EL BESTIARIO

SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY     

Las historias sobre la mafia han fascinado al público y a los cineastas durante décadas. Expertos en cultura pop dicen que eso no es sorprendente dada la combinación de crimen, familia, violencia y el sueño americano…

El director de ‘Hellboy’ y ‘El laberinto del fauno’, Guillermo del Toro, publicó en su cuenta de Twitter un hilo en el que explica punto por punto, y mencionando otras cintas de culto, por qué la nueva película de Martin Scorsese es una “obra maestra”. Es difícil ser amante del cine y ser indiferente al más reciente estreno del cineasta neoyorquino. ‘El Irlandés’, con Robert De Niro como protagonista, y Al Pacino y Joe Pesci como coprotagonistas, no para de recibir halagos. Una historia de mafia basada en hechos reales que narra a través de la memoria de Frank Sheeran, los movimientos mafiosos liderados por Russell Bufalino y la desaparición del líder sindical Jimmy Hoffa. Con tres horas de duración, ‘El Irlandés’ fue estrenada en cines el pasado 21 de noviembre y desde el 27 de noviembre está disponible en el catálogo de Netflix. Un cineasta mexicanotuvo el privilegio de ver la cinta previo a su estreno, fue Guillermo del Toro. Comparándola con cintas de cineastas como Stanley Kubrick o Quentin Tarantino, concluye que es “una obra maestra” y que, si bien está disponible en el servicio de streaming, es de esas producciones que hay que verlas también, como una verdadera obligación, en una pantalla de cine. La película se conecta con la naturaleza epitafial de ‘Barry Lyndon’ (1975, Stanley Kubrick). Se trata de vidas que iban y venían, con toda su confusión, todo su drama, violencia, ruido y pérdida…, y cómo se desvanecen invariablemente, al igual que todos nosotros. “Fue en el reinado de George III que vivieron los personajes antes mencionados vivieron una lucha: buenos o malos, guapos o feos, ricos o pobres, todos son iguales ahora…”.

“Todos seremos traicionados y revelados por el tiempo -escribe Guillermo del Toro-, humillados por nuestros cuerpos, despojados de nuestro orgullo. La película es un mausoleo de mitos: un monumento funerario que puede aplastar los huesos debajo de él. El granito está destinado a durar pero aún nos convertimos en polvo en su interior. Es el anti ‘My Way’, canción tocada en todas las bodas de gángsters del mundo. Lamenta que hayan tenido más que unos pocos. El camino no se puede deshacer y al final todos enfrentamos el equilibrio. Incluso el recurso de voz en off hace que De Niro se quede sin sentido. La película tiene el sentimiento inexorable de una crucifixión, desde el punto de vista de Judas. Cada estación de la cruz está impregnada de humor y un sentido de banalidad y futilidad. Los personajes se presentan con sus epitafios emergentes superpuestos en la pantalla: ‘Así es como mueren’. Nunca pensé que vería una película en la que tomara partido por Jimmy Hoffa, pero lo hice, interpretado por Al Pacino, tal vez porque, al final, él, al igual que los Kennedy, representó también el final de una majestuosa época de postguerra en Estados Unidos. Joe Pesci supremamente minimalista. Maestro. Es como un agujero negro, un imán de planetas, materia oscura. De Niro siempre me ha fascinado cuando interpreta personajes que están golpeando por encima de su verdadero peso, o inteligencia, por eso lo amo tanto en ‘Jackie Brown’ (1997, Tarantino).

 

El público prefiere las historias de inmigrantes donde una persona pasa de la nada a convertirse en ‘El Padrino’ y en Marlon Brando

Una conexión interesante entre estos personajes: Pesci, que ha interpretado al monstruo maquiavélico, recupera una inocencia senil, un olvido benigno y el personaje de De Niro, que ha operado en un vacío moral, gana la conciencia suficiente para sentir una amarga soledad. Creo que se gana mucho si hacemos una referencia cruzada de nuestras transgresiones con cómo nos sentiremos en los últimos tres minutos de nuestra vida, cuando todo quede claro: recordamos nuestras traiciones, nuestras gracias salvadoras y nuestra insignificancia final. Esta película me dio ese sentimiento. Esta obra de Scorsese necesita tiempo, debe procesarse como un verdadero duelo. Aparecerá por etapas… Creo que la mayor parte de su poder se hundirá con el tiempo, y provocará un verdadero entendimiento. Una obra maestra. El corolario perfecto de ‘Goodfellas’ y ‘Casino’. Las historias sobre la mafia se han convertido en ofertas que Hollywood parece no poder rechazar. ‘El irlandés’ marca la última entrega de un género que ha fascinado al público y a los cineastas durante décadas. Expertos en cultura pop dicen que eso no es sorprendente dada la combinación de crimen, familia, violencia y el sueño americano.

