La Covacha del Aj Men

Claudio Obregón Clairin

Caminaba por la playa y me detuve un instante porque percibí que en cada amanecer, al igual que observando el desplazamiento de las sombras y atestiguando el envejecimiento, hacemos tangible la gran ilusión que llamamos tiempo.  Sentí un pequeño pellizco en mi tobillo izquierdo, rápidamente algo subió por mis pies hasta mi hombro y cuando volteé, me encontré frente a frente con mi maestro de astronomía “El Cangrejo Emiliano” quien a bote pronto me dijo:

Vas bien… síguele por ahí… finalmente y contra mis pronósticos, llegaste a una noble verdad… …la podemos resumir así: “El tiempo es una manera de interpretar al movimiento…”

(Emiliano lee mis pensamientos y no sé cómo logra aparece a mi lado como si estuviera platicando conmigo desde horas antes)

…hace 15 mil millones de años luz —continuó Emiliano— probablemente hubo una gran explosión que nombramos Big Bang, todo lo existente estaba concentrado en espacio infinitamente pequeño y de pronto explotó, desde entonces, las galaxias están expandiéndose entre sí y parece ser que todo en el universo tiende a separarse de lo que estaba antes a su lado…quizá, algún día, todo terminará separado de  sí mismo.

Pero entonces —pregunté— ¿de dónde salió la energía para crear al universo y ponerse a separar todo lo separable? Emiliano sacó de su bolsillo un trapo rojo, lustró sus lentes y me respondió: “Los científicos han descubierto que el vacío no está vacío… sino lleno de energía y hay suficiente energía en el vacío como para dar origen a este universo y a otros universos.”

Pero Emiliano, esa respuesta no responde mi pregunta ¿cómo podemos medir esa energía que dices que hay en el vacío y además, cómo se mueve?

Mira pedazo de basura cósmica, siempre quieres conocer el origen y los motivos así que escucha con atención: para realmente entender qué es qué y quién es quién, primero hay que saber que no todo es, como la mente nos dice que es…

Emiliano me pidió que nos detuviéramos un instante y recogió unas piedritas, las colocó en mi mano y me dijo: “lánzalas al aire…”  ahora observa cómo cada una de esas piedras llevaba una trayectoria definida y casi predecible –

Emiliano empezó a inflar un globo rojo y cuando concluyó, me dijo–: observa este globo, lo voy a soltar e intenta atraparlo —así lo hizo y no pude asirlo —jajajaja…— reía Emiliano y me siguió contando—: era imposible capturarlo porque al desinflarse, su trayectoria fue caótica y su dirección depende de factores como la cantidad de aire con el que lo inflé, el ancho del globo, la presión etc. El globo puede salir en cualquier rumbo y esto es lo que hace que un pequeño cambio en un lugar produzca grandes cambios en otro, es lo que hace que sea muy difícil predecir con exactitud el clima, ya que una perturbación en un lugar del planeta produce enormes perturbaciones en otro…

Guardamos silencio, luego Emiliano me sugirió que viera a las personas que nadaban y se ejercitaban, a las fragatas y a los pelícanos, a las iguanas y a los peces, luego me explicó: cada ser delante a tus ojos es diferente, cada uno de nosotros es capaz de sentir y, algunos, pensar algo que nadie haya pensado, de crear cosas nuevas, porque cada uno de nosotros tuvo una pequeña diferencia en el momento de nuestra gestación que nos hace totalmente únicos, diversos e irrepetibles…

Estas son algunas de las particularidades con las que cuenta nuestro universo —continuó—, pero pudo haber y quizá existirán otros universos que sean diferentes al nuestro y que sus particularidades y leyes físicas sean otras; sin embargo, esos universos, al igual que el nuestro, se forman de pura energía… en diferentes presentaciones, la encuentras en la luz de una estrella, en la piedra, en el agua, en los cuerpos, en tus pensamientos: todo es energía…

Emiliano acostumbra responder a lo que le pregunto pero sus respuestas no siempre son directas o muy claras, como que le gusta darle varias vueltas a la respuesta y además invita a la plática a otros temas que aparentemente nada tienen que ver con lo que me está explicando pero al final resulta que todo está relacionado… Entendí que todo es energía, que yo mismo y mis acciones somos eventos energéticos, únicos, irrepetibles y que pueden existir otros universos con otras leyes físicas y con otros seres pero tendríamos en común que somos energía en diferentes presentaciones. Con el ejemplo de las piedras y del globo rojo, comprendí que en nuestro universo, las leyes de la física pueden medir con certeza ciertos eventos que son predecibles pero hay eventos que dependen de tantos factores que entonces lo que se mide son las probabilidades en el caos… todo bien… pero… me preguntaba aún ¿de dónde salió la energía que empezó a mover a todo y a todos, bueno “hasta El Tiempo inició después de un movimiento” entonces ¿dónde estaba esa energía que todo movió? Pensaba en esas preguntas cuando Emiliano, me dijo:

“Puras conjeturas” —¿qué dices? Le pregunté y respondió—:  Que te la pasas haciendo puras conjeturas, quieres llegar al “origen de lo primero”, ubicarte antes de la nada para así entenderlo todo… ¡cómo gastas a lo tarugo tu energía! De verdad que eres un tipo raro ¿quieres saber qué había antes del primer movimiento? Bien… mira estimado remedo de pensador, todo está en expansión, cuando vemos el cielo nocturno observamos el pasado del cosmos pero al mismo tiempo y en este preciso momento, se están formando millones de galaxias y, al situarse tan distantes de nosotros, no podemos observar su luz…  de cada objeto celeste que observamos, existen 100 que no vemos pero sabemos que existen.

Es como si el universo fuera un mar muy grande y los astrónomos nos hemos ocupado en investigar sus olas; sin embargo, si nos asomamos al interior de ese mar, descubriremos asuntos aún más interesantes.

Una verdad que te puedo decir, es que esa fuerza original que estás buscando hasta “detrás del ropero de tu abuelita”, tiene que ver con la gravedad, la enigmática fuerza que condiciona en gran medida a la energía para que exista fricción y se produzca la luz….

Después de reflexionar lo que me decía Emiliano, le formulé la pregunta más lógica ¿Por qué hay gravedad?

Emiliano dio un suspiro, me miró de reojo, alzó la vista al cielo y luego me respondió: Escucha buscador de absolutos inconclusos… “lo que hacemos los científicos es describir fenómenos, pero las causas últimas como ¿por qué hay gravedad? No lo sabemos…  el asunto sustancial es que conocer el origen de todo o el porqué de la última razón es una obsesión que irremediablemente conduce a la infelicidad y al sufrimiento, ya que el centro es redondo y cuando llegas a él, terminas dando vueltas sobre un mismo eje.

Me quedé pensando en las palabras de Emiliano y después de un rato, giré mi rostro hacia donde estaba mi maestro de astronomía pero había desaparecido. Detrás de la roca en la que estábamos sentados, se asomó una iguana y le pregunté si había visto a Emiliano, me miró de perfil abriendo su ojo con asombro, me dio la espalda y se metió corriendo en un hueco debajo de la roca…

Las palabras de Emiliano retumban aún en mi cabeza: “una perturbación en una parte del planeta produce enormes perturbaciones en otra… eso hace también que seamos diferentes, que podemos pensar algo que nadie había pensado y crear cosas nuevas porque cada uno de nosotros tuvo una pequeña diferencia en el momento de nuestra gestación que nos hizo únicos, diversos e irrepetibles… el centro casi siempre es redondo y cuando llegas a él, terminas dando vueltas sobre el mismo eje…”

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