A unos días de cumplirse 52 años de la fundación de Cancún, en plena campaña electoral para elegir gobernador y diputados locales, es interminable el listado de pendientes de la agenda política en todo Quintana Roo acumulados por gobiernos corruptos, de “elefantes blancos” y carencias que siguen sin ser atendidas ni menos abordadas por quienes aspiran a sustituirlos

SALVADOR CANTO


Quintana Roo ha sufrido largas décadas de abandono, con una larga agenda política cargada de promesas incumplidas por gobiernos que han sido criminalmente omisos para atender las problemáticas que siguen acumulándose en la entidad.
Y lo peor de todo es que en el actual proceso electoral al menos tres de los cinco candidatos que buscan la gubernatura han enfocado las dos primeras semanas de sus campañas a emprender ataques, acusaciones y señalamientos de corrupción entre ellos, en lugar de priorizar la exposición de propuestas serias que puedan convencer a la gente para que salga a votar el próximo 5 de junio.
Lo que la ciudadanía requiere —y con urgencia— es precisamente que los candidatos fijen posturas claras sobre esos temas que llevan largos años en la agenda pendiente del Estado, así como otros de inclusión más reciente que requieren atención urgente, particularmente en materia ambiental y sobre todo en lo que respecta a la inseguridad, que tanto daño le ha causado al estado.
De hecho, existen decenas de proyectos inconclusos, como la carretera a cuatro carriles de Cancún a Chetumal particularmente en el tramo Bacalar-Carrillo Puerto que jamás se ha terminado en su totalidad tal y como se prometió, obras mal hechas marcadas por la corrupción como la megaescultura en la capital del estado y el Auditorio del Bienestar, el antiguo hospital general de Cancún, que hoy son auténticos “elefantes blancos”, por citar unos cuantos ejemplos.
De igual manera hay un claro abandono de obras, como la largamente postergada repavimentación del bulevar Luis Donaldo Colosio en Cancún que es la puerta de entrada al Caribe Mexicano, una urbe que esta semana conmemora 52 años de su fundación y que hace responsable a casi todos los gobiernos del pasado y del presente por su nula atención.
Aunado a todo lo anterior se registra un cero por ciento , es decir, una inexistente obra en infraestructura pública, social y humanitaria en segmentos de atención esencial y obligada, como debieran  ser un hospital especializado en salud mental, una casa hogar para personas de la tercera edad, un centro de internamiento permanente para menores huérfanos o en situación de calle, que cada vez son más frecuentes en los municipios.
Lo que hay en la mesa es una serie de promesas que se vislumbran muy lejanas para concretarse en realidad y que en algunos casos corren riesgo de hacerse mal o quedar inconclusas, como el puente de la Laguna Nichupté o el mismo Tren Maya.
En medio de todo lo anterior y pese a su corta historia como Estado Libre y Soberano, pero con un evidente éxito turístico, hoy Quintana Roo es una de las entidades más endeudadas del país, de acuerdo con el más reciente reporte de Obligaciones Financieras de las Entidades Federativas de México correspondiente al tercer trimestre del 2021, en donde se establece que posee la deuda más grande de todo el país en proporción con su Producto Interno Bruto Estatal (PIBE), que es casi tres veces mayor al promedio sub nacional de 2.7%.

