En Japón, los gatos son los animales más representativos de su cultura y su historia, por lo que representan un símbolo del pasado, presente y futuro nipón.

El gato es tan importante en la cultura y en la cotidianeidad japonesa que en algunas de sus islas habitan más felinos que humanos.

Desde los gatos del arte antiguo hasta ‘Hello Kitty’, no hay generación que no se haya vinculado a ellos. Seguramente lo hemos visto en miles de ocasiones en vidrieras, en hogares, en repisas o estanterías, y lo más probable hasta tengamos uno y no sepamos nada de él, más allá de que se trata del gato de la suerte.

Con una pata levantada con la que invita a pasar o bien saluda a los que pasan y todo Japón cree que traen buena suerte. Maneki -Neko significa literalmente el “gato que invita a pasar” una señal de buena fortuna o un deseo de éxito.

La leyenda cuenta que un día, un samurái que decidió tomar un descanso bajo un gran árbol cerca de un templo, de repente se topó con un gato que parecía saludarlo con la pata, invitándolo a pasar al templo.

El samurái lo siguió, entrando al templo en el momento justo en el que un rayo atravesaba el árbol en el que estaba descansando hacía unos minutos. De esa forma, el gato le salvó la vida. A partir de esta leyenda nace el símbolo de este gato de la buena suerte y el blanco fue su color original.

Todos portan un collar rojo, y no es por mera casualidad o por costumbre. Los libros más antiguos de cultura japonesa describen a un gato blanco con correa roja que lo lleva por el mundo como si estuviera encantado. Esa sería la raíz y el origen de los collares rojos que todavía podemos ver en ellos.

La mano con la que saluda tiene importancia, si lo hace con la derecha, traerá prosperidad y dinero y con la izquierda, atraerá visitas.

De una u otra forma el gato japonés de la suerte se impuso tanto como el verdadero en la sociedad posmoderna occidental, enviando un mensaje de prosperidad en lenguaje felino. (Infobae)