Urge la regidora Maricruz Carrillo Orozco a corregir la coordinación entre dependencias y la ciudadanía para erradicar la problemática

 

Héctor Cobá

Fotos: Paco Robles

La cara más visible del maltrato infantil: niños en la calle, niños trabajando, como familia o es un negocio más aprovecharse de ellos. El esfuerzo para que no se haga lo mismo requiere la aportación de todos, con el fin que los menores puedan ser atendidos y tengan una mejor calidad de vida.

Si quieres resultados diferentes no hagas siempre lo mismo, corregir la coordinación entre dependencias y personas para erradicar el maltrato infantil, hacer empatía con el problema, insiste a El Despertador de Quintana Roo la especialista en educación especial y en problemas de aprendizaje, séptima regidora y presidenta de la Comisión de Salud Pública y Asistencia social del Cabildo de Benito Juárez, Maricruz Carrillo Orozco.

 

—¿Cuál es el camino a seguir en Cancún para evitar casos de maltrato infantil?  

—Averiguar cuáles son las causas que llevan al maltrato infantil, desde la educación, la familia, la situación económica y el estrés que se vive hoy en día; a veces uno llega del trabajo con tantos problemas, y lejos de disfrutar a los niños, desquitamos todo el coraje con ellos, el estrés que arrastramos del trabajo. Por desgracia vivimos en un estado donde, hoy la situación económica está muy marcada, diferenciada y cada vez se hallan más menores violentados, la situación es más visible: niños en la calle, niños trabajando, que debieron de estar en un hogar, donde se les procure salud, educación, alimentos, estén un ambiente agradable, óptimo. Son muchos niños con la responsabilidad de aportar trabajando, pidiendo caridad, haciendo malabares en las esquinas y otros que son los más desafortunados en el caso de los bebés, ellos no pueden defenderse, pues las mamás los usan para pedir caridad, apelando al sentimiento de las personas.

 

—¿Son los cancunenses responsables de fomentar esa explotación infantil?

—Se podría pensar que hay complicidad de la población de Cancún y Benito Juárez, no chantaje, gana el sentimiento de apoyar a los que están en las esquinas, en las calles de la ciudad, trabajando de lo que usted quiera o vendiendo, haciendo maromas, esto, lo otro; recurren al sentimiento y uno no mide las consecuencias, uno lo hace como apoyo ante una señora con un bebé y dices bueno, le hace falta al bebé y por el bebé es que uno da una corta, pero sí de manera inconsciente. Aquí deben entrar las autoridades, hoy en día, hablando, ya de la situación que se vive en nuestro país que hemos tenido un cambio de gobierno, dónde se dan tantos apoyos a madres solteras, a personas con discapacidad, a los estudiantes, a los adultos mayores; debieran de aplicarse el doble, el triple, por la periferia, ahí es donde las autoridades deben de ir a hacer los censos con las personas en la calle, preguntar qué necesidad tienen, si cuentan o no con algún apoyo, si en realidad es su última oportunidad de salir adelante como familia o ya nada más es un negocio aprovecharse de los niños, con base en el resultado de la investigación que se tenga. Sí importa que tanto ciudadanía como autoridades seamos responsables en esta situación, ya que hablamos de varios tipos de explotación infantil, hace falta un reforzamiento en la cultura de la denuncia.

 

—¿Qué hacer para revertir ese atraso?

—Tarea grande analizar ese atraso, esa vulnerabilidad de niños, niñas, adolescentes. Comparado con otros estados o en otros países sí tenemos un atraso, hablando de Quintana Roo falta demasiado. Desconocemos que existen dependencias, asociaciones, organismos que se encargan y promueven el bienestar del menor; no vemos que haya una disminución del maltrato infantil, por el contrario, observo como ciudadana. No hay una correlación de trabajo, cada quién trabaja a su entender, de acuerdo sus posibilidades y no sé si sea también el celo entre dependencias, que no se da una continuidad, lo he visto; por ejemplo, en otros estados, incluso en otros países sí hay ese tipo de conductas, se da el reporte, llega una autoridad con un protocolo, se hace una investigación, se rescata al menor y se le canaliza, se le da seguimiento en este caso, sí se invita a la población al reporte.

 

—¿Funciona la cultura de la denuncia?

—Ese compromiso deben de tener las autoridades, si voy y denuncio y veo que ahí queda el caso, eso desanima, para qué voy a perder tanto tiempo en denunciar, si no pasa nada; si vemos que hay un cambio en las autoridades, ahí también entra lo que es la empatía de las personas que trabajamos ahí. Hay que ponernos un poco en el lugar del otro, que tal si un día de estos es un familiar el que requiere el apoyo y si yo no estoy poniendo de mi parte. Debemos tener empatía y compromiso de hacer nuestro trabajo. Que se les dé continuidad a las denuncias y no se queden en carpetas, que la gente vea sí existe el compromiso, sí se les da seguimiento, si hay una atención, la gente va a llegar a hacer las denuncias correspondientes. Obvio, al no haber impunidad, al ver que se da un tratamiento se reducirá esta situación.

 

—¿Cómo lograr que esa sociedad considerada apática pueda confiar?

—Hay muchos programas, debemos difundir la denuncia, los números de teléfono, sólo es tener el interés de interponer las denuncias. Gracias a la tecnología rápido nos metemos al internet, en Google buscamos la institución y aparecen los números de teléfono y direcciones, en algunos casos hasta los procesos a seguir para poner la denuncia. Por fortuna, la mayoría de las denuncias son anónimas, no nos exponemos a nada; podemos aportar a que un menor sea atendido y tenga una mejor calidad de vida. Corregir, esperamos resultados diferentes a partir de su planteamiento, de lo que se haga muy pronto. Muchas veces como autoridades nuestra facultad está muy limitada; insisto mucho en la coordinación de las dependencias y de las personas. Queremos hacer mucho, pero estamos limitados en cuanto a funciones, no podemos intervenir en temas estatales. Sería ideal quitarnos las etiquetas, colores, que las líneas de autoridad hagan su trabajo, hablando del caso desde los niños en favor de las familias.

 

—¿Falta preparación, formación del personal para atender bien la denuncia de los hechos de violencia contra niños?

—Sería interesante trabajar coordinados, tener cuidado, si quieres resultados diferentes no hagas siempre lo mismo. En las dependencias hay muchas personas que hemos visto esto, en lo personal yo soy licenciada en Educación Especial, en el área de problemas de aprendizaje, trabajo en una escuela donde la mayoría de nuestros niños, sí vienen de una condición económica muy complicada, ahí vemos mucho el tema de los diversos tipos de violencia, no tiene que ser física, a veces es emocional, imagínate un niño con discapacidad, es mucho más vulnerable. Se necesita continuar con la educación para que vayamos viendo resultados diferentes…

 

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