Agenda política y proyectos incumplidos

El desinterés de los últimos gobernantes ha sido más que evidente porque han evitado que Quintana Roo esté a la altura de lo que realmente representa como entidad federativa en comparación con otros estados, pues son múltiples las obras y proyectos mal hechos y abandonados que han dejado a su paso.
Tan solo con la capital del estado —Chetumal— existe una enorme deuda histórica a la que han abonado los gobiernos en turno, incluyendo al federal con promesas incumplidas como la mudanza de la Secretaría de Turismo o la declaración de zona libre, o la de  bajar el IVA al 8%.
Además, existen decenas de obras y proyectos públicos inconclusos y mal hechos a lo largo de los años como la Megaescultura de Chetumal “Homenaje al Mestizaje” que se inició en el 2003 durante la administración de Joaquín Hendricks Díaz con una inversión de 120 millones de pesos, aunque no la terminó y desde la administración siguiente se le ha seguido invirtiendo sin que sea finalizada.
Otro caso es la carretera a cuatro carriles de Cancún-Chetumal que ofreció también Hendricks e inauguró de manera inconclusa Félix González Canto, y de cierta manera esto ha abonado a que el sur del estado mantenga un aletargado crecimiento en comparación con la zona norte del estado y en donde la desigualdad social es más que elocuente.
De igual manera está el tema de la mala inversión pública en obras que hoy son “elefantes blancos” y símbolo de corrupción como el Auditorio del Bienestar en Cancún que hoy se cae a pedazos, y el estado de incertidumbre y abandono en el que permanece el Malecón Tajamar; ello, aunado al abandono de edificios como las instalaciones del Hospital General viejo en la supermanzana 65 de Benito Juárez que bien podrían servir para otros proyectos sociales de mucha importancia como un asilo de ancianos, como lo propone la Federación Estatal para el Desarrollo Humano de los Adultos Mayores (FEDHAM) que preside Horacio Reyes García.
Recientemente el tema de la atención del recale de sargazo a las costas del estado ha evidenciado diversas anomalías que van desde la ineficiente atención del problema por las autoridades hasta malos manejos financieros.
Existe también nulo avance en la certeza jurídica de la tierra y patrimonio, potenciado por el incremento de asentamientos irregulares en muchos de los municipios, principalmente en Benito Juárez, un tema que solo sale a flote en cada proceso electoral.
También se ha quedado estancado el proceso de aplicación de la ley, promulgada en octubre de 2020 y exhibida como un gran logro del gobierno federal, que obliga a los dueños de propiedades costeras y concesionarios de la Zona Federal Marítimo Terrestre a no impedir el acceso a las playas.

A nivel estatal se encuentra igualmente en punto muerto, tras la polémica que generó por las posturas de grupos a favor y en contra, la Ley de Protección y Bienestar Animal, que prohíbe las corridas de toros y las peleas de gallos, pero que omite legislar sobre la existencia de delfinarios.

Cero por ciento de obra social y humanitaria
 
Pese a su éxito turístico a nivel nacional e internacional y un aumento poblacional que cada año sigue a la alza, en los casi 50 años de existencia como Estado Libre y Soberano, Quintana Roo arrastra una carencia total de infraestructura pública, social y humanitaria producto de una sucesión de administraciones incapaces y omisas.
Para la activista y abogada Fabiola Cortes Miranda, de la asociación Somos Tus Ojos Quintana Roo, es lamentable que las mentiras, los abusos de poder y la falta de sensibilidad social sigan predominando en la entidad a causa de gobiernos corruptos que han hecho derroche desmesurado de recursos en obras mal edificadas, muchas de ellas convertidas hoy en verdaderos “elefantes blancos” producto de la corrupción y por el contrario, han dejado de atender a la gente más vulnerable.
Como se mencionó líneas arriba, durante muchos años diversos grupos sociales han planteado la urgencia de que Quintana Roo ya cuente con un hospital que atienda enfermedades mentales, pero ningún gobierno ha actuado en consecuencia.
También se carece de una casa hogar pública para personas de la tercera edad, de un centro de internamiento para menores, huérfanos o en situación de calle, así como de un centro o albergue integral para migrantes, menores o no.
No obstante que hace algunos años existió Zazil-Bé, un centro de atención a adictos creado por Joaquín Hendricks a instancias de su entonces esposa, María Rubio —madre de la actual candidata del PRI, Leslie Hendricks—, aunque se anunció que sería de carácter público terminó ofreciendo servicios de carácter semiprivado y finalmente cerró sus puertas por malos manejos financieros.

Promesas que solo son pretensiones

Es larga la lista de anuncios de proyectos hechos durante los últimos años, muchos de ellos carentes de estudios, sumamente cuestionados y encaminados a generar serios daños ambientales, como las obras del proyecto federal del Tren Maya, e incluso las del puente sobre la Laguna Nichupté y el mismo Aeropuerto de Tulum.
También en la lista está la posible terminal de cruceros anunciada por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en el muelle de Calica (hoy Sac Tun).
Existe de igual manera el reto del delicado equilibrio entre crecer más y consolidar lo que ya está, pero tal parece que a las autoridades nada les ha importado, pues han optado por hacer promesas y promesas que hoy ya no se las cree el pueblo.
Por ejemplo, desde hace muchos años tanto la iniciativa privada como transportistas en general han exigido la repavimentación del bulevar Luis Donaldo Colosio, que es la puerta de entrada al Caribe Mexicano ante su lastimoso estado pero las autoridades han aletargado las acciones para la reparación de tan importante vía, aunque ahora curiosamente en pleno proceso electoral podrían iniciarse por fin las obras, algo que a todas luces podría representar un delito electoral.
En la actualidad todos los municipios enfrentan un serio problema con el tema de la recolección y disposición final de residuos sólidos, hay una carencia de servicios públicos en zonas irregulares de Rancho Viejo, Bonfil y, en general, la megalópolis de la zona conurbada entre Isla Mujeres y Benito Juárez a la que se ha prometido atender una y otra vez pero no se ha hecho.
También persisten el deficiente alumbrado público en amplias zonas de las ciudades

