ROBERTO HERNÁNDEZ GUERRA

 

Quienes no conocen al Presidente de la República  no comprenden la razón de sus decisiones y se muestran sorprendidos ante los recientes “destapes” anticipados de aspirantes  a sustituirlo en el año 2024. Desde luego que sus opositores del “frente conservador” y sus malquerientes de los medios de información tradicionales, estarán frotándose las manos estableciendo hipótesis diversas. Sucesión adelantada es lo menos que han de decir, junto a la idea de que pierde las riendas del poder prematuramente.

Nosotros creemos que el ocupante del Palacio Nacional sabe lo que hace. Entre otras cosas busca disminuir la presión sobre su persona y sus decisiones enfilando la atención hacia otros actores políticos; de igual manera prueba el nivel de lealtad hacia el proyecto que hoy encabeza y por último “engaña con la verdad” al decir que “el solo destapa y que el pueblo es el que va escoger al candidato de su movimiento”.

Tres sucesos recientes, posteriores a la mención de potenciales candidatos a sustituirlo que él mismo hizo, han provocado que AMLO “tome el toro por los cuernos” y se autocalifique como “destapador”. El primero de ellos fue la repetición en eventos partidarios de la consigna, “presidenta, presidenta”, que aquellos que se autocalifican como “los puros” han repetido en eventos y con clara destinataria. La reacción no se hizo esperar dando paso a la “comida de amigos” realizada en un rancho del estado de México, donde el otro puntero de las especulaciones sucesorias habrá dicho a semejanza de Julio Cesar, “va mi espada en prenda, voy por ella”; recordemos que el general romano tomó en ese momento la decisión de cruzar el río Rubicón, límite que le había establecido el Senado  y marchó hacia Roma en busca del poder.

Un tercer evento, o más bien una serie de ellos, tienen como figura principal al Coordinador de los Senadores, de los mexicanos no de los romanos y  como características que quien se destapó por su cuenta no estaba en la lista del Presidente así como que ha sido cuestionado por su responsabilidad en las derrotas de MORENA en la ciudad de México. Diversas actitudes nos hacen pensar que su obsesión por contender lo puede llevar a buscar encabezar en la elección de 2024 a los opositores a la 4 T, aunque él diga otra cosa.

Pero para aclarar la opción que ha de tomar AMLO entre la disyuntiva de  afecto o conveniencia, ideología o pragmatismo, riesgo o seguridad en la continuación de su proyecto, recordemos una decisión similar que tomó en su momento el Presidente Lázaro Cárdenas. Y si de algo puede presumir Andrés Manuel López Obrador es de su conocimiento de la historia y del aprovechamiento de sus lecciones. La confirmación no solo la podemos encontrar en las constantes referencia de esta naturaleza que hace en sus “mañaneras” sino también revisando los libros que ha escrito. En uno de ellos, “El Poder en el Trópico” que presenta episodios políticos de su natal Tabasco al lado de los correspondientes nacionales, quizás podamos encontrar una pista de lo que piensa.

Nos dice Andrés Manuel lo siguiente en la página 683: “En 1940 la reacción se expresa con mucha fuerza en la elección presidencial. Ante la furiosa oposición de la derecha, el general Cárdenas tuvo que actuar con mucha cautela y posiblemente eso influyó para que decidiera apoyar la candidatura de Manuel Avila Camacho y no la del general Francisco J. Múgica con quien tenía más afinidad ideológica y representaba mayor garantía para continuar y profundizar la política social y nacionalista”.

Y aunque falta mucho tiempo para que tenga que tomar una decisión tan trascendente, estamos seguros que mirándose en el espejo de la historia asegurará la continuación de su proyecto de transformación.