AGENCIAS

WASHINGTON.- Una nueva investigación propone devolver a Plutón el estatus de planeta. Y sugiere algo más: que la Luna también lo tenga.

Un equipo de científicos ha revisado artículos astronómicos de los últimos 200 años para comprobar las características que reunían los objetos observados para poder denominarlos como planetas.

Según la Unión Astronómica Internacional (IAU, en sus siglas en inglés) para que un cuerpo sea considerado planeta ha de orbitar alrededor de una estrella (como el Sol); tener suficiente masa como para contar con su propia gravedad y conseguir así una forma esférica, y no contar con objetos celestes a su alrededor.

Plutón fue retirado de la lista por tener varios objetos a su alrededor (los del cinturón de Kuiper) y pasó a calificarse como planeta enano, que cumple algunos puntos de la definición (órbita alrededor del Sol, masa suficiente para generar gravedad y esferismo), pero tiene la órbita ocupada por otros cuerpos.

Sin embargo, después de 2006 ha habido muchos objetos considerados como planetas que no cumplían con la propuesta de aquel encuentro en tierras checas. Philip Metzger, científico de la Universidad de Florida Central y autor principal del estudio, ha asegurado haber encontrado 120 ejemplos recientes que “violan la definición de la IAU, llamando a algo planeta incluso cuando la definición de la IAU dice que no es un planeta”.

Pero el estudio va más allá. Si el criterio cambia para Plutón, también debe hacerlo para algo que tambalearía las concepciones de la astronomía: el equipo sugiere que la Luna terrestre debería también ser considerada un planeta. Y con ella, las lunas de Júpiter y Saturno.

La propuesta ha sembrado la polémica entre los astrónomos. La Luna no cumple uno de los criterios de la definición de la IAU para los planetas: orbita alrededor de la Tierra y no del Sol. En el estudio, Metzer y compañía explican que para la definición de planeta no debería valer algo que no puede controlar el objeto. Si la estrella es muy grande, un planeta no podrá cambiar su órbita alrededor de él.

El criterio que sí aceptan de la IAU es el de que el cuerpo sea lo suficientemente grande y genere la adecuada gravedad como para tener forma esférica. Esa norma sí que la cumplen la luna terrestre y muchos de los satélites de Júpiter y Saturno. Se trata de una polémica que probablemente habrá de prolongarse aún.