 más pobladas como Cancún, sumidas en oscuridad permanente, los semáforos inservibles, las calles en estado deplorable, y lo más importante: la inseguridad, la violencia, las ejecuciones, las desapariciones forzadas, los feminicidios, los cobros de derecho de piso, el narcomenudeo, las balaceras, los asaltos a mano armada que mantienen en zozobra a los quintanarroenses.
En este rubro de la inseguridad, informes del Colectivo Verdad, Memoria y Justicia, establecen que en promedio cada día desaparece una persona en Quintana Roo, lo que refleja la enorme problemática que se padece.
En ese contexto, no se sabe qué es peor, si no haber hecho lo que les corresponde como gobierno en materia de obra social, o entregar obras mal hechas, o lo que abandonaron y lo que dicen que harán y no cumplen.

En lugar de propuestas, candidatos enfocados en ataques

Al cumplirse dos semanas de las campañas electorales, de cara a las elecciones del 5 de junio, tres de los cinco aspirantes a la gubernatura de Quintana Roo, Mara Lezama de la alianza “Juntos Haremos Historia” integrada por Morena, PT, PVEM y Fuerza por México; Laura Fernández de la coalición “Va por Quintana Roo” conformada por el PRD, PAN y Confianza por Quintana Roo, así como José Luis Pech de Movimiento Ciudadano, hoy están enfrascados en una serie de acusaciones mutuas.
Se trata de señalamientos que en los últimos días han subido de tono y por los cuales dejan de lado la presentación de propuestas reales y congruentes para atender las numerosas problemáticas que existen en la entidad desde hace muchos años.
Enrique Tejero Bacab, abogado y ejidatario de Isla Mujeres, sostiene que es urgente que los candidatos hagan un verdadero compromiso social y que ejerzan el poder a plenitud para atender reclamos ciudadanos, no para intereses de grupos o para enriquecer al partido que los postuló.
Entre otros muchos otros planteamientos de índole aspiracional para Quintana Roo, a los candidatos no se les ha escuchado un solo pronunciamiento respecto a temas como el embellecimiento de las ciudades y pueblos, así como la instalación de internet gratuito en parques públicos y en todas las escuelas, o la obligatoriedad de cursar el idioma maya y la historia de Quintana Roo al menos un año en todos los niveles escolares.
Tampoco se ha previsto, como otra acción de elemental justicia social, garantizar el acceso de la ciudadanía de escasos recursos a los parques temáticos del corredor turístico Cancún-Tulum.
No se les ha escuchado propuestas de alternativas para compensar la desaparición de los recursos federales del Fonden destinados a la reconstrucción en caso de desastres naturales, como los huracanes que año con año amenazan a la entidad.
Tampoco sobre algún plan para reactivar los “elefantes blancos” enlistados anteriormente, como la megaescultura de Chetumal, el Auditorio del Bienestar, el antiguo Hospital General de Cancún, el Malecón Tajamar, entre otros proyectos truncos y abandonados.
Menos se han referido a la implementación de acciones para recuperar parques y jardines para que no sigan ocupados por la delincuencia e instrumentar un órgano de control anticorrupción para que se fortalezcan la transparencia y la rendición de cuentas, ni a la regularización y certeza legal en la posesión de la vivienda, la promoción de iniciativas como las de legítima defensa y pena de muerte a secuestradores y violadores, el que Quintana Roo pueda contar ya con un rastro TIF y al menos dos hospitales especializados para atender enfermedades mentales, entre otros temas que sí son de relevancia.
Y así, sería interminable el listado de la agenda política y de asignaturas pendientes y  aspiracionales por ser abordadas por los hoy candidatos a la gubernatura, quienes deberían dejar de lado los ataques para enfocarse a hacer verdaderas campañas propositivas, que es lo que están esperando escuchar los votantes.

