Ahí el visitante degusta variadas botanas cantineras sin discriminación ni medida, en Campeche

Héctor Cobá

Fotos Héctor Cobá

La historia de las botanas de cantina en Campeche vive a través de muchos relatos, como el siguiente: la crocante cáscara de chicharrón (chichara para los conocedores) cuál cuchara se embarra de frijol colado, frito con su puyulito, grandiosa amalgama de sabores, con la cerveza oscura o clara de su predilección, en la cantina botanera, ¡en verdad! La Pelotera.

Primero lo primero, en la calle 61 número 95 entre 16 y 18, de las 12:00 a las 20:00 horas, de lunes a sábado, en el mero centro de la ciudad de Campeche. Si el día o la noche anterior dejó resaca, los clientes saben que ahí hay un reparador caldo de chilpachole de camarón (espeso y caliente) acompañado de sus tostadas de maíz fritas, cebolla, cilantro y limón, una salsita de chile habanero, ¡y a sudar!

A éste se le aúna una cascada de sabores diversos: raya (balá/sólo en temporada/) frita con tomate, remolacha en cuadritos con tiritas de cebolla blanca, papa con aceite y cilantro, rodajas de pepino cortadas a la mitad, chicharrón en salsa roja, salchichas curtidas, higadilla frita; las infaltables tostadas fritas de maíz, garnachas de masa bañadas con salsa de tomate y queso espolvoreado, cuadritos de mango sipón (casi maduro/sólo en temporada/), jícama, así como limón y sal. 

Entre la clientela del lugar es válida, y sobresale la equidad de género, mesas con sólo mujeres, mesas con sólo hombres, y mesas con mujeres y hombres, todos pueden beber cerveza oscura y clara, whisky, tequila, vodka, ron, acompañadas de la musicalidad del dúo norteño (acordeón y guitarra), canciones norteñas, guapachosas y de dolor; y la incansable rocola… 

Origen del nombre, se sabe que en la casa donde está este abrevadero vivieron una parte de los jugadores del equipo de béisbol Piratas de Campeche, ahí el primer día que se abrió para habilitarla como cantina, en uno de los cuartos había un bate de béisbol cubierto de mascotas o manoplas y muchas pelotas para jugar béisbol, por lo que se le dejó el nombre de La Pelotera al lugar.

La Pelotera, heredera natural del bar Paco el pobrecito, mejor conocido por sus clientes como Ojo de Pulpo u Ojo e’ Pulpo, el segundo fue un lugar bohemio y de poesía, de encuentro de reporteros y funcionarios de diferentes niveles.

Hijo del “Ojo de Pulpo”

En donde estuvo el bar de mi padre, la calle 61 entre 8 y 10, en el centro de la ciudad de Campeche, existía una cantina atendida por una persona que tenía un ojo malo, a él le decían “Ojo de Pulpo”, apodo que hereda mi papá y el lugar, datos que escuchó de niño en el año indicado, rememoró el hijo de don Carlos Gala, dueño de la famosa cantina Ojo de Pulpo Ricardo Gala, datos que escuchó de niño en el año 1979.

Tras el fallecimiento del señor del apodo, don Carlos desocupa el local donde tenía su cantina El Salvavidas, en la comunidad de Lerma. Abre un nuevo sitio en el centro de Campeche en el que trabajó dos años. De ahí se traslada al local donde estuvo el bar Paco el pobrecito-Ojo de Pulpo, que antes de ser cantina fue una mueblería, donde funcionó hasta el año 2010, por lo que se salió del lugar.

Así se llegó a la nueva sede: La Pelotera, en la calle 61 número 95 entre 16 y 18, don Carlos atendió a sus clientes nuevos y de antaño hasta el año 2015 que fallece. “Retoma el negocio mi hermano que lo atendió cerca de un año y medio, y por deudas con la distribuidora de cervezas se perdió”.

Del Ojo a la pelota…

Carlos Casas Hernández, quien administra La Pelotera desde 2016, esgrime: disfruto atender a los clientes y poder convivir con ellos los momentos que pasan en La Pelotera y sentir esa convivencia de amistad.

La idea de poner la cantina fue mía, pero la iba administrar mi suegro y él me sugirió servir diario chilpachole para los crudos, pero él se nos adelantó y me quedé administrando el negocio. Mi suegra el primer día me dijo, “da el caldo de camarón en chilpachole, vas a ver que está muy rico y les va a gustar”, recordó.

Con el paso del tiempo lo iba a retirar; aunque venían los clientes que preguntaban ¿y mi chilpachole?, así se quedó de fijo el chilpachole de camarón.

¿Antigua musa? Celia Martínez trabajó 15 años en el Ojo de Pulpo, en la calle 53 entre 8 y 10; quien, por cierto, trabajó dos meses en La Pelotera antes de noviembre de este 2021; ella afirma que tiene bellos recuerdos de, al menos, tres personajes que asistían al lugar de la calle 53, los reporteros Oscar Alberto Pérez García “El Campechano”, Carlos Reyes Alpuche “Chichan” y el licenciado Pedro Rosado Brito, los que llegaban con la vacilada de ¿cómo estás?, ¿qué hay de botana? Otro buen recuerdo es el de jugar el cubilete ahí en la barra de Ojo de Pulpo con don Carlos Gala y Enrique el barrista.

