DE VIVA VOZ

SALVADOR CANTO

Se han dejado crecer las problemáticas que padece la ciudad desde su nacimiento por la mala planeación de sus creadores, entre empresarios para quienes todo es dinero y servidores públicos corruptos, deplora el tercer presidente municipal de Benito Juárez (1981-1984)

Quien diga que el Caribe Mexicano es el orgullo de la planeación miente, y que me perdonen porque eso no es cierto, ya que sólo se pensó en una zona hotelera muy bonita y en una ciudad pequeña para los trabajadores que llegaron con Fonatur (Fondo Nacional de Fomento al Turismo), pues se olvidaron de los albañiles, de los meseros, las camaristas y toda la gente que venía de otros estados en busca de empleos y como resultado de eso, hoy se tiene una ciudad con un cúmulo de problemas, y que a sus 50 años sigue condenada a padecerlos por la bola de errores que comieron los supuestos padres de Cancún.

Lo anterior fue expresado en franca entrevista con El Despertador de Quintana Roo por el abogado José Irabién Medida, quien fuera el tercer presidente municipal de Benito Juárez durante el periodo 1981-1984, después de Alfonso Alarcón Morali y Felipe Amaro Santana, ambos ya fallecidos. Comentó que debido a las circunstancias políticas actualmente radica en Puebla desde el 2007, donde es titular de la Notaría Número 8.

“Mi último cargo público fue como director del Registro Público de la Propiedad en la administración de Félix González Canto, a quien le renuncié porque ya no encajaba con los muchachos irrespetuosos y eso no lo puedo tolerar porque yo tengo dignidad y no sirvo para florero”.

También habló de cómo, cuando fue presidente municipal, se desmoronó la buena relación que tuvo con el entonces gobernador, pues “en algún momento alguien le metió otras ideas y sintió que yo era su sucesor y me bloqueó recursos, incluso para el pago de la nómina en la presidencia municipal, pero supe resolverlos; ahora, con Carlos Joaquín jamás he cruzado palabras, no es mi amigo y no soy su amigo porque yo no soy de su afecto”.

En cuanto al problema de la recolección de la basura que existe en Cancún, Irabién Medina, quien confesó que sí pensó en algún momento llegar a ser gobernador de Quintana Roo, opinó que concesionarla es un grave error porque el municipio hoy en día cuenta con dinero suficiente para atender su responsabilidad; sin embargo, subrayó que eso solamente refleja que las anteriores administraciones han manejado inadecuadamente los recursos.

“Hay que decirlo claramente, muchos presidentes han saqueado al municipio y así no puede ser, llegaron sin nada a Quintana Roo y hoy están forrados de dinero que seguramente no es de sus ahorros o de una herencia familiar porque esos son cuentos chinos, aquí la realidad es que se han robado el dinero y han dejado endrogado al Ayuntamiento”, acotó.

Sobre el envejecimiento prematuro del Caribe Mexicano, dijo: “cuando un niño nace enfermo toda su vida va a tener problemas y Cancún nació con problemas y esos se ha ido acrecentando, el Plan Maestro estaba diseñado para cierto número de cuartos y cierta infraestructura, pero desafortunadamente la corrupción ha permitido que exista el desorden que se tiene actualmente”.

Finalmente, en el ámbito de la política, sobre el tema de las coaliciones, principalmente de partidos que han sido rivales toda la vida como el PRI, PAN y PRD, expresó que “son puros intereses, estos tres partidos son como el agua y aceite que se juntan para confrontarse con Morena que también es un instituto de renegados procedente de todos los partidos; ahora las cosas no son como antes, en donde había ideales y convicciones”.

 

—¿Cómo se describe José Irabién Medina?

—Soy amigo de mis amigos y he tratado a través de los años dentro de la administración pública de ser siempre una persona honesta y aquí me voy a robar una frase de Pedro Joaquín que me gustó mucho y con la que coincido totalmente, de que yo vivo para la política, no vivo de la política.

 

—¿Cómo y cuándo llega a Quintana Roo?

—Yo nací en Quintana Roo, accidentalmente en Chetumal porque mis padres vivían en Bacalar y mi mamá acudió a la capital a dar a luz, pero enseguida retornó. Viví mis primeros tres años de vida en Bacalar, en lo que es ahora la casa de la cultura de dicho municipio que era la casa de mi abuelo.

En resumen, soy nativo de Quintana Roo; sin embargo, cuando yo tenía siete años mis papás se vinieron a Puebla y acá estudié mi primaria, secundaria, preparatoria y mi carrera. Regreso a Quintana Roo cuando se convirtió en Estado, gracias a la invitación que me hizo el entonces gobernador, Jesús Martínez Ross, quien tuvo esa atingencia de hacer que regresáramos los nativos para incorporarnos al servicio público.

