Cuando en el año 1927, Sigmund Freud escribió “El Porvenir de una Ilusión”, no podría haberse imaginado que 93 años después un diputado local de Morena en Quintana Roo le “corrigiera la plana” en la interpretación del fenómeno religioso. Este atrevido promotor de una nueva óptica sobre tal tema no es otro más que don Edgar Humberto Gasca Arceo, quien no contento con la polémica que generó con sus sucesivos nombramiento y destitución en la presidencia de la Gran Comisión del Congreso, se mete en “camisa de once varas” complicándose la vida innecesariamente. Corrijo, complicándosela también a su partido.

El padre del psicoanálisis consideraba en el texto arriba mencionado que “las representaciones religiosas provienen de la misma necesidad que todos los otros logros de la cultura: la de preservarse frente al poder hipertrófico y aplastante de la naturaleza” y a su génesis psíquica como “cumplimiento de los deseos más antiguos, más intensos, más urgentes de la humanidad”, en última instancia ilusiones, entendiendo por este término aquello que deriva de los deseos humanos y no como algo erróneo. Señalaba también como evidente que la religión ha prestado grandes servicios a la cultura humana, y ha contribuido en mucho a domeñar las pulsiones anti-sociales, aunque no lo suficiente y terminaba su ensayo con la aspiración de que perdiendo sus esperanzas en el más allá, y concentrando en la vida terrenal todas las fuerzas así liberadas, lograra el ser humano, que la vida se vuelva soportable para todos y la cultura no sofoque a nadie más. Desde luego, todo esto, al parecer esperanza fallida.

Pero don Edgar tiene otra opinión. En una iniciativa para reformar la “Ley para Prevención y Tratamiento de Adicciones” presentada a finales de mayo, propone considerar a la religión como una adicción, al igual que el juego, el internet o el sexo. En su exposición de motivos, el atrevido legislador señala que “consideradas como un problema de salud, las adicciones son enfermedades físicas y psico.emocionales o un trastorno debilitante que crea una dependencia o necesidad…”. Pero más allá de señalar las fallas de su análisis desde el punto de vista de la psicología, aquí queremos hacer notar el despropósito en función de la realidad política. Tal pareciera que entre los legisladores que responden a la “Cuarta Transformación” hay un selecto grupo que se turnan para que un día sí y el otro también, hagan propuestas irracionales que dejan muy contentos a sus opositores.

Pero por si no se acuerda don Edgar, le vamos a recordar la frase que expresara Andrés Manuel López Obrador durante su campaña electoral en referencia a su posición frente a la cuestión religiosa. El candidato de la alianza “Juntos Haremos Historia” dijo: “yo me hinco donde se hinca el pueblo”, retomando una frase atribuida al liberal Ignacio Ramírez “El Nigromante”, promotor de las Leyes de Reforma en el Siglo XIX.

A final de cuentas, si bien ya no cabe duda del porvenir de la ilusión que viene a ser el fenómeno religioso, vigente a pesar del tiempo, creemos que lo que está en duda es el porvenir político del diputado Edgar Humberto Gasca.