Martínez refiere que el bebedero cerró en el año 2009, y don Carlos se puso ayudar en La Luna, en la calle 51 entre 8 y 10, ya que él estaba viendo la posibilidad de abrir El Águila, en la calle 16, invirtió, pero después le dijeron que no y fue cuando abrió el bar de la calle 61, en el año 2011. Yo me quedé trabajando en El Chesmerito, donde comencé a trabajar desde el 2010.

Mágico Ojo de Pulpo

Prueba de que Ojo de Pulpo es mágico es el rescate de los poemas de Aníbal Egea por el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México  (UNAM) y de la Real Academia Española (RAE) Vicente Quirarte, de las paredes de la cantina, en la plaqueta literaria El cuaderno de Aníbal Egea: el número uno de la revista cultural Ojo de Pulpo que dirigió el poeta Enrique Pino Castilla; lugar inevitable de los escritores Rafael Ramírez Heredia y Hernán Lara Zavala; el doctor Manuel Gantús Castro (quien fue director de la excelente revista política Voces), uno de los parroquianos de Ojo de Pulpo fue el orador en la entrega del doctorado honoris causa al ensayista Quirarte por parte de la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), en 2017.   

De Gantús Castro se destaca que “Aníbal nos hacía partícipes con sus pláticas y silencios, la mayoría acerca del desamor y el dolor que ocasionan la ruptura. Siempre enamorado, a la vez desconfiado de la permanencia del ser querido y siempre esperando la partida, sin entender que era parte de su sino y que él mismo provocaba inconscientemente para que el dolor de esas heridas estimulara su estro y así pudiese continuar sus escritos, con la esperanza de algún día dejar de anhelar la dicha que infinidad de veces tuvo, y que no supo, o no quiso, que esa felicidad anclara profundo en su llagado corazón y desapareciera el ardor de la piel que el alma produce en el infortunio del adiós sin retorno”.

Como excelente cuentista de los libros El viejo y el niño y Rolo y otros cuentos Manuel Gantús juega con la realidad y la ficción. ¿Será Celia San Román, la Celia Martínez que trabajó en la antigua Ojo de Pulpo y en La Pelotera o sólo es un personaje suyo?

“Aníbal Egea (seis sílabas), ese personaje nacido en Colombia y dado a conocer por Vicente Quirarte (seis sílabas) sí fue cierto que estuvo en Campeche y dejó testimonios de su presencia, al aceptar el reto de escribir un poema en el cual, en cada verso, hubiera una palabra con jota. Asiduo comensal de Ojo de Pulpo y deslumbrado por la presencia de Celia San Román, un ángel transfigurado en mesera del Ojo de Pulpo, dejó muestra del poema en un sobre que Celia San Román conservaba prisionero entre sus pechos y que en alguna ocasión nos enseñó a ese grupo de la mesa con sus cuates de temporales: Vicente (Quirarte) y Nelson (De Vega)”.

En la edición de 1990, el número 12 de Cuadernos de Malinalco con la plaquette de Vicente Quirarte El cuaderno de Aníbal Egea, Quirarte en la página 7 señala “a Aníbal Egea se le vio por última vez en la ciudad de Campeche, en 1980, al salir de la cantina Ojo de Pulpo a casa de un amigo”.

Por otra parte, en la página 24 sobresale:

Para el amor cuatro letras,

también cuatro para Roma.

Que en ese espacio nos quepa

lo que llamamos gloria

y tarde o temprano

su caída será estrepitosa

Antes se acabe el mundo, México o Campeche, se ve posible la combinación de cultura, gastronomía, literatura, poesía. En el futuro el bebedero que apenas rebasa un lustro se ve como lugar de cultura y más… similar al café literario El Murmullo, el anterior restaurante La Parroquia, y, obvio, la finada Ojo de Pulpo/ Ojo e’ Pulpo hoy La Pelotera, una digna hija de esta última.  

Colofón

“…empecé a escribir una serie de textos que sentía que no eran míos, sino que eran nacidos de otra voz. Finalmente la voz del poeta siempre es diferente…,  …esa voz dice cosas que uno no está pensando o que no está reprimido por un súper yo, sino que ellos hacen lo que quieren. Esa es la maravilla de crear un personaje. Porque el personaje llega a tener más vida que uno. Cuando me preguntan: ¿existió Aníbal Egea?

Entonces yo digo, seguramente sí. Ya existe, ya tiene más personalidad que su creador”. Respuesta de Vicente Quirarte a la pregunta: En sus textos se enmascara, se desdobla en otros personajes. Uno muy común es el colombiano Aníbal Egea. ¿Quién es? ¿Qué posibilidades plantea esta técnica que también y tan bien desarrollan desde Fernando Pessoa a José Emilio Pacheco o Francisco Hernández, por ejemplo? Posible de consultar en la siguiente URL: http://www.asociacionaleph.com/images/CuadernosDeAleph/2016/11.pdf

Ojo de Pulpo, La Pelotera, Celia San Román- Martínez, Vicente Quirarte, Manuel Gantús Castro. ¿Realidad, ficción, mentira? Twitter: @HctorCob / Facebook: Héctor Cobá / hectorcobácc@gmail

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