Primera quintanarroense transgénero en obtener reconocimiento jurídico de identidad, urge a que los estados avancen en la protección de los derechos de las personas transexuales y de género diverso

SALVADOR CANTO

“Es necesario y urgente que los estados avancen en la protección de los derechos de las personas transexuales y de género diverso y enfrenten la discriminación basada en una mejor educación sexual”, planteó Alanna Cordero Santillán, persona transgénero que fue inscrita en la quinta posición como candidata a diputada plurinominal por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para el Congreso de Quintana Roo.

Aunque no sabe si llegará al cargo, expresó su beneplácito porque ahora la ley electoral ya obliga a los partidos políticos a que la comunidad LGBTIQ+ tenga un representante, de quien dijo, “tiene mucho trabajo por hacer, por el estado y desde luego por nuestro colectivo”.

En entrevista con El Despertador de Quintana Roo, hizo un llamado para que “ya no haya más agresiones, no más abusos, no más discriminación y sí más empatía y más respeto hacia todos”.

De Viva Voz, quien hace un año se convirtió en la primera quintanarroense en recibir el reconocimiento jurídico de identidad, pues antes llevó el nombre de Edson Alan debido al sexo que le fue asignado al nacer (varón), recordó todas las complicaciones que tuvo que pasar para lograr uno de sus objetivos, que fue ser registrada oficialmente como mujer.

Dijo que si bien tuvo una infancia tan normal como cualquier niño, pues le tocó jugar con carritos y robots, fue hasta que cursaba la universidad cuando tuvo un proceso de descubrimiento sobre su orientación sexual que si bien antes ya percibía, le era difícil porque vivió en un entorno familiar de ascendencia militar, con ideología machista y religiosa que en algún momento le generó mucho temor.

—¿Quién es Alanna Cordero Santillán?

Nací en la isla de Cozumel el 11 de septiembre de 1994; mi padre es yucateco y mi madre veracruzana; a partir de  la secundaria, prepa y universidad tuve que irme a estudiar a Chiapas y posteriormente a Tabasco. Estudié la licenciatura en comunicación, la cual terminé y regresé hace cinco años a Cozumel en donde continúe con labores de activismo social, levantando la voz por mi comunidad y mi colectivo, pues quien volvió a la isla fue Alanna.

—¿Cómo fue tu niñez?

Aquí voy a romper mucho el estigma o estereotipo que se habla sobre si los niños deben  jugar con carritos y las niñas con muñecas, porque ni eso, durante mi niñez estuve rodeada de carritos, robots y todo tipo de juguetes que le corresponden al género masculino, entonces fui muy feliz, nunca tuve un problema, nunca sufrí de violencia o discriminación afortunadamente y siempre me he identificado como una niña. El único detalle en mi caso es que yo vengo de una familia de ascendencia militar con ideología machista y religiosa y entonces han sido tres pilares que sí fueron complicados pero siempre estuve luchando por mi felicidad y por lo que yo consideraba que era lo que me hacía sentir cómoda.

—Hace un año ejerciste tu derecho y cambiaste oficialmente tu nombre y CURP para reflejar tu identidad actual ¿cómo te sientes?

Efectivamente, hace un año (31 de marzo del 2021) logré hacer el cambio de identidad de género que me permite tener documentos para aparecer con el nombre con el que yo me siento identificada como es el de Alanna Cordero Santillán. Entonces, fui la primera aquí en el municipio de Cozumel y hasta ahorita sigo con la lucha, estamos haciendo los trámites para los demás documentos que son necesarios, ya tengo mi acta de nacimiento, mi CURP, INE y voy por lo que sigue como es pasaporte, la visa, pero sabemos que es un proceso que lleva tiempo.

—¿Qué tan difícil fue tomar la decisión de ser mujer?

Mi proceso de descubrimiento se dio en la universidad, cuando estaba haciendo mi proyecto de investigación para mi tesis, en el capítulo uno yo abarco sobre lo que es la educación sexual, en donde ya entra lo que es el sexo, la orientación, el género, la identidad y ahí voy descubriendo ese abanico de posibilidades que una persona puede descubrir y es así como descubro lo que es el término transgénero, de una persona que no corresponde al sexo que se le asignó al nacer. Ahí me di cuenta de que toda mi vida me he sentido una chica y a partir de tener ya esa información que consulté, comienzo a buscar mucho más para saber qué estaba sucediendo con mi vida porque al final de cuentas la educación sexual en las escuelas no es completa, incluso en la universidad. Desde entonces comencé a ejercer más mi orientación, me comencé a dejar a crecer el cabello y poco a poco fui incluyendo prendas femeninas a mi guardarropa, aunque fue un proceso complicado porque tenía que tener también ropa de niño para que en mi casa no sospecharan y en ese lapso ya comencé con mi expresión andrógina, es decir, a cambiar mis rasgos de masculino a femenino y me ayudó que genéticamente yo siempre he sido delgada y entonces eso me ayuda mucho. Y fue ahí cuando entro a esa expresión andrógina, es cuando mi familia se comenzó a dar cuenta; sin embargo, yo siempre he sido independiente y he luchado por mis ideales. Mis cambios fueron lentos, no creas que fue de la noche a la mañana.

—¿En algún momento sentiste temor?

Sí, en este caso con los papás de mi abuelita con quien yo viví 16 años son militares, ella siempre ha tenido esa ideología y entonces a mí me daba ese temor de que si yo les decía mi situación en algún momento me dejaran de apoyar en mis estudios y en ese tiempo  sí tenía ese miedo de quedarme sola, porque al final de cuentas la comunidad LGBT es una familia que se apoya y entonces ese era mi mayor temor en esos momentos. Yo estaba estudiando la universidad, muchos gastos y la verdad mi familia me apoyó muchísimo, yo decía ‘si les digo cómo está mi situación me van a dejar de apoyar, qué voy a hacer, estoy a la mitad de la carrera’ y era un miedo por esa razón.

