Es la única opción visible y posible para la recuperación económica a corto plazo luego de la pandemia, no sólo para México, sino para todo el mundo.
En consecuencia, el estado de Quintana Roo como principal generador de divisas turísticas nacionales –casi el 50%– se convierte en un tema de seguridad o prioridad nacional.
Antes de la pandemia los ingresos de este país estaban así en el 1,2,3: primero el que generaba PEMEX, hoy en bancarrota; luego EL TURISMO, al que hay que reorganizar de fondo, reconsiderando el turismo nacional; en tercer lugar se encontraban LAS REMESAS que envían los paisanos que viven y trabajan en los Estados Unidos, a las que hoy quieren imponerles impuestos de este lado para sostener el asistencialismo del presidente, y del otro lado (EEUU) impuestos para construir EL MURO.
En lo que a Quintana Roo respecta, el presupuesto federal para 2021 fue reducido en más de 200 millones de pesos, se notó el castigo.
La 4T sigue improvisando decisiones que tendrán serio impacto en el ánimo general, y si continúa la curva descendente en los niveles de aceptación del presidente, el pronóstico es de más pobreza, más inseguridad, más violencia y desobediencia civil en muchas regiones del país, que además ya las hay.
Diría doña Esa: “Mientras unos están viendo la tempestad y no se hincan, otros ante cualquier barbón se arrodillan”. Viva Cristo Rey. Se acabó el papel.