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ESTOCOLMO.- Investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia) y la ETH Zúrich (Suiza) difundieron un estudio en el que revelan que el agua de lluvia ya no es potable en ningún lugar del planeta, ni siquiera en regiones consideradas prístinas, como la Antártida o la meseta tibetana.

Esto se debe a la presencia en la atmósfera de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) de origen antropogénico. Se trata de compuestos químicos que se han asociado con una amplia gama de daños graves para la salud, lo cual incluye desde dificultades para el aprendizaje hasta cáncer, infertilidad, aumento del colesterol y problemas del sistema inmunitario.

“Durante los últimos 20 años ha habido en el agua potable una alteración asombrosa de los valores de referencia admisibles para PFAS. Por ejemplo, el valor para (…) el ácido perfluorooctanoico (…) ha disminuido 37.5 millones de veces en los EEUU”, explicó Ian Cousins, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Estocolmo.

Como resultado de tales cambios, se considera que la cantidad de PFAS en el medio ambiente está ahora muy por encima de los niveles aceptables. “Según las últimas pautas (…) el agua de lluvia en todas partes se consideraría insegura para beber”, subrayó Cousins.