AGENCIAS

WASHINGTON.- EEUU celebró la muerte del líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, un golpe clave para Washington logrado gracias a una operación secreta de inteligencia que lideró el propio presidente Joe Biden y que tomó meses.

Un ataque aéreo estadounidense en Afganistán el fin de semana mató aAl Zawahri, quien ayudó a Osama bin Laden a organizar los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra EEUU y se aseguró de que Al Qaeda sobreviviera y se extendiera en los años subsecuentes.

El presidente Biden usó un modelo a pequeña escala de la casa de seguridad de Al Zawahiri, construido por funcionarios de inteligencia y colocado dentro de la Sala de Situación de la Casa Blanca para analizar las opciones, y solo un reducido grupo de asesores estuvo al tanto de los preparativos para evitar filtraciones.

Al Zawahiri estaba refugiado en una vivienda en el centro de Kabul y que compartía con su familia, por lo que la orden de Joe Biden de evitar bajas civiles cobró primordial importancia. Ninguno murió, según la Casa Blanca.

A las 6:18 am de Kabul el lunes, dos misiles Hellfire fueron disparados contra el balcón de la casa de seguridad asesinando al hasta entonces terrorista más buscado del mundo.

Al Qaeda enfrenta ahora una crisis por la sucesión y un futuro incierto. Eso incluye rivalidades con grupos extremistas agresivos que también tienen presencia en Afganistán.

Los expertos en seguridad afirman que la operación demuestra que EEUU sigue siendo capaz de llevar a cabo ataques de precisión en Afganistán tras la retirada de las tropas sobre el terreno el año pasado. Por otra parte, también pone de manifiesto la aparente disposición de los talibanes a acoger a los operativos de Al Qaeda en la región, lo que podría suponer un mayor aislamiento y restricciones internacionales dentro de la ya crítica situación que vive el país.