Un equipo de astrónomos alerta del ‘desplazamiento polar’, un fenómeno similar a un ‘yo-yo cósmico’ que habría ocurrido hace 84 millones de años

AGENCIAS

TOKIO.- Nuevas pruebas acreditan una inclinación planetaria en el pasado de la Tierra, en la que la capa exterior sólida del planeta pudo tambalearse o incluso volcarse en relación con el eje de rotación.

La nueva investigación dirigida por el Earth-Life Science Institute (ELSI) explica las condiciones en que se llegó a producir el fenómeno conocido como ‘desplazamiento polar’: el movimiento de un polo en relación con un marco de referencia fijo.

La Tierra es una bola estratificada, con un núcleo interno de metal sólido, un núcleo externo de metal líquido y un manto sólido y una corteza predominante en la superficie en la que vivimos. Todo esto gira como una peonza, una vez al día. Debido a que el núcleo externo de la Tierra es líquido, el manto y la corteza sólidos pueden deslizarse sobre él. Las estructuras relativamente densas, como las placas oceánicas subductoras y los volcanes masivos como Hawai, prefieren estar cerca del ecuador.

“Imagínese mirar la Tierra desde el espacio”, explica en un comunicado el autor del estudio Joe Kirschvink, del Tokio Institute of Technology’s Principle, donde radica el ELSI. “El verdadero desplazamiento polar se vería como si la Tierra se inclinara de lado, y lo que en realidad está sucediendo es que toda la capa rocosa del planeta (el manto y la corteza sólidos) gira alrededor del líquido, núcleo externo.” Aunque los científicos pueden medir el verdadero desplazamiento polar que ocurre hoy en día con mucha precisión con satélites, los geólogos aún debaten si se han producido grandes rotaciones del manto y la corteza en el pasado de la Tierra.

Kirschvink y sus colegas afirman que los datos italianos indican una inclinación de unos 12 grados del planeta hace 84 millones de años. El equipo también descubrió que la Tierra parece haberse corregido a sí misma: después de inclinarse de lado, la Tierra invirtió su curso y giró hacia atrás, para una excursión total de casi 25° de arco en aproximadamente cinco millones de años. Ciertamente, esto fue un “yo-yo” cósmico, explican los científicos.