‘El irlandés’ nos evoca la trilogía de ‘El Padrino’ de Francisco Ford Coppola. Estos dos títulos presiden la saga cinematográfica mafiosa. “Es un género que verdaderamente impacta esa zona óptima entre la fascinación por el crimen y dinámicas familiares con las que uno se puede identificar”, recalcó David Schmid, editor de “Violencia en la cultura popular estadounidense” y profeso en la Universidad de Buffalo. Es de esperar que el regreso de Scorsese al tipo de territorio italoamericano que exploró en ‘Buenos Muchachos’ y ‘Casino’ sea uno de los principales contendientes en los Oscar del próximo año. “En muchos sentidos, la mafia tomó Occidente como la gran epopeya estadounidense”, dijo Robert Thompson, profesor de cultura pop en la Universidad de Syracuse. “Se trata del asentamiento de la frontera urbana en lugar de la frontera geográfica, y también es una gran historia de inmigración”. Las grandes familias italoamericanas, a menudo reunidas alrededor de mesas llenas de pasta, le dan al público personajes fuertes a los que apoyar, incluso si están en el lado equivocado de la ley. “Las películas de la mafia también le dan un giro a la clásica historia de inmigrantes estadounidenses de llegar a un nuevo país, tener que valerse por sí mismo y trabajar duro para lograr sus objetivos…”.

Cuando la serie de HBO, ‘The Sopranos’, introdujo la noción de un jefe de la mafia emocionalmente conflictivo, profundizó el territorio moralmente ambiguo que habitan los mafiosos en la pantalla, pero que ayuda a hacerlos tan atractivos. La razón por la que estos mafiosos neuróticos resuenan con nosotros es que todos podemos relacionarnos con estar en un trabajo que no queremos hacer. Sin embargo, si bien la violencia es una parte clave del paquete, a menudo contiene menos violencia espeluznante que otras historias de acción. Si hicieras una película de mafia realmente explícitamente violenta, no sería tan popular entre la audiencia. El público preferiría dejarse llevar por lo romántico de las historias de inmigrantes donde una persona pasa de la nada a convertirse en ‘El Padrino’ y en Marlon Brando.

 

El poderoso director del FBI durante 40 años, Edgar J. Hoover, no tenía entre sus prioridades la persecución de la Cosa Nostra

Casi medio siglo después de su estreno, Robert de Niro logró reunir recientemente en Nueva York a una parte importante del reparto original de ‘El Padrino’: Al Pacino, James Caan, Robert Duvall, Diane Keaton y Talia Shire… Francis Ford Copola relató que la Paramount no creía en el proyecto porque pensaba que una película sobre mafiosos no iba a encontrar su público. Desde que los agentes del FBI irrumpieron en 1957 en la famosa reunión de Apalachin, donde se encontraban los principales representantes de las grandes familias del crimen organizado, la presencia de la Mafia en EE UU quedó al descubierto. Pero en los años setenta no se hablaba con tanta libertad sobre el tema como ahora. La Mafia era todavía bastante invisible. De hecho, el poderoso director del FBI durante 40 años, Edgar J. Hoover, no tenía entre sus prioridades la persecución de la Cosa Nostra, sino el desenmascaramiento paranoico de la infiltración comunista. Hoover falleció en 1972, justo el año en el que se estrenó ‘El Padrino’. Nada volvería a ser igual.

