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RIGA.- El viajero que recorre el campo letón se sorprende a veces al ver una vaca de color azul claro o ultramarino, pastando tranquilamente entre el ganado ordinario de color marrón, negro o blanco.

Esta raza única, que estuvo al borde de la extinción en la era soviética, ha regresado en las últimas décadas como un improbable símbolo de la identidad nacional letona.

Mientras en 2000 sólo había 18 vacas azules en Letonia, ahora hay alrededor de 1.500, tanto pura sangre como híbridas.

La leyenda dice que toman su color del mar, pues nacen de color beige, pero su piel se vuelve azul y se hace cada vez más oscura con los años.

Cuando los comunistas llegaron al poder bajo la ocupación soviética, optaron por la producción masiva de carne y lácteos. Favorecieron por lo tanto otro ganado más genérico, lo que llevó casi a la extinción de la vaca azul.

Pero las cosas cambiaron gracias al teatro. Debido a que en los años 70 se hizo muy popular la pieza “The Blue One” de Gunars Priede, la original vaca retornó a la memoria popular, convirtiéndose en símbolo de la desaparecida identidad nacional y el gobierno ofrece ahora subsidios especiales a los dueños de vacas azules.

Las vacas azules producen menos leche que el promedio producido por vacas de otros colores, alrededor de 5,000 litros anuales por vaca, mientras las Holstein producen 8,000 litros anuales, pero su leche es más sana y nutritiva.