JENNIFER AGUILERA

Mi nombre completo es Eduardo Rafael Rivadeneyra Núñez; nací en la Ciudad de México, soy el mayor de cinco hermanos, cuando tenía seis años mis padres deciden radicar en Celaya, Guanajuato, donde estudio primaria, secundaria y preparatoria.

Desde pequeño formo parte del movimiento infantil y juvenil Scouts de México, y en un campamento interamericano organizado en Mérida, Yucatán en 1976, conozco por primera vez Cancún: me toca ver nacer el sol desde Isla Mujeres, las aguas del Caribe mexicano turquesa y quedo maravillado y por mi mente pasó: ‘en algún momento de vida voy a vivir aquí’.

Para mis estudios universitarios decido seguir los pasos de mi padre y opto por una carrera administrativa en Estados Unidos de América, ahí empiezo a colaborar en el periódico de la institución y resultó ser un hobbie que me encantaba. A los dos años decido regresar a la Ciudad de México, donde vuelvo a iniciar mis estudios en el nivel superior y esta vez opto por la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana.

Al estar estudiando entro a trabajar en la redacción internacional del periódico Excélsior como traductor, después dentro de la misma empresa me invitan a ser reportero de Últimas Noticias en la fuente de educación, concluyo la carrera ya trabajando para ese medio de comunicación.

Cuando la capital del país vive el terremoto de 1985, yo camino desde mi casa hasta la oficina del periódico y entro a cada escuela, hablo con los padres, alumnos y docentes, decido escribir una crónica de todo lo que vi en mi camino y al día siguiente mi nota es publicada tanto en el Excélsior como en Últimas noticias.

En 1988 regreso a Cancún, pues la empresa me envía como reportero a cubrir las afectaciones de Quintana Roo y Yucatán tras el paso del huracán Gilberto; de hecho, en ese periodo mi compañero fotógrafo gana un premio en fotoperiodismo por unas imágenes captadas en Río Lagartos, Yucatán, así que los 80 y parte de los 90 colaboró para el Excélsior.

Ya que después soy invitado a trabajar en la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el área de prensa, el titular de la institución era Ernesto Zedillo, quien se va como coordinador de campaña de Luis Donaldo Colosio y, bueno, ya sabemos cómo termina esa historia, convirtiéndose él en presidente de la nación.

Sin embargo, yo decido continuar en la SEP, pero tras el paso de varios titulares y que cada uno llegaba con su propia gente, cambio de aires a la Secretaría de Contraloría como subdirector de prensa. Años más tarde me voy a la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno del Distrito Federal, cuando fue jefe de gobierno Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Al paso del tiempo los medios de comunicación me habían desilusionado un poco al no publicar varios reportajes que me parecían dignos de contar, ya que afectaban intereses y la política me empezó asfixiar, así que considero que era momento de reinventarme, tomo el rumbo de las relaciones públicas y entro a colaborar a la agencia AB Comunicación donde llevo cuentas como American Express y Philip Morris.

Meses más tarde la era jefa de relaciones públicas de Philip Morris me comenta que los aeropuertos del país se iban a privatizar, ella había entrado a trabajar para Aeropuertos del Sureste (Asur), y deseaba que yo formara parte de su equipo, pero esos puestos sólo se obtienen por concurso así que me pide que me prepare y paso cada una de las evaluaciones y entrevistas, por lo que en el 2001 inicio labores en Asur.

Ese mismo año soy enviado a la ciudad de Cancún ya que estaba por inaugurarse la terminal 2, pero en especial estaban preocupados porque los medios de comunicación de este destino turístico publicaban muchas notas negativas en contra de Asur y me solicitar que me acerque a los reporteros para conciliar con ellos y en realidad sólo se trataba de ayudarlos a obtener la información por los canales adecuados.

Se suponía que sólo estaría en Cancún tres meses, pero al concluir ese tiempo el 2 de septiembre del 2001 me invitan a quedarme de manera permanente en la ciudad y acepto. Desde entonces radico en tierras mayas.

Desde entonces a la fecha he visto el desarrollo del Aeropuerto Internacional de Cancún, con la inauguración de la terminal 2, 1, 3 y 4, así como el cierre de la uno, la construcción y apertura de nuevas pistas, torres de control y el puente.

A lo largo de esos años mi labor va desde la atención a los medios de comunicación como apoyar a los diplomáticos de embajadas, consulados, al pertenecer Asur a la Asociación de Hoteles de Cancún, también se les brinda apoyo a turistas para regresar a sus países.

Asimismo, de manera personal me uní a la Asociación de Relaciones Públicas de Cancún en donde fui presidente del 2007 al 2009, entre los logros en ese tiempo estuvo la organización de una de las fiestas de playa más grande, así como el encuentro internacional de relaciones públicas, del 2008 al 2010 curso la maestría en comunicación corporativa y mercadotecnia en la universidad Anáhuac de Cancún.

COVID-19 y el Aeropuerto Internacional de Cancún

La pandemia del Coronavirus (COVID-19), es algo que en el aeropuerto Cancún jamás se había vivido, ni en el estado, el país y el mundo entero, resulta una situación nunca antes vista, algo para lo que nadie estaba preparado.

Sin embargo, el aeropuerto ya había pasado por situaciones similares al cerrar operaciones por completo con el huracán Wilma, en donde los turistas tardaron en volver al destino, aunque en el aeropuerto ya estábamos listos para recibirlos muchos días antes, la segunda situación similar fue la influenza A(H1N1), al ser considerado México el país de origen y bloqueado a nivel internacional.

En esta ocasión todo es más intenso, tanto que resulta triste caminar por los pasillos y escuchar tu propio eco, ver a los aviones llegar con seis u ocho pasajeros, o presenciar cómo abren el mostrador, llaman a abordar a los pasajeros y que no suba nadie y que se regrese el avión sólo con la tripulación.

Además, a mis 62 años mis jefes me pidieron que mejor realice home office, ya que no deseaban poner en riesgo mi salud, así que a finales de marzo fui enviado a casa, son mis compañeros los que me cuentan lo solitario que se ve el aeropuerto.

De algo estoy seguro: que los cancunenses siempre salen adelante, los he visto levantarse del Gilberto, Wilma, la influenza y el COVID-19 no será la excepción, tengo mucha fe y esperanza, además el leer la encuesta global de Preferred Hotel & Resort que coloca a México entre los diez destinos que los viajeros internacionales desean visitar al terminar la pandemia es buena señal, al igual que la venta de Best Day a Despegar.com, ya que invertir millones de dólares en una empresa de la industria del turismo es porque saben que les dará buenos resultados.

Es muy probable que a los 65 años me retire de mi vida laboral, por lo que planeo invertir más mi tiempo en mis hobbies, leer, escribir notas de investigación de cualquier género, continuar capacitándome con cursos en línea tal y como lo hago ahora en tiempos de pandemia, estoy en dos: periodismo digital e inglés para periodistas que no es su primera lengua.