Y de pronto las fronteras entre los países quedaron anuladas; las distinciones entre naciones y etnias dejaron de existir, tal y como lo soñaba John Lennon en la letra de “Imagine”

Y de pronto las fronteras entre los países quedaron anuladas; las distinciones entre naciones y etnias dejaron de existir, tal y como lo soñaba John Lennon en la letra de “Imagine”, pero no fue la hermandad entre la humanidad que permitió tal hazaña, sino una enfermedad infecciosa que ha provocado este 2020 más de un millón de muertos en el mundo.

Pero la pandemia del coronavirus Covid-19 también ha provocado ese sentimiento al que apelaba Lennon en su canción: la solidaridad entre las naciones. Así lo considera Rita Balderas Zavala, profesora de Sociología en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.

De acuerdo con la especialista, el virus ha permitido que países considerados antagónicos unan esfuerzos en busca de la vacuna contra el Covid-19 y la ofrezcan al mundo entero, como el caso de Rusia, o que incluso se ofrezcan para cubrir cuotas a organismos tan necesarios como lo hizo China con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pese a que persisten conflictos bélicos en muchas zonas del planeta, a diferencia de lo que ocurría en los años 70, cuando se publicó “Imagine”, el avance es visible en la cuestión del entendimiento entre naciones. La polarización entre los bloques hegemónicos de esa época (capitalismo y comunismo) prácticamente ha desaparecido e incluso los acuerdos se dan en organismos que aglutinan naciones tan distintas como la OPEP.

En cuanto al tema religioso, igualmente se registran avances, considera la profesora Rita Balderas, pero la humidad se encuentra todavía lejos de esa utopía señalada en “Imagie”. Destaca avances significativos en la religión hegemónica de Occidente, el catolicismo, cuyo líder, el Papa Francisco, ha mantenido acercamientos con patriarcas de otros cultos y ha mandado señales de apertura con las personas homosexuales, pero aún no se puede hablar, ni mínimamente, de un mundo sin religiones.

El activismo de John Lennon, quien puso su prestigio como rockstar en favor de luchas como el pacifismo y los derechos de las mujeres, no fue una apuesta equivocada, y si no hubiera sido asesinado hace 40 años, muy seguramente seguiría buscando con sus canciones un mundo mejor.

Y fue Yoko Ono, japonesa que vivió los horrores de la Segunda Guerra Mundial, la clave para la conversión de Lennon, ella atesoró valores tan importantes como la paz, destaca Balderas, y ya es tiempo de dejarla de ver como “la mala de la película”. Ella fue el motor para Lennon para involucrarse en esos temas.

“Lennon es pionero en la reivindicación de los derechos de las mujeres, del medio ambiente, de la comunidad LGTB, de otros temas postmaterialistas que actualmente están ocupando las discusiones en todo el mundo; él dio ese salto al convertirse de un artista a un activista”, señaló.

También “era un visionario, tenía muy claro hacia dónde tenía el mundo que caminar, no como una visión evolutiva, sino como una alternativa para organizarse, para convivir”, y en esa postura el papel de su esposa es determinante.

Y es que Yoko también es víctima del acto absurdo del 8 de diciembre de 1980. Perdió a su esposo y al padre de su hijo, que en ese entonces apenas tenía 5 años; y ella ha sido determinante para mantener el legado de Lennon.

Cuando en 1981, apenas seis meses después del asesinato de John, publicó el disco Season of Glass, cuya portada es la foto con los lentes ensangrentados del músico, lanzó un mensaje de valentía denunciando lo irracional de la violencia en un país donde el apego por las armas de fuego permite que sea más sencillo conseguir una de ellas que lograr el uso de un derecho legítimo, finalizó.