José Ángel, estudiante de 11 años, disparó con dos armas ilegales de su abuelo -preso y con 100 millones de pesos en bancos-, imitando a Eric Harris y Dylan Klebold, ‘enganchados’ con el videojuego “Natural Selection”…

SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY

Aunque no es la que más muertos se cobró, probablemente la de Columbine (Colorado) sea la matanza de estudiantes que mayor impacto haya ocasionado en EE UU. El 20 de abril de 1999, Eric Harris y Dylan Klebold, de 17 y 18 años respectivamente, entraron en su Instituto de Columbine, provistos con un arsenal de armas, y empezaron a disparar contra sus compañeros. Harris y Klebold asesinaron a 12 alumnos y a un profesor antes de acabar con sus propias vidas. La masacre quedó registrada en las cámaras del circuito interno de seguridad del centro. ‘Bowling for Columbine (titulada ‘Masacre en Columbine’ en México) es un film dirigido por Michael Moore. Ganó un premio Óscar a la mejor película documental y ha sido admirada y repudiada casi por igual. Se empezó a proyectar el 11 de octubre de 2002. El documental toma como punto de partida la masacre del instituto Columbine para realizar una reflexión acerca de la naturaleza de la violencia en su país. Michael Moore trata varios temas: la violencia en las escuelas estadounidenses, el uso de armas por parte de civiles y la ‘Teoría del Miedo’, integrante de la paranoia social norteamericana. Tras lo ocurrido en el Instituto Miguel de Cervantes, en Torreón, Coahuila, días atrás he aprovechado para volver a ver la cinta de Michael Moore y releer su ensayo “¡Todos a la calle!”. En este libro se analizan diferentes asuntos domésticos y a sus protagonistas, así como otros temas ‘calientes’ en política internacional norteamericana, durante décadas, como el comunismo nacionalista de Cuba y el apartheid de Sudáfrica. “Esos cubanos chapuzas” y “¡Libéranos Mandela!”, son los atrayentes titulares de estos dos capítulos.

Desde el punto de vista de Michael Moore, los estadounidenses viven absortos en el miedo y la ignorancia, causados principalmente por los medios de comunicación, y hace mucho énfasis en el hecho de que la única salida que encuentre la mayoría de la población sea la posesión de armas de todo tipo y que su comercialización sea tan natural que cualquier persona pueda adquirirlas en un supermercado. También expresa que ese tipo de idea es inculcada desde la infancia por influencia paterna, por los medios de comunicación… Moore recalca que la sociedad estadounidense posee el concepto erróneo “Por tener armas se es más responsable” o “Si no tienes armas eres negligente”… El cantante de rock Marilyn Manson dio su punto de vista en “Bowling for Columbine”, conforme a lo que se vio en la masacre de Columbine. Manson tuvo que cancelar parte de su gira por respeto a los fallecidos, ya que la influencia de los medios culpa a su música e incluso hasta su persona, de haber sido la chispa de inicio de aquel desastre. Sin embargo, expresado en palabras del mismo, deja una pregunta al aire sobre todo lo que ha pasado, incluido el hecho que el presidente Bill Clinton ordenó bombardear Kosovo el día de la masacre de Columbine, cuestionando: “¿Quién es más influyente, el presidente o Marilyn Manson?”. En los últimos momentos de la entrevista se dialogó lo siguiente: “¿Si pudieras decirle algo a los chicos de Columbine que les dirías? No les diría una sola palabra, escucharía lo que ellos tienen que decir, y eso es lo que nadie hizo”.

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Inclusive los creadores de South Park quienes también son originarios de Columbine dieron su punto de vista no solo de la cultura armamentista si no de la decadencia de la sociedad estadounidense debido al miedo, manipulación y represión por parte de los medios de comunicación incluso de la misma comunidad en general, hechos que los llevaron a crear esta serie satírica que hoy en día goza de fama mundial. South Park es una serie de televisión estadounidense de animación, creada por Trey Parker y Matt Stone para el canal de televisión Comedy Central y MTV. La serie está destinada al público adulto, y se caracteriza por satirizar con humor negro la sociedad, actualidad y cultura estadounidense a través de las historias y situaciones surrealistas que les suceden a sus protagonistas, cuatro niños (Stan, Kyle, Cartman y Kenny) residentes en un pueblo ficticio de Colorado que se llama South Park. También se muestra en el documental de Michael Moore un segmento animado donde se describe una breve recapitulación de la historia norteamericana, enfocándose a los antiguos peregrinos, quienes al sentirse inseguros e impotentes llevaron al territorio a un estado permanente de miedo; la llegada de los colonos hasta las épocas recientes, pasando por la época de la guerra civil y la esclavitud; el empresario armamentista de la época, Samuel Colt, la fundación de la The National Rifle Association (NRA) y la consideración como grupo terrorista al Ku Klux Klan, coincidiendo con la segregación racial que se dio en años posteriores causando la migración de los grupos de raza blanca a los barrios de los suburbios donde permanecen a salvo según sus ideales…