 

—¿Qué cargos públicos ha ocupado?

—Fui el primer director jurídico del Gobierno del Estado en 1975, posteriormente el primer secretario de turismo del estado y cuando el licenciado Pedro Joaquín deja la secretaría de gobierno para ser diputado federal, yo asumí como secretario general de gobierno. Luego de concluir la administración del licenciado Jesús Martínez Ross, fui candidato a presidente municipal de Benito Juárez y gané las elecciones.

 

—¿En qué momento tomó la decisión de ser presidente municipal y cómo asumió ese compromiso?

—Esa una historia para mí muy bonita y enriquecedora, pues propiamente escogí yo ser presidente municipal. El candidato a la gubernatura de aquel entonces, Pedro Joaquín Coldwell, me invitó a Cozumel y me preguntó qué quería ser y yo le dije que presidente municipal y por eso fui.

 

—Como el tercer presidente municipal de Benito Juárez, ¿cuáles fueron sus principales retos, proyectos y cómo se manejó el presupuesto para Cancún de aquella época?

—Era incipiente, había todo por hacer. Para empezar Benito Juárez era el último municipio pobre, y lo digo porque se vivía del presupuesto que nos asignaban, no cobrábamos el predial. El siguiente presidente municipal tuvo suficientes recursos para hacer las obras y todo lo que pudo hacer porque recibió una enorme cantidad de recursos al cobrar por primera vez el municipio un impuesto predial.

Yo recibí un municipio apenas desarrollándose, muy pobre, con un crecimiento salvaje al 25% anual, era como el niño chiquito al que le compras un pantalón y al mes ya no le queda. Empezamos en penurias y sin dinero, con mucha demanda y desorden.

 

—¿Cree que Cancún es un gran ejemplo de planeación?

—Quien diga que Cancún es el orgullo de la planeación miente y que me perdonen los que lo digan, eso no es cierto, es mentira, porque se pensó en una zona hotelera muy bonita, se pensó en una ciudad pequeña para los trabajadores de Fonatur, pero se olvidaron de los albañiles, de los meseros, las camaristas y toda la gente que estaba viniendo en busca de empleos y eso provocó que iniciaran los asentamientos irregulares y comenzó en lo que se llamaba la colonia Puerto Juárez, que también era un desorden terrible, en donde había personas que vendían los lotes en breña, eran invasores profesionales.

Hubo algo que pudo aliviar esa presión que teníamos y eso fue el mantener una presencia constante con la gente, hacíamos nuestras reuniones constantemente con vecinos, había ese acercamiento de la autoridad con ellos y se les daba respuesta para ser gestores ante el gobierno del Estado y la federación.

Yo siempre lo he dicho: los dueños de Cancún (pobladores) éramos los pobres y el invitado (Fonatur) era el rico, y entonces teníamos casi que suplicar apoyos, y sí nos ayudaron a resolver algunos problemas.

Sin embargo, trabajamos bien con ellos, pues entendieron que había que respetar a la autoridad y cada vez que iban a hacer una obra nos preguntaban, porque los permisos los otorgaba el Ayuntamiento y no tuvimos conflictos, atendimos los problemas que teníamos que resolver como autoridad.

No podíamos permitir que la zona hotelera no tuviera servicios de basura adecuada al igual que la ciudad; un grave problema por un mal trazado de la ciudad era la falta de retornos, pues los camiones no podían pasar, además las patrullas no podían circular y por eso tuvimos policías en bicicletas.

 

—¿Entonces desde los inicios, la planeación de Cancún fue mal hecha? 

—Claro que sí, las calles mal hechas, una ciudad condenada a sufrir permanentemente inundaciones cada vez que llueve, entonces ¿cómo es posible que en una ciudad en donde no había nada, no se hiciera desde ese momento el drenaje?, ¿por qué condenaron a una ciudad a no tener drenaje?, ¿por qué olvidarse de que iba a haber trabajadores que necesitaban viviendas? Y todo eso fue una bola de errores tras errores que se cometieron por los supuestos padres de Cancún y cuyas consecuencias se padecen hasta la fecha porque lo que no se hizo desde el inicio obviamente va a persistir, no es posible que hayan puesto calles de cemento sin drenaje y entonces los pozos que se han hecho como una bolsa de Sabritas se tapan.

 

—Como presidente municipal le tocó ser parte de la organización de la reunión Norte-Sur, ¿eso qué significó para Benito Juárez?

—Me tocó tener la suerte de ser el presidente municipal en la reunión más importante de la historia en ese momento porque se reunieron 22 jefes de Estado en un solo lugar. Para Cancún fue muy importante porque se hicieron obras, el gobierno federal invirtió recursos cuantiosos para darle infraestructura que no tenía la ciudad.