—¿Qué opinas de los movimientos de la comunidad LGBTQ+?

Creo que son esas plataformas que te permiten alzar la voz y visibilizarte de una forma adecuada y a esto, yo me refiero, que en nosotros está que nuestra orientación de identidad no tiene nada que ver con la estabilidad que tenemos como personas. Podemos realizar cualquier trabajo como personas normales porque al final de cuentas eso somos, tan normales como cualquier otro; que nuestra orientación o identidad sea distinta, no quiere decir que no podamos realizar acciones y estos movimientos nos ayudan a eso, a visibilizarnos pues han sido muchos años en que nos han marginado, sabemos que hay países en donde se considera la homosexualidad como una enfermedad y eso nada que ver. Creo que lo importante es que pese a todo, pese a los asesinatos, a la discriminación, seguimos luchando.  

—¿Consideras que todavía existe mucha discriminación hacia ustedes?

Muchísima, hay espacios en donde no podemos ni siquiera tener un trabajo digno; por ejemplo, hay empresas que se niegan a tener a una mujer transexual en la recepción porque creen que es una mala imagen, hay mucha de esa ideología todavía. Nosotros estamos luchando contra ello, es necesario que se cambie esa percepción, esa idea que existe, al final del día nosotras también tenemos la capacidad y la habilidad de hacer cualquier cosa que nos propongamos, creo que se ha demostrado que la comunidad es muy talentosa. Nosotros somos más que fiestas y mucho más que shows, somos seres humanos con capacidades de realizar actividades comunes

—¿Crees que los partidos han mal utilizado la bandera de la comunidad LGBTQ+ con fines políticos?

Definitivamente sí, creo que hay una deuda histórica enorme con la diversidad, porque cuando se trata de campañas políticas hablan para que estemos con ellos, hacen fiesta y cuando llegue el momento (de que lleguen al poder) dicen adiós. Y muchos (de la diversidad) se unen por la necesidad de las oportunidades más que nada, de tener un empleo, lo que les ofrecen y al final nos dan la espalda y eso ha sucedido mucho. Afortunadamente ya la comunidad está abriendo los ojos y está luchando por estos espacios dentro de los partidos políticos, dentro de empresas, dentro de instituciones, dentro de todo, ya no sólo somos objetos de atracción y ahora ya somos parte de los equipos de trabajo.

—¿Qué opinas sobre el hecho de que por el ley el IEQROO obliga a todos los partidos a incluir un candidato de la diversidad?

Yo creo que no se escucha bien el ‘obligar’, porque no debería de ser así, porque creo que al final de cuentas todas las personas que pueden acceder a un cargo político son eso, personas con la capacidad de desarrollar ese cargo, es un poco triste que sea obligatorio incluir a alguien, pero es completamente necesario; creo que cuando se necesite que alguien de la comunidad forme parte de, hay comentarios positivos y negativos, pero los negativos van directamente hacia la discriminación y a los crímenes de odio porque una cosa es la libertad de expresión y otra es un crimen de odio con un mensaje de desprecio, de muerte, yo creo que esos mensajes hacen que los espacios LGBT sean tan necesarios y no deberían de ser obligatorios. Sin embargo, al final de cuentas si lo vemos de ese lado de ser obligatorio, es muy bueno, porque ya hay un espacio para miembros de las diversas filas que conforman el LGBTQ+.

—Si llegaras a ser diputada, ¿cuáles serían tus propuestas en el Congreso?

Hay muchos temas, por años se lucha por los derechos de todas las personas, el derecho a la salud, hay muchas chicas, en este caso hay colectivos “trans” que por cumplir a ciertos estándares de belleza recurren a las inyecciones que a veces son aceites que sus cuerpos rechazan y pues no hay un espacio o una clínica a donde ellas puedan llegar a tratarse porque al final de cuentas es su decisión y no por eso no se les va a atender. También tenemos el tema del VIH que no es exclusivo de la comunidad, cualquiera está expuesto y sin embargo se debe de tratar porque estamos en el 2022 y todavía está el tabú de las personas que viven con ello. Está incluso el tema de la educación porque nuestra comunidad está en crecimiento y muchos están en edad escolar y en las escuelas no les van a permitir a las niñas “trans” llevar sus uniformes femeninos o a los chicos “trans” con uniformes masculinos; está el trabajo digno, están las personas que se dedican a hacer un show y están bajo un sueldo o una propina, pero cuando sucede este tipo de pandemia (como el COVID-19) pues pierden sus fuentes de ingresos. Entonces, hay muchas áreas en las que se puede abarcar y se puede trabajar, porque al final de cuentas es para beneficio de un ser humano.

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  • El pasado 31 de marzo se celebró el Día Internacional de la Visibilidad Trans.
  • Uno de los puntos de lucha es que los miembros de dicha comunidad cuenten con los espacios para que puedan expresar y enviar un claro mensaje de inclusión.
  • La palabra transgénero (o trans) se emplea para aquellas personas cuya identidad y expresión de género se diferencia de las que están típicamente asociadas con el sexo que les fue asignado que al nacer (por ejemplo, en la partida de nacimiento).
  • El término LGBTIQ+ está formado por las siglas de las palabras lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer. Al final se suele añadir el símbolo + para incluir todos los colectivos que no están representados en las siglas anteriores.