Al ser el planeta que más cerca orbita del Sol, es también uno de los que recibe las temperaturas más altas, con niveles de hasta 400 grados centígrados

AGENCIAS

WASHINGTON.- No es ninguna sorpresa que Mercurio alberga hielo en su superficie. La sonda Messenger realizó este hallazgo hace a principios de la década pasada con sus observaciones del planeta más cercado al Sol. Ahora, un nuevo estudio explica cómo es posible que sea capaz de lograrlo.

Mercurio es probablemente lo más parecido a un infierno que tenemos en el Sistema Solar: se trata del planeta que más cerca orbita del Sol y uno de los que recibe las temperaturas más altas, con niveles que alcanzan fácilmente los 400 grados centígrados. Sin embargo, su ausencia de atmósfera y el tener polos ocultos a los rayos del Sol ha permitido que encontremos hielo en determinadas zonas de Mercurio.

Según diversos estudios publicados a lo largo de las décadas, el hielo ha llegado a Mercurio a través de asteroides que impactaron en el planeta. Si el asteroide cae en uno de los polos donde la luz del Sol no alcanza, se puede mantener para siempre solidificado. Ahora bien, hay más formas de que Mercurio tenga hielo precisamente gracias a las altas temperaturas.

Según indican los investigadores, los minerales de la superficie de Mercurio contienen grupos de hidroxilo (OH). Los protones del viento solar que alcanza Mercurio entran en reacción con estos grupos para liberarlos y hacer que choquen entre sí debido a la energía de los protones. Así es como se forman las moléculas de agua en forma de vapor que acaban circulando por el planeta.

Si parte de estas moléculas de agua acaban en los polos y atrapadas en algunos de sus cráteres se dan las condiciones para que se formen bloques de hielo. ¿Razón? Aquí las temperaturas descienden hasta -200 ºC. Al carecer de temperatura que regule el área, el hielo formado se queda de forma permanente para siempre. Se cree que este proceso ha compuesto “fácilmente hasta el 10% del hielo total de Mercurio”.