No teníamos televisión, para empezar; estaba la televisión rural de México y unos pocos privilegiados que podían tener el servicio de cable que tenía el ingeniero Eduardo Toledo.

Entró la televisión, se pusieron líneas de teléfono, se amplió el bulevar Kukulcán con el otro carril con el camellón, se amplió el aeropuerto y se hicieron una infinidad de obras, pero para mí, desde mi punto de vista, lo más importante fue que situó a Cancún en el mapa del mundo y desde entonces vino un boom tremendo porque todo mundo quería venir a conocernos.

Tuvimos un gran impulso de parte de los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo y ahí fue el “ábrete sésamo” y desde entonces comenzó a crecer Cancún, fue el parteaguas del desarrollo económico.

 

—Abogado, ¿cómo fue su relación con el entonces gobernador, Pedro Joaquín Coldwell?

—Yo fui, y lo puedo presumir y mucha gente lo sabe, el principal “joaquinista”, impulsando su candidatura, colaborando con él, y por eso él de alguna manera me premió y me dio a escoger qué es lo que yo quería ser.

Desgraciadamente, tú sabes que las intrigas palaciegas son muy duras, crueles y quienes estaban detrás tenían que ver la forma de pararnos porque veían en mí a su posible sucesor.

Entonces la idea era debilitar la relación que tenía con el gobernador, cosa que lograron, se debilitó nuestra relación y desde ahí mantuvimos una relación propiamente institucional; me castigaron mucho con los recursos, con decirte que a veces no teníamos ni para la nómina y para eso teníamos que pedir prestado al banco.

De hecho, algo curioso es que en aquella época había tres o cuatro bancos en Cancún, yo tenía muy buena relación con los directores, y entonces una semana me prestaba uno y le entregaba un cheque que no cambiaba inmediatamente y si no había fondos a la siguiente semana le daba el cheque de otro banco y así me la pasaba con dos o tres semanas sin que llegara el dinero del Estado y por eso la relación se volvió muy difícil y complicada y el secretario de finanzas era quien aplicaba el rigor oportunamente y dependíamos de ellos porque  no teníamos otro ingreso.

 

—¿Y actualmente tiene comunicación con él?

—Actualmente tengo una buena relación y comunicación, quiero dejar en claro que a su padre, don Nassim Joaquín, lo quise muchísimo, incluso dos semanas antes de fallecer lo fui a ver a su casa y con Pedro de vez en cuando tenemos alguna comunicación pero soy honesto, la gran amistad que tuvimos es difícil recuperarla, pero sí lo respeto.

Ahora con Carlos Joaquín, el actual gobernador, jamás he cruzado palabras, no es mi amigo, no soy su amigo, yo no soy de su afecto.

 

—A todo lo anterior, entonces ¿pensó algún día ser gobernador de Quintana Roo?

—Claro que sí, ¿quién no? En la administración pública yo ya había recorrido varios puestos importantes como secretario de gobierno y presidente municipal, fui delegado de Tláhuac en la Ciudad de México, por supuesto que sí pude haber sido gobernador. Pero aclaro que yo no soy un hombre frustrado, soy un hombre bendecido que he tenido lo que he querido y acepto que no se puede tener todo en la vida.

Hay que estar en el momento y en la hora oportuna, para la gubernatura no estuve en el momento y no hay que echarle la culpa a nadie, simplemente no se dio.

Pero sí me hubiese gustado, estaba yo suficientemente preparado para ser, creo, un buen gobernador, no como ha ocurrido con tan lamentables ejemplos.

 

—Por otro lado, en la actualidad Cancún enfrenta serios problemas con el tema de la recolección de la basura que le fue concesionada a una empresa, que fue intervenida por la presente administración por incumplimiento e ingresó una nueva que ha causado polémica. ¿Qué opina de todo este asunto y que hubiese hecho usted?

—Yo creo que la recolección de la basura no se debe concesionar; si algo tiene que hacer un municipio es cumplir con los servicios públicos y los debe otorgar el Ayuntamiento. Así que no me parece que se concesione, pues además hoy en día cuentan con suficientes recursos que ni soñando es lo que se manejó en nuestra época. Yo creo que han manejado inadecuadamente los recursos y hay que decirlo claramente, muchos presidentes municipales han saqueado al municipio y así no puede ser, llegaron sin nada a Quintana Roo y hoy están forrados de dinero que seguramente no es de sus ahorros o de una herencia familiar, porque esos son cuentos chinos, se han robado el dinero y han dejado endrogado al municipio y ese es el grave problema, por eso considero que los servicios públicos no se deben concesionar, sino que lo debe prestar el Ayuntamiento porque hay dinero, sólo que hay saberlo aplicar claramente.

 

—¿Cree que a sus 50 años de su fundación Cancún padece un envejecimiento prematuro y su infraestructura es obsoleta?

