, el estado que amo.

Cozumel: Mis raíces.

PRI: Un partido histórico urgido de renovarse.

Enrique Peña Nieto: Exjefe respetuoso y caballero.

Andrés Manuel López Obrador: Un vigoroso líder social y un político tenaz.

Pedro Joaquín Delbouis: Mi descendiente, mi orgullo por  su entrega absoluta a Cozumel.

Carlos Joaquín González: Admiro  su serenidad y firmeza ante grandes retos.

Secretaría de Energía: Una etapa de mi vida  inolvidable de servicio a México.