NIZA PUERTO

En definitiva: Ni todos los gallos son malos, ni todas las gallinas ponen huevos.

Lo cierto que con el triunfo del PRI en Coahuila y en Hidalgo, uno ya no sabe si reír o llorar, ya no sabe si avanzamos o retrocedemos en materia político-gubernamental.

Lo que sí está muy claro es que se trata de un mazazo duro y en la cabeza al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien desde el día en que ganó las elecciones se le veía ciertamente sobrado.

Pareciera que el mismo presidente se creyó sus mentiras. Ha comprado y manipulado gente en las redes y eso le ha hecho creer que tiene a la mayoría de su lado, lo que hoy ha quedado constatado que no es así.

Pero antes que nada debo aclarar a los seguidores de AMLO que ni festejo ni celebro el triunfo del PRI. Se necesaria una desvergüenza muy grande el festinar que haya ganado el partido que tanto daño le causó a México.

Las elecciones en Coahuila y en Hidalgo han dejado una enorme lección al partido en el poder: Se pone realmente a trabajar, sin accionar su maquinaria de engaña-bobos todo el tiempo, o de lo contrario, Morena habrá sido sólo ave de paso.

Es tiempo de que el presidente llame a la unidad, que termine con el divisionismo que él mismo generó, que se dé cuenta que es el mandatario de todos los mexicanos y no sólo de quienes lo apoyan, lo adulan y lo alaban.

No pocos fueron quienes aseguraron que el PRI estaba muerto. Cierto es que quedó maltrecho tras el triunfo de AMLO; sin embargo, ha sido él mismo quien le ha dado vida, han sido sus seguidores quienes se han encargado de generar un encono tal que, pues, ahí están los resultados.

Esta columna no está a favor ni en contra del actual gobierno, por el contrario, quisiera que las cosas se hicieran bien, que cumpliera los compromisos; pero que le quede bien claro a los seguidores de AMLO que tampoco dejará de criticar las cosas que no se están haciendo bien ni a favor de la sociedad.

Y ojalá estos resultados sirvan de escarmiento para alejarse de una vez por todas de esa pose de todopoderoso, de mesías y que en realidad se ponga a trabajar de manera honesta.