El mandatario nicaragüense asumió la presidencia del país por cuarto período consecutivo, entre sanciones internacionales

AGENCIAS

MANAGUA.- El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ofreció “borrón y cuenta nueva” de los últimos tres años de gobierno, en medio del reclamo por la represión y decenas de presos políticos en su régimen, la mayoría detenidos en la carrera por otro mandato que culminó con unas elecciones ilegítimas.

“Nuestra meta es darle continuidad a la buena marcha que traíamos hasta abril del 2018; vamos adelante”, aseveró luego de recibir la banda presidencial del líder la Asamblea, Gustavo Porras, como si ese periodo, que comenzó con la peor represión dictatorial en el país, no existiera.

Ante su esposa, Rosario Murillo —quien asumió como vicepresidenta—, tres mandatarios, su gabinete y simpatizantes, sostuvo que darán la vuelta a la página para reconstruir la nación dejando en el olvido las múltiples denuncias de críticos y gobiernos que ampliaron las sanciones contra sus aliados, entre ellos sus hijos, Camila y Facundo.

Y es que, pese al mensaje de “borrón”, no hizo énfasis si éste contempla excarcelar a aspirantes presidenciales, activistas y decenas de críticos que llevan meses en El Chipote o en arresto domiciliar, a quienes ha tachado de “terroristas, golpistas y agentes extranjeros”, pero reiteró que el pueblo es el presidente y prometió a erradicar el hambre, la pobreza y mejorar las condiciones de vida de todos.