Como ocurre con otras obras maestras, pese a la improvisación, a las resistencias del estudio, a la capacidad para el caos de Francis Ford Coppola, el resultado fue una obra maestra y tal vez la película más influyente de la historia. ‘El Padrino’ se estudia en las escuelas de negocios y es utilizada por los políticos mexicanos y españoles. El líder del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, manifestó que “esperaba que la familia de Jordi Pujol, expresidente durante décadas de la Comunidad Autónoma de Cataluña en España, no se hubiese inspirado en ese tipo de obras”, refiriéndose a ‘El Padrino’. En una antigua entrevista, la fallecida guionista y escritora estadounidense Nora Ephron confesó que, desde tiempos inmemoriales, su plan de Navidad era ver ‘El Padrino I’ en Nochebuena y ‘El Padrino II’ en Fin de Año… Consideraba que mantener frescas las lecciones de la familia Corleone era imprescindible para la vida cotidiana. En nuestro convulso Quintana Roo, esta saga de la mafia siciliana parece que se convirtió en una guía para la vida cotidiana, para muchos políticos, empresarios y profesionales, implicados en investigaciones policiales y judiciales. ‘El Padrino’ nos sigue enganchando porque es el relato de un hombre que llega con lo puesto a América y consigue levantar un imperio, aunque pagará un precio enorme por ello. Lo tiene todo: amor, traición, amistad, familia, crímenes, poder… Pero, sobre todo, nos apasiona porque no importa la situación en la que nos encontremos: las secuencias y las frases de la saga de la familia Corleone siempre nos proporcionarán una respuesta.

Saber quién es el Clemenza de cualquier organización, ser consciente de que aquel que te convoque para la cita es el traidor, tener la capacidad de hacer ofertas que no se puedan rechazar, reconocer la diferencia entre las cosas personales y los negocios… Las enseñanzas que aportan los Corleone siempre son aprovechables. Una de las más importantes, especialmente útil en estos tiempos revueltos de guerras internas entre luz y taquígrafos, sigue siendo cuando su impulsivo hijo Sonny lleva la contraria a Vito Corleone en público. Cuando acaba la reunión, el patriarca le echa una bronca tremenda y luego le reprocha: “Nunca dejes que nadie de fuera de la familia sepa lo que estás pensando”.

 

Los ‘chorizos’ españoles descubiertos, incluido el cuñado de Felipe VI y yerno de Juan Carlos I, Iñaki Urdangarín, no piden perdón

Mucho peores que los protagonistas de ‘El Buscón’ de Francisco de Quevedo y la picaresca española del Siglo de Oro, hoy los corruptos son “muy respetados”, “reputados”, “afables”, “extrovertidos” e “intelectuales”, según la consultora KPMG… La Guardia Civil y la Poicía Nacional, junto con fiscales y jueces no paran de trabajar, con nuevas detenciones y procesos. No hay dinero para investigar en España. Todo se ha destinado a investigar a los desvalijadores de los fondos públicos. Ninguno de los ‘chorizos’ descubiertos, incluido el cuñado de Felipe VI y yerno de Juan Carlos I, Iñaki Urdangarín, se ha disculpado. Desconocen el pedir perdón a la sociedad, pues sus acciones en perjuicio de los bienes públicos, consideran que es un derecho que tienen por su ‘casta’ divina o terrenal. Lo que en unos países se consideran obsequios habituales del mundo de los negocios, en otros se perciben como casos claros de soborno inaceptables. Pese a toda la globalización del mundo económico que se haya dado, el nivel de incidencia de actos fraudulentos en el mundo de las empresas mantiene aún un gran componente de entorno, según el último informe de la consultora KPMG sobre esta materia, aunque sí hay un perfil común: el defraudador tiene entre 36 y 55 años (en el 70% de los casos), suele ocupar cargos de responsabilidad en las áreas de finanzas, operaciones o ventas y marketing y no actúa solo. No se les ve venir y gozan de buena reputación. “Dada la elevada proporción de defraudadores que son extrovertidos, afables, muy respetados, etcétera, cuesta imaginar que estos atributos puedan servir para identificar a quienes son propensos a la corrupción. Además, un gran porcentaje (39%) de los 596 defraudadores eran muy respetados por sus compañeros”, recoge el estudio. KPMG ha analizado la naturaleza de 596 casos de corrupción descubiertos en más de 80 países para elaborar este estudio, de los cuales varias decenas corresponden a España y México. En el que también habla de los servicios que la consultora ofrece para diseñar e implantar técnicas contra la prevención del fraude en las compañías.