Del mismo modo, ‘Bowling for Columbine’ muestra la enorme contradicción en el pensamiento del sector pro-armas estadounidense teniendo estos como pensamiento fundamental que no hay ningún tipo de relación entre la masacre y las armas ya que estas fundamentalmente sirven para defender al pueblo estadounidense. Del mismo modo, en el documental se afirma que las muertes por disparo en los Estados Unidos se efectúan en manos de civiles y a causa de la pluralidad étnica, mientras que en Canadá, que también posee pluralidad étnica, el índice de muertes por disparo es mucho menor, ya que la gente no necesita armas para estar “tranquilos en sus casas”. Entre las personalidades que Moore entrevista en este documental, se encuentra el actor Charlton Heston, uno de los líderes de la Asociación Nacional del Rifle, quien huye vergonzosamente de la entrevista cuando se le pide una opinión sobre otro desastre ocurrido donde un niño de 6 años disparó un arma contra una niña de casi la misma edad. Michael Moore se limitó a dejar la foto de la niña fallecida evidenciando esa ignorancia de parte de este mismo actor quien también en sus películas ha usado armas de fuego al igual que otros actores de acción. De todas las prioridades que Estados Unidos tiene para su futuro, una de las más urgentes, pero de la que no se habla mucho, salvo en las horas o días posteriores a una masacre, es la del control de las armas de fuego, que causan más muertes en este país que ninguna de las guerras en que se ve envuelto. Durante los primeros cuatro años de la Administración de Barack Obama no se pasó ni una sola ley relativa al control de las armas. El expresidente demócrata sugirió algunas iniciativas al respecto para su segundo mandato, que no prosperaron, pero que han sido suficientes como para que el presidente de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), Wayne LaPierre, alerte sobre la existencia de un cerco contra la Segunda Enmienda…”.

El New Black Panther Party, un movimiento reivindicativo del ‘poder negro’, portará armas como símbolo de autodefensa. “Si es un Estado que permite portar armas a la vista, ejerceremos nuestro derecho de la segunda enmienda de la constitución porque existen otros grupos que amenazan con hacernos daño”, dijo Hashim Nzinga, el presidente del movimiento Nuevo Partido Panteras Negras. El movimiento, Nuevo Partido Panteras Negras para la Autodefensa en su nombre formal, fue fundado en 1989 en Dallas (Texas) con unos ideales centrados en torno al nacionalismo afroamericano, el odio hacia los blancos y la defensa de la raza negra, amenazada en Estados Unidos según su visión. Aunque el nombre del movimiento es casi idéntico al Black Panther Party de los años 60, miembros de éste han criticado duramente la filosofía de este movimiento, calificándolo de racista e ilegítimo. Los Panteras Negras originales emergieron en los años 60 como un grupo nacionalista afroamericano de ideología socialista. Como grupo de autodefensa, los líderes consideraron que la única manera de luchar por su libertad era a través de las armas, distanciándose de la estrategia pacífica que utilizó el reverendo Martin Luther King Jr. En el Estado de California, los Panthers se establecieron como un bastión importante y atractivo para la comunidad afroamericana y su posesión de armamento obligó a los políticos estatales a limitar las leyes que permitían portar armas a la vista, por miedo a ataques por parte del grupo militante.

