Texto leído durante la presentación del poemario Danza de la serpiente de Ángel Nimbé, el viernes 25 de octubre, en el Instituto Tecnológico de Cancún

Héctor Cobá

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Fotos: Facebook de Ángel Nimbé

 

El poemario Danza de la serpiente de Ángel Nimbé, su ópera prima, se mece entre la melancolía y la tristeza, líneas poéticas agresivas en un vaivén de dolor y daños, y a los que la autora debilita a punta de su estro poético lleno de sensualidad.

Su infancia la vivió en la hoy ciudad de Dzitbalché, del municipio Calkiní en el estado de Campeche, sitio donde desde los cacicazgos mayas, la guerra social de los mayas y la época revolucionaria sufrió ataques violentos que pudieron sobrellevar.

No hay poesía sin historia. Por suerte esta autora no heredó la violencia nativa, pero sí la belicosidad de las letras y palabras que transforma en mensajes poéticos. Si pensamos que ahora es una escritora cancunense, el salto de ciudad es natural a Cancún, cuyo nombre uno de sus significados es “olla de serpientes”, llega de Campeche, donde estudió la licenciatura en literatura, localidad que su significado de nombre es “Ah Kim Pech, lugar de serpientes y garrapatas”.

La coincidencia o no del significado, aceptado o no, de estos nombres, a lo mejor la poeta lo pensó, a lo mejor no, el nombre de su conjunto de poemas Danza de la serpiente. Un libro más que debe leer todo buen cancunense interesado en la literatura.

Eso sí el rasgo cultural, parte de sus raíces, del municipio Calkiní, “la garganta del sol”, conocida como el Atenas del Camino Real, sita entre Campeche, Campeche y Mérida, Yucatán. Calkiní, lugar de poetas y escritores, en maya, en español. Lugar de origen del bardo Ramon Iván Suárez Caamal, autor del himno a Quintana Roo, quien radica en Bacalar Quintana Roo, del poeta y narrador en lengua maya Jorge miguel Cocom Pech, que recibió el Gran Premio Internacional de Poesía en 2005; en 2016, obtuvo el premio Poeta del Año en The America’s Poetry Festival por el Instituto Cervantes de Nueva York y ese mismo año recibió también el Premio Internacional de Literaturas Indígenas de América. Calkinienses son también los poetas en lengua maya, ya connotados, Briseida Cuevas Cob y Waldemar Noh Tzec. Calkiní el de los Cantares de Dzitbalché escrito en el año 1440; el de Lorenzo Chim recién estrenado novelista con su vertiginosa y cinematográfica Garra de Jaguar, La historia detrás de la máscara. Hay muchos más nombres de creadores calkinienses, la lista es larga.

Esa es la raigambre de Ángel Nimbé, a sus escasos veintitantos.

Basta de historia; vamos a lo poético, a lo literario-periodístico:

 

“…apresar las letras

que escapan al suicidio”

 

Líneas del poema Noche giratoria junto con otras: “Todo es caos desde el día del orgasmo”, mensaje realista, reflexión amorosa de otros tiempos, que señalan la renuncia al otro, del que se fue…

En Epitafio de la página 17, de esta Danza de la serpiente vemos a la muerte disfrazada de epitafio, de un sentido de autodestrucción, ¿será qué dicho estado proviene de un disgusto con el personaje creado, con alguien real? La muerte de una vida debido a la polución provocada. Es otra lectura para adultos-adultos de Epitafio.

Contrario a Epitafio, la vida y la esperanza son notables en el segundo párrafo de Segunda canción para los días de la vida, cito:

 

“Días en que fatiga aguardar paciente

ver alargarse, madurar, la sombra

y esperar que el fruto salga a la luz.

En los que el invierno se hace al infinito

dentro de la cabeza

cansado de morder la noche en llamas”

 

Según Sully Prudhonme lo de Nimbé sí es poesía, ya que ella con sus versos logra el “objeto principal suscitar la admiración…” “…se halla en posesión del lenguaje…” y hace “…una contribución de imágenes…”. Tres características visibles en los poemas incluidos en el apartado La danza de las serpientes, de la página 21 a la 30.

Como hace el poeta Inosente Alcudia en De Candela, ahí cada poema parece dirigido a una sola mujer cuando son varias, Nimbé da manifestaciones de la presencia de un referente varonil, un ente imaginario, un superhéroe, ¿un muso, o varios?

Ella escribe, pergeña, decora la palabra, el verso y el mensaje, en el poema que así inicia Antes de la palabra fue la huella, donde también está la renuncia y el paso al olvido de aquél si es que así es.

 

“Antes de la palabra fue aquello

que la palabra rescataría

para escribir de nuevo

tu cuerpo lleno de signos

fue lo que dio bienvenida al mundo”

 

¿Quién diablos es Sully Prudhonme? Nada más y nada menos que el Premio Nobel de Literatura de 1901, poeta y ensayista de origen francés.

Ángel muestra su rechazo a la muerte “…quedémonos los dos guardados, (…) sin invierno ni muerte…”. Construye, trabaja, reconstruye el ideal varonil de sus afectos. ¿O es sólo el simple registro del recuerdo?

¡Termino! El arte poético de Ángel Nimbé posee tintes de erotismo y sensualidad, propios de Silvia Tomasa Rivera, Roque Dalton, Oliverio Girondo y Jaime Sabines, camino a lo cachondo, a lo mejor en sus futuros poemarios lo leeremos más.

Bienvenido este, inevitablemente cancunense, inevitablemente universal, toca al lector, al buen lector comprobar si este nuevo libro es digno de ser parte de los libros que todo buen cancunense, y los que no, deben leer, como Cancún todo incluido y Crónicas urbanas de Carlos Hurtado, Cancún visto desde Cancún de Héctor Aguilar Zaldívar, Cancún fantasía de banqueros de Fernando Martí y Diccionario para cancunenses de Ismael Gómez-Dantés.

Aprovechemos que todavía en México los escritores se han ganado el derecho a expresar lo que sienten, contrario a los de Polonia. Aprovechemos que en el país no se arremete contra la cultura y las artes, aunque haya casos fallidos, como lo hace el presidente de Brasil.