KPMG es una red global de firmas de servicios profesionales que ofrece servicios de auditoría, fiscales y de asesoramiento financiero y de negocio en 156 países, incluido México. Es una de las cuatro firmas más importantes del mundo de servicios profesionales, las Big4, junto a PwC, Deloitte y Ernst & Young. En España, está presente desde 1971, cuenta con 16 oficinas y más de 2.700 profesionales. Ofrece servicios de auditoría, fiscales y de asesoramiento legal, financiero y de negocio. Sus oficinas centrales están en la Torre Europa de Madrid, situada en el Paseo de la Castellana. KPMG en México brinda servicios a clientes locales, nacionales y multinacionales a través de sus 152 Socios y más de 2.500 profesionales distribuidos estratégicamente en 17 oficinas ubicadas en las ciudades de mayor impacto para la economía nacional, entre ellas la nuestra, en el Boulevard Kukulcan, en la Zona Hotelera de Cancún.

 

El corrupto se considera un perseguido por las autoridades policiales, fiscales y judiciales. Todos ellos padecen de fiebres paranoicas…

El perfil del corrupto es sorprendente. ¿Por qué se defrauda? Tiene una sensación de estar infravalorado (17%); sensación de miedo (14%); sensación de estar mal remunerado (13%); y sensación de ira (7%). ‘Cómo el defraudador o el corrupto? Muy respetado (39%); afable (35%); extrovertido (33%); empresario o político reputado (23%); considerado como intelectual (22%). Si uno revisa cualquier portada de un periódico de tirada nacional en México o en España llama la atención que varios de sus titulares hacen mención al tema corrupción. También no pasa desapercibida la actitud de los corruptos. Ninguno de ellos pide perdón o excusas por su actuación sino que se considera un perseguido por las autoridades policiales, fiscales y judiciales. Todos ellos padecen de fiebres paranoicas… Afortunadamente, los jueces españoles, han comenzado a actuar contra esta lacra social, donde los políticos no son los únicos protagonistas, sino empresarios y constructores de pacotilla, que se creían intocables… Sus burbujas inmobiliarias, de infraestructuras, de energías renovables…, han tenido que ser ‘desinfladas’ por la inmensa mayoría de la población española, para superar una crisis motivada, en buena parte, por esos nuevos ‘Buscones’ de la vida española. “El Buscón” de Francisco de Quevedo y la picaresca del Siglo de Oro, hace casi cinco siglos atrás, es un ‘santo’ al lado de los ‘Bárcenas’ -ex tesorero durante dos décadas del Partido Popular, que presidía España con Mariano Rajoy- que fueron ‘paradigmas’ de la ganancia del ‘pelotazo’. Los ‘bandoleros’ del siglo XXI no leyeron las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo y Max Weber y apostaron por Mario Puzzo, escritor y guionista estadounidense descendiente de italianos, conocido como el literato de la mafia, especialmente por su obra maestra ‘El Padrino (1969).

Nicolás Maquiavelo nació en Florencia en 1469 y falleció en esta ciudad italiana en 1527. Diplomático, funcionario, filósofo político y escritor italiano, es considerado padre de la Ciencia Política moderna.1​ Fue así mismo una figura relevante del Renacimiento italiano. En 1513 escribió su tratado de doctrina política titulado ‘El príncipe’. Hijo del abogado Bernardo Machiavelli y de Bartolomea di Stefano Nelli, ambos de familias cultas y de orígenes nobiliarios, pero con pocos recursos a causa de las deudas del padre. Entre 1494 y 1512 estuvo a cargo de una oficina pública y visitó varias cortes en Francia, Alemania y otras ciudades-estado italianas en misiones diplomáticas. En 1512 fue encarcelado por un breve periodo en Florencia, y después fue exiliado. Aunque Nicolás Maquiavelo nunca lo dijo, se le atribuye la frase el fin justifica los medios, ya que resume muchas de las ideas contenidas en ‘El Príncipe’: solo el resultado justifica la acción, siendo además el creador del concepto de la razón de estado, fundamental en política. Que la patria se debe defender siempre con ignominia o con gloria, y de cualquier manera estará defendida”. Esto es algo que merece ser notado e imitado por todo ciudadano que quiera aconsejar a su patria, pues en las deliberaciones en que está en juego la salvación de la patria, no se debe guardar ninguna consideración a lo justo o lo injusto, lo piadoso o lo cruel, lo laudable o lo vergonzoso, sino que, dejando de lado cualquier otro respeto, se ha de seguir aquel camino que salve la vida de la patria y mantenga su libertad. Se considera a Maquiavelo como uno de los teóricos políticos más notables del Renacimiento, pues con su aporte se abre camino a la modernidad en su concepción política y a la reestructuración social. Decía que “si una persona desea fundar un estado y crear sus leyes, debe comenzar por asumir que todos los hombres son perversos y que están preparados para mostrar su naturaleza, siempre y cuando encuentren la ocasión para ello”.

