No es perfectamente simétrico, y eso afectará la naturaleza de nuestro campo magnético a largo plazo, advierten investigadores

 

LONDRES.- Gran parte de por qué no sabemos casi nada del núcleo de la Tierra se debe a que no se pueden tomar muestras suyas. Situando a 5 mil metros por debajo de la superficie, la información que tenemos es resultado de siglos de observación sismológica y geofísica. Incluso hoy, lo único que tenemos son modelos de su comportamiento. Sin embargo, un estudio reciente de Cambridge y Bristol, en el Reino Unido, asegura que está creciendo a ritmos desiguales.

A diferencia de lo que nos enseñaron en la escuela, la Tierra no es exactamente esférica. Por el contrario, tiene protuberancias, picos y valles aunque parezca una bola azul perfecta desde el espacio. La misma tendencia parece estarse replicando en su interior.

Según escribe Jessica Irving, sismóloga de Bristol, “el núcleo del planeta se formó muy pronto en sus 4 mil 500 millones de años de historia”. La formación de la Tierra capturó mucho calor en su interior. Sin embargo, se ha ido perdiendo en el curso de su historia natural, lo que favoreció que se formara nuestro campo magnético.

Con la pérdida del calor paulatina, el núcleo de la Tierra se ha cristalizado por millones de años. Nuestro entendimiento anterior de esta estructura como esférica nos hacía pensar que crecía y se enfriaba a un mismo ritmo uniforme. Sin embargo, éste no es el caso: como no es una bola perfecta, se enfría y crece de manera desigual. Por esta razón, en regiones diferentes presenta ondas sísmicas distintas.

La investigación advierte que es muy probable que en miles de millones de años el campo magnético se pierda, ya que la naturaleza del núcleo de la Tierra está cambiando. Entre más sólido se haga, menos contaremos con este recubrimiento natural, que nos protege del Sol y de sus tormentas energéticas. (Muy Interesante)