Cancún, nada que celebrar a 52 años

Durante los últimos 20 años, el municipio de Benito Juárez ha estado sumido en un aletargado crecimiento que solo avanza en la parte turística, pero que es inexistente en la ciudad, en donde predominan la falta de infraestructura y los pésimos servicios públicos, aunado a una inseguridad galopante, tal y como lo establecen las estadísticas que colocan a Cancún como una de las ciudades con mayor aumento de hechos delictivos en el país.
Lo anterior, como un claro reflejo de lo mal que han trabajado a lo largo de los años los sucesivos gobiernos municipales, pues no es culpa de una sola administración: una tras otra han mantenido intocadas las problemáticas y carencias heredadas por sus antecesores, añadiéndoles más a su paso.
Para la doctora en Desarrollo Económico Regional y Sectorial, así como profesora de tiempo completo de la Universidad del Caribe, Christine McCoy Cador, Cancún padece un envejecimiento prematuro por el incumplimiento de los planes de desarrollo y crecimiento.
Sostiene que un desarrollo urbano desordenado es uno de los mayores inconvenientes a los que se enfrentan los destinos turísticos y en Cancún dicha anarquía se refleja, entre otras cosas, en la pérdida constante de playas públicas, no solo por problemas de erosión, sino por la manipulación de usos de suelo.
Hoy, a 52 años de su fundación, la ciudad padece un deficiente alumbrado público pese a tratarse de un servicio concesionado, así como incontables semáforos que se mantienen inservibles desde hace varios meses y decenas de calles en estado deplorable.
Tampoco hay espacios públicos para que las familias puedan disfrutarlos sanamente, como es el caso del Malecón Tajamar, sumido aún en problemas jurídicos que han impedido, pese a haber sido reabierto, su rehabilitación como se prometió en un principio, pues no hay seguridad y se carece de alumbrado público.
Lo mismo pasa con el tema de la recolección de la basura, servicio que está está entregado a una empresa privada y que ha provocado además que el relleno sanitario instalado en acuerdo con Isla Mujeres en la parte continental de dicho municipio, esté al borde del colapso ambiental.
Tampoco ha existido el mínimo interés de los gobiernos municipales en poner orden en el tema del transporte público, pues enfrenta serios problemas de vialidad y un desorden total provocado por todas las concesionarias, incluido el Sindicato de Taxistas que goza de total impunidad, aunado que el servicio tolerado de mototaxis irregulares también ha ido a la alza, lo que abona a que el problema sea aún peor.
El abandono es tal que abarca hasta la parte cultural, pues a pesar de que existen múltiples propuestas para la restauración de monumentos y glorietas que están deterioradas, hasta el momento ninguna se ha concretado o puesto en marcha.

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Presidentes municipales de Cancún:

(1975 – 1978): Alfonso Alarcón Morali
(1978 – 1981): Felipe Amaro Santana
(1981 – 1984): José Irabien Medina
(1984 – 1987): Joaquín González Castro
(1987 – 1990): José González Zapata
(1990 – 1991): Mario Ernesto Villanueva Madrid
(1991 – 1993): Jorge Arturo Contreras Castillo (Interino)
(1993 – 1995): Carlos Javier Cardín Pérez
(1995 – 1996): Edmundo Fernández Meza (Interino)
(1996 – 1999): Rafael Lara y Lara
(1999 – 2002): Sonia Magaly Achach Solís
(2002 – 2004): Juan Ignacio García Zalvidea
(2004 – 2005): Carlos Canabal Ruiz (Interino)
(2005 – 2008): Francisco Antonio Alor Quezada
(2008 – 2010): Gregorio Sánchez Martínez
(2010 – 2011): Jaime Hernández Zaragoza (Interino)
(2011 – 2013): Julián Javier Ricalde Magaña
(2013 – 2016): Paul Michell Carrillo de Cáceres
(2016 – 2018): Remberto Estrada Barba
(2018 – 2021): Mara Lezama Espinosa
(2021): Clara Emilia Díaz Aguilar (Interina)
(2021 – 2022): Mara Lezama Espinosa
(2022 – ) Lourdes Latife Cardona Muza (Interina)