—Por supuesto, cuando un niño nace enfermo toda su vida va a tener problemas y Cancún nació con problemas y esos se han ido acrecentando, pasan los años y no se ha cumplido con los planes de desarrollo urbano; el Plan Maestro estaba diseñado para cierto número de cuartos y cierta infraestructura, pero desafortunadamente la corrupción ha permitido que crezcan a demasiados pisos los hoteles y que haya demasiada demanda para lo que realmente se puede ofrecer, y por eso el bulevar Kukulcán hoy es un problema terrible.

En la parte donde está un supermercado en la zona del Party Center se debió hacer un canal para conectar el mar con la laguna, pero fue un tema que se dejó y se soslayó y optaron por vender el terreno y hoy la laguna está podrida.

Ahora, ojalá que se pueda concretar el proyecto del puente de la Laguna Nichupté, que es un sueño acariciado durante tantos años, porque eso ayudaría mucho a Cancún.

Hoy la infraestructura es de pésima calidad, el plan y el desarrollo de la ciudad, sobre todo en las primeras supermanzanas, está mal hecho y está pensado para otra ciudad, no para Cancún; obviamente cada año envejece más y hay que renovarla, porque además Cancún y todos los 8 mil kilómetros de costa de nuestro estado le aportan mucho dinero a la federación, entonces la misma federación debería estar preocupada de mantener adecuadamente los destinos, pero desafortunadamente el gran problema que tenemos los mexicanos es que somos muy voraces, entre empresarios para quienes todo es dinero y servidores públicos corruptos, eso es lo que han propiciado.

 

—Si pudiera retroceder el tiempo, ¿Qué mejoraría o cambiaría José Irabién Medina de su administración?

—Es muy difícil considerarlo porque era otro Cancún, eran otros tiempos y distintas posibilidades económicas porque, repito, éramos de los municipios más pobres, yo hubiera hecho muchas cosas con los recursos que hay ahora. Creo que lo que debió haberse mantenido es una gran vinculación con la ciudad y ojalá no hubiera habido tanto presidente ratero, esa es la verdad. Hay tantas cosas que quedan en el tintero por falta de recursos, pero lo que me gustaría mucho es que se hubiera seguido con la vinculación ciudadana que no se debió haber perdido.

 

—¿Actualmente en dónde radica José Irabien?

—Estoy en Puebla desde el 3 de enero del 2007, en donde tengo una notaría, pero siempre he estado vinculado a Quintana Roo y estoy pendiente de lo que pasa porque esa es mi tierra.

 

—¿Por qué se fue para allá?

—Las circunstancias políticas hicieron que tuviera que moverme y actualmente no regreso porque no se dan esas circunstancias.

En una ocasión Mario Villanueva me invitó a regresar a Quintana Roo, yo estaba en Tláhuac y le agradezco muchísimo porque eso me permitió vincularme y seguir trabajando en mi estado y acercar más la relación que teníamos Joaquín Hendricks y yo, con quien fui nuevamente secretario de gobierno, que por cierto sólo Arturo Contreras y yo hemos tenido ese cargo en dos administraciones distintas.

Pero para contestar tu pregunta, salí del estado porque me di cuenta de que ya no encajaba en ningún proyecto, desafortunadamente para Quintana Roo se rompió la vinculación en donde se trató de mantener el lazo entre la juventud con la madurez para que siguiera creciendo sanamente, y entonces pareciera que en lugar de haber ganado la gubernatura, quienes han gobernado últimamente ganaron la prepa.

Quiero decirte que yo renuncié al Registro Público de la Propiedad ante la sorpresa del gobernador Félix González porque ya no encajaba con los muchachos irrespetuosos y eso no lo puedo tolerar, porque yo tengo dignidad y no sirvo para florero.

 

—¿No cree que lo que me ha comentado tenga alguna repercusión?

—Yo me expreso abiertamente, afortunadamente para tener la lengua larga hay que tener la cola corta y yo no tengo un metro de terreno en los 800 kilómetros de costa del estado, ni en la laguna de Bacalar, no soy así, como dice Pedro Joaquín, yo trabajo para la política, no vivo de la política.

 

—Finalmente, ¿cómo ve el tema de las coaliciones de los partidos políticos, principalmente la del PRI con el PAN y PRD, que son de ideales completamente distintos?

—Todo ha cambiado, la política ya no es como se practicaba antiguamente, ahora son puros intereses. Lo estamos viendo con esta coalición de tres institutos que en la realidad son como el agua y el aceite, pero ahora se han unido porque tienen que luchar contra un partido (Morena) que se formó también de renegados de todos organismos, pues morenistas puros no hay y por eso ahora todos tienen que buscar la forma de encontrar un candidato que represente los intereses de todos y esa es la única forma que tienen.