ROBERTO HERNÁNDEZ GUERRA

El amor y el interés/ se fueron al campo un día/ y más pudo el interés/ que el amor que le tenía. Esta cuarteta que las abuelas nos recitaban para señalar lo frágil de la condición humana, quizás nos sirva para entender el cambio que se ha dado recientemente, en la relación entre el Presidente de la República y el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Carlos Salazar Lomelín, antes cordial, ahora tensa.

De haber sido Salazar Lomelín enlace e interlocutor preferente con el empresariado de “grandes ligas”, de participar como orador en aquel acto en la frontera de apoyo a la política exterior, ahora en estos difíciles tiempos de la pandemia, pasó a organizar reuniones virtuales en la que participaron, dirigentes empresariales de los estados y connotados políticos que han mostrado permanentemente su animadversión hacia Andrés Manuel López Obrador. En ellas, lo menos que se propuso fue organizarse para votar por la salida del Presidente, en la consulta de revocación de mandato del año 2022.

De parte del inquilino de Palacio Nacional, lo menos que hizo fue pedirle en una de sus conferencias mañaneras que le recordara a algunos de sus agremiados que pagaran los adeudos al SAT a lo que el aludido respondió que no era cobratario. En otra ocasión, a pregunta que se le hiciera sobre una negociación del sector privado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), comentó que “no le gustaba el modito”, en referencia a la forma en que gestionaba la cúpula empresarial ante el organismo internacional. Podría parecer todo esto intrascendente, anecdótico, pero creemos que puede darnos indicios de que hay “mar de fondo”

A simple vista, se puede pensar que el desencuentro del Presidente con Salazar Lomelin, se deba al rechazo absoluto del primero, al plan de reactivación económica empresarial, basada en endeudamiento del Estado Mexicano para apoyar a las empresas. Como quien dice, una nueva edición de aquel costoso FOBAPROA. De esto ya se ha hablado bastante

Aquí presentaremos otro punto de vista. Nosotros consideramos que el disgusto del dirigente del CCE, podría estar más ligado a sus intereses personales y a sus lealtades primarias que a cualquier otra consideración gremial. Suponemos que se debe a la decisión del Ejecutivo Federal, de establecer el etiquetado frontal de aquellos productos que durante tantos años han sido culpables de la otra epidemia que asola al país, la de obesidad, diabetes e hipertensión, que afecta gravemente la salud de los mexicanos. Por cierto, quien más insistente estuvo en promover este tema, fue el Dr. Hugo López Gatell, quien ahora, a propósito del atípico número de fallecimientos en personas de edad intermedia por coronavirus, ha insistido en el efecto de la mala alimentación por el consumo exagerado de refrescos azucarados y productos chatarra. Así que ya se podrán imaginar la influencia que en un futuro cercano, tendrá sobre la opinión pública el destacado galeno en este tema.

¿Y cuál es la relación entre Carlos Salazar Lomelín y los refrescos azucarados y productos chatarra? Pues nada menos que fue, hasta el año 2018, Director General del Grupo FEMSA, que controla el mayor número de embotelladoras de Coca Cola en el país, así como también la cadena de tiendas de conveniencia OXXO. Y le dejamos una pregunta a su criterio estimado lector. ¿Es posible en estos tiempos de avance democrático, que se den conspiraciones como aquella de Chipinque, Monterrey, en el año 1972? Esta historia la recordaremos la próxima semana.