Max Weber fue un filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo alemán, considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología y la administración pública. A pesar de ser reconocido como uno de los padres de la sociología, junto con Karl Marx, Auguste Comte y Émile Durkheim, Weber nunca se vio a sí mismo como sociólogo, sino como historiador; ​para él, la sociología y la historia eran dos empresas convergentes. Sin embargo, sobre el final de su vida en 1920, escribió en una carta al economista Robert Liefmann: “Si me he convertido finalmente en sociólogo, porque tal es oficialmente mi profesión, es sobre todo para exorcizar el fantasma todavía vivo de los conceptos colectivos…”.​ Sus trabajos más importantes se relacionan con la sociología de la religión y el gobierno, pero también escribió mucho en el campo de la economía. Su obra más reconocida es el ensayo ‘La ética protestante y el espíritu del capitalismo’, que fue el inicio de un trabajo sobre la sociología de la religión. Pero la recopilación Economía y sociedad, publicada póstumamente entre 1921 y 1922, es la suma más completa y sistemática de sus ideas y conceptos. Weber argumentó que la religión fue uno de los aspectos más importantes que influyeron en el desarrollo de las culturas occidental y oriental. En otra de sus obras famosas, ‘La ciencia como vocación, la política como vocación’, Weber definió el Estado como una entidad que ostenta el monopolio de la violencia y los medios de coacción, una definición que fue fundamental en el estudio de la ciencia política moderna en Occidente

 

Francisco Quevedo nunca reconoció ser autor de ‘La vida del Buscón, llamado don Pablos…’, por miedo a la Inquisición

‘La vida del Buscón’ (o Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños) es una novela picaresca en castellano, escrita por Francisco de Quevedo. El libro se publicó por primera vez en 1626, aunque circuló antes en copias manuscritas algunas de las cuales se conservan hoy en día. Quevedo nunca reconoció haber escrito “El Buscón”, probablemente para esquivar problemas con la Inquisición, y su silencio sobre esta obra, pese a estar la autoría fuera de toda duda, ha incrementado los problemas en la datación de su composición. Se han propuesto fechas que van de 1604 a 1620 y un proceso de reelaboración posterior en el que Quevedo estaría trabajando hasta cerca de 1640. El protagonista, Pablos, es segoviano, hijo de Clemente Pablo, un barbero ladrón y de Aldonza de San Pedro, dada a brujerías. Tenía un hermano de siete años que robaba a los clientes de su padre y que murió el angélico de unos azotes que le dieron en la cárcel. Entra a la escuela, donde conoce a don Diego Coronel, hijo de don Alonso Coronel. Allí Pablos hace amistad con su maestro el cual después de una relación estable, decide por un incidente en el tiempo de las carnestolendas y la vergüenza de que todo el pueblo lo juzgara por la condición de sus padres hace que entre al servicio de don Diego, al cual su padre don Alonso decide poner bajo el pupilaje del licenciado Cabra, clérigo avaro que los mata de hambre. Salen de allí delgadísimos y enfermos, hasta el punto de que los médicos mandan que nos limpiasen con zorras el polvo de las bocas, como a retablos, y bien lo éramos de duelos. Don Diego es enviado a Alcalá de Henares, a estudiar lo que le faltaba de la gramática, y Pablos lo acompaña como sirviente. Allí Pablos es víctima de las novatadas de los estudiantes, algunas bastante sucias, y se vuelve experto en engañar a los demás para conseguir lo que desea. Al saberlo don Alonso le pide a su hijo que vuelva a Segovia sin Pablos ya que ha oído de sus travesuras. El tío de Pablos, Alonso Ramplón, verdugo de Segovia, le comunica a éste que ha ajusticiado a su padre. Añade que su madre está presa en la Inquisición de Toledo, y probablemente será quemada en un auto de fe. Le invita a volver a Segovia, para aprender el oficio de verdugo con él. Pablos decide entonces volver a su ciudad, “con el fin de cobrar mi hacienda y conocer mis parientes, para huir de ellos…”.

