Aunque la práctica está prohibida desde 2011, la crisis del COVID-19 hizo que las niñas se quedaran sin protección escolar y fueran sometidas por sus propias familias

AGENCIAS

NAIROBI.- Desde 2011 la mutilación genital femenina (MGF) está prohibida en Kenia, y sin embargo, supo Christine Ghati Alfons, eso les sucedió a las ocho niñas que faltaron a su clase de higiene menstrual a finales de diciembre en la comunidad de los Kuria en el condado de Migori, un área rural al sudoeste del país. De las 25 asistentes de entre 10 y 15 años que esperaba, sólo se presentaron 17: las otras ocho habían sufrido “el corte”, como se conoce a esa forma de violencia contra las mujeres; dos habían sido, además, casadas a continuación. Las otras seis se recuperaban en sus casas.

Y aun entre las 17 presentes, otras nueve habían sido mutiladas en los meses anteriores.

Ghati Alfons creó la fundación Safe Engage para luchar contra la MGF, que han sufrido 200 millones de mujeres y niñas que viven hoy en unos 31 países, según Unicef

Organizaciones como las de Ghati Alfons evaluaron que los confinamientos y los cierres de escuelas hicieron que muchas niñas perdieran ese espacio de seguridad y quedaran en sus casas, vulnerables a la mutilación “en comunidades que ven la práctica como un pre requisito para el matrimonio y, en algunos lugares, un rito de pasaje”. Domtila Chesang, de otra fundación contra la MGF, I-Rep, del oeste de Kenia, detalló: “Normalmente las niñas están protegidas por el hecho de estar en la escuela, que es una alternativa al matrimonio”.

Pero las presiones económicas que la crisis del COVID-19 arrojó sobre las familias han hecho que muchos padres y madres piensen en casar a sus hijas por el pago que reciben, como ganado, por ejemplo.

“Estas niñas no están siendo solo mutiladas. También las obligan a casarse. Y si ha pasado por la MGF vale más. Se lo ve como una inversión en la niña y en su capacidad matrimonial”, dijo Nimco Ali, quien sufrió la mutilación en su país de origen, Somalia. En Londres, donde vive, dirige The Five Foundation, una organización contra la MGF.

Se estima que el 21% de las niñas y mujeres keniatas de entre 15 y 49 años han sufrido mutilación genital.