En medio del llamado desesperado del dirigente de la ONU, líderes de países claman, presumen y prometen en la 76 Asamblea General del organismo

 

AGENCIAS

 

NUEVA YORK.- Líderes del mundo se dirigieron al pleno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para exaltar los valores de la democracia (o del equivalente a una óptima forma de gobierno), presumir sus avances en el combate a la pandemia del coronavirus (o pedir apoyo) y comprometerse a reducir sus emisiones contaminantes (aunque tuvieran que recurrir a falacias).

Todo frente a la alerta lanzada por el secretario general, Antonio Guterres, sobre la necesidad de que las naciones “despierten” a una realidad que los rebasa.

“Estoy aquí para hacer sonar la alarma”, expresó ante decenas de jefes de Estado, tanto presentes físicamente como en línea, “nuestro mundo nunca ha estado más amenazado o más dividido (…) Nos enfrentamos a la mayor cascada de crisis de nuestra vida”, agregó, “la pandemia del Covid-19 ha sobredimensionado las desigualdades. La crisis climática golpea al planeta. La agitación desde Afganistán hasta Etiopía, pasando por Yemen y más allá frustra la paz. Un aumento de la desconfianza y la desinformación polariza a la gente y paraliza las sociedades”.

El presidente de la nación más poderosa del mundo, Joe Biden, se sumó al llamado de Guterres por el multilateralismo, y llamó a deponer las armas, ya que no son de utilidad para resolver los conflictos: “Nuestro futuro colectivo depende de nuestras acciones comunes (…) nuestras mayores preocupaciones no pueden resolverse con la fuerza de las armas”.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hizo varias afirmaciones engañosas o imprecisas durante su participación: aunque afirmó haber defendido siempre el combate al COVID y al desempleo de forma simultánea y con la misma responsabilidad, en varias ocasiones el Presidente minimizó la gravedad del virus, calificándolo de gripecita.