 

Personajes locos disparatados consejeros del Rey, “Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres”

El segundo de los tres capítulos relata el camino desde Alcalá hasta Segovia, donde va encontrando personajes disparatados: un loco repúblico y de gobierno, esto es, un arbitrista que cree conocer los remedios para enderezar la marcha del país y quiere aconsejar al Rey para que, conquistando Amberes, seque el mar con esponjas. Luego, un diestro verdadero o maestro de esgrima loco, que habla constantemente de estocadas pero acaba huyendo ante un mulato. Topa después con un clérigo viejo, autor de malos versos, que ha hecho un librillo a las once mil vírgenes, adonde a cada una he compuesto cincuenta octavas, cosa rica. Después de despedirse del poeta, al pasar el puerto de Fuenfría, de Madrid hacia Segovia, se encuentra con un soldado matón y un ermitaño en un borrico. Llegan a la posada en Cercedilla y el ermitaño les gana, haciendo trampas en el juego. Luego se encuentran con un genovés rico, lo cual aprovecha Quevedo para burlarse de los banqueros genoveses que prestaban dinero a la Corona Española y luego se quedaban con la plata de América al exigir el pago del dinero. A la entrada de Segovia, ve a su padre al borde del camino, aguardando ir en bolsas, hecho cuartos, a Josafad, esto es, ajusticiado y descuartizado. Era costumbre en la época descuartizar a los reos a fin de que sirviesen de ejemplo y dejar sus restos a la entrada de los pueblos o villas. Llega donde su tío, pero no se hace verdugo, sino que recoge su herencia y se decide marchar a Madrid.

Don Toribio presenta a Pablos a una cofradía de pícaros y rufianes, con los que vive, en el tercer y último capítulo. Delatado el grupo, los detienen y llevan a la cárcel. Logra salir después de sobornar a todos, desde el carcelero hasta el escribano. Va entonces a una posada, donde se hace pasar por rico que lo disimulaba. Usa nombres falsos (don Ramiro de Guzmán, don Felipe Tristán). Pretende casarse con una dama (doña Ana), pero es descubierto por su antiguo amo, don Diego Coronel y acaba apaleado. Determina entonces ir a Toledo, donde nadie lo conocía. Forma parte de una compañía de cómicos, destacando en papeles de carácter y malvados. Después de dejar la compañía, se hace galán de monjas. De Toledo pasa a Sevilla, donde se gana la vida gracias a sus principios de fullero y los dados cargados. No obstante, acaba teniendo un incidente con la ley y tiene que acogerse a sagrado. Estando en la iglesia, intima con ‘La Grajales’ a la que propone ir a las Indias, a ver si mejoraba su suerte. No obstante, la novela concluye diciendo que no le fue mejor allí. Francisco de Quevedo, ante todo, busca lograr un intenso efecto de comicidad. No pretende el escritor destacar que ciertas acciones son éticamente condenables y que traen como consecuencia el castigo sino, en primer lugar, reír y hacer reír con ellas. Aparecen muchas malas acciones que quedan sin castigo. No hay digresiones moralizadoras, salvo la moraleja final: “Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres”.

“Me han dicho que pintas casas”. La frase, que titula el libro de Charles Brandt en el que se basa el guión de Steven Zaillian, valdría perfectamente para definir también la nueva película de Martin Scorsese, ‘El Irlandés’. Por un lado, suena a algo inofensivo, casi elegante: pintura, casas. Alguien que escucha algo de otro. Sin más, ¿no? ‘El Irlandés’ es la película más mesurada de los títulos gansteriles del neoyorquino, que ha decidido derivar la electricidad habitual de su narración a sentimientos más soterrados. Por otro, ese “pintar casas” significa que era un asesino a sueldo, ya que al disparar a alguien el chorro de sangre del balazo mancha, pinta las paredes y el suelo del lugar donde se comete el asesinato. Es Martin Scorsese. Siempre habrá sangre.

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