En los Juegos Olímpicos de México de 1968, en la ceremonia de entrega de medallas de la prueba de los 200 metros lisos, Tommie Smith (medalla de oro) junto a su compatriota John Carlos (medalla de bronce) agacharon la cabeza y levantaron un puño en alto con un guante negro mientras sonaba el himno estadounidense como símbolo del movimiento Black Power y en protesta por el racismo en Estados Unidos y el Apartheid en Sudáfrica. Peter Norman, un australiano medalla de plata en la misma prueba les apoyó pegándose a la altura del corazón un adhesivo del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos. Este gesto provocó que fueran expulsados de sus respectivos equipos y tuvieran que abandonar la villa olímpica. Smith y Carlos, al volver a su país , fueron tratados como delincuentes y no encontraron trabajo durante muchos años. Aunque los dos atletas negros no tenían alguna relación con el Partido Panteras Negras, por esta acción la prensa de aquel tiempo los consideró extremistas, y se los ligó erróneamente con los Panthers. Norteamérica adora las armas. Esa es una realidad. Un 69% de la población confiesa haber disparado alguna vez y un 47% reconoce que tiene al menos un arma en su casa, según encuestas de Gallup. Pero la cultura de las armas, conectada a las raíces de esta nación, ha sido también utilizada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el principal lobby del sector, para la defensa de un negocio muy lucrativo que ha crecido desproporcionadamente en los últimos años. La Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana, que reconoce, según algunos, incluido el actual Tribunal Supremo, el derecho a poseer armas de fuego, fue redactada por James Madison, un sureño, socio de Thomas Jefferson, para mitigar las sospechas de sus paisanos sobre la intención de los federalistas de Nueva Inglaterra de crear un estado central acaparador y opresivo. Esa Enmienda dice, textualmente, que “siendo necesaria una bien regulada milicia para la seguridad de un estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no debe de ser infringido”. Sobre ese texto se han hecho interpretaciones diferentes de forma constante casi desde el mismo momento de su publicación. Algunos juristas, incluidos miembros de otros anteriores tribunales supremos, entienden que se refiere exclusivamente a un periodo anterior a la creación de un ejército nacional, cuando las milicias eran aún el principal cuerpo de protección de los ciudadanos, y a las rudimentarias armas de defensa personal que existían en aquel momento.

En todo caso, en este país vecino de México, ciertamente, un espíritu de desconfianza hacia el Estado que lleva a muchos ciudadanos a asumir ellos mismos la responsabilidad de proteger a sus familias. Ello se une a un estilo de vida, en comunidades alejadas de los centros urbanos, que hace difícil el cumplimiento por parte de las autoridades de su obligación de mantener segura a la población. Ese es un problema que ha sido debatido durante décadas sin encontrársele fácil solución. Los políticos están obligados, en última instancia, a respetar las leyes y la voluntad de los ciudadanos. Lo que es discutible es que esa particularidad de la sociedad norteamericana justifique el comercio de armas que se ha producido en los últimos 40 años y, especialmente, en los últimos diez, en los que el FBI ha detectado que el número de armas se ha duplicado y hasta triplicado en algunos lugares. Nos ha llamado la atención que la utilización de la Segunda Enmienda para amparar la posesión de armas no ha sido siempre un argumento de la derecha, como es hoy. Como recuerda la profesora de Harvard Jill Lepore en un artículo en The New Yorker, Malcolm X animó a sus seguidores a armarse, con base en la Segunda Enmienda, y, en los años sesenta, los Panteras Negras reclamaron el derecho a la autodefensa con la misma excusa constitucional. Fue, sin embargo, la irrupción de la NRA en la política lo que llevó las cosas hasta el punto en el que hoy están: 300 millones de armas en manos privadas y unos 30.000 muertos al año -incluidos unos 14.000 por suicidios- por armas de fuego.

La NRA existe desde mediados del siglo XIX, pero siempre fue una organización de aficionados a la caza y a las armas, en su sentido más recreativo. Su transformación en lobby de la industria del armamento no se produjo hasta 1975, y su participación en política, algo más tarde. Ronald Reagan fue, en 1980, el primer candidato presidencial oficialmente respaldado por la NRA. Desde entonces, su ascenso ha sido vertiginoso. Hoy es la organización que más dinero gasta en campañas políticas y que más influencia tiene en el Congreso, donde muchos de sus miembros le deben el escaño. Su estrategia es sencilla: propagar el miedo para que la gente se anime a comprar armas. Con Barack Obama en la Casa Blanca, más miedo y más armas, récord histórico de ventas. Es posible que el origen de todo esto esté en la cultura de las armas de Estados Unidos. Pero, desde luego, sus consecuencias actuales no son, muy probablemente, las que calculó James Madison, con su Segunda Enmienda de la Constitución Estados Unidos. Torreon de Coahuila no es Columbine de Colorado. México no tiene una ‘Teoría del Miedo’, causante de la paranoia social norteamericana.

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