Accidente fatal del 6 de febrero no ha sido el único; faltan “bandereros”, acusan poca paga y malos tratos;  “nos hacen transportar material las 24 horas”, dice camionero

MÉRIDA.- Ocho muertos y 28 lesionados fue el resultado de un accidente el pasado domingo 6 de febrero en la carretera de cuota Kantunil-Cancún (km 242 Kantunil – Puerto Juárez) cuando una góndola que cargaba materiales para las obras del Tren Maya embistió por un costado a un autobús de pasajeros de la compañía ADO.

El fatal accidente se registró cuando uno de los camiones que transportan materiales que se utilizan para las obras del Tren Maya, en este caso en el tramo 4, salió intempestivamente de uno de los caminos de terracería que se encuentran en varias partes de la ruta y colisionó en un costado al autobús de pasajeros que transitaba desde Cancún a la Ciudad de Mérida.

Por el impacto, el camión de pasajeros quedó volcado sobre su lado izquierdo. Entre las víctimas fatales se encuentra un matrimonio francés que con su muerte deja en la orfandad a un menor, también galo, que viajaba con ellos.

Aquel accidente fue trágico, pero no el único: cuatro percances menores más acontecieron en diferentes momentos de ese día en la misma vía, la mayoría de las veces generados por las obras que se llevan a cabo a lo largo de una de las carreteras de cuota más caras del país.

Desde que iniciaron los trabajos para el tramo ferrocarrilero se han mantenido cerrados varios puntos de la ruta, dejando la carretera solamente de dos carriles, uno de ida y uno de vuelta, separados por ramas y cinta de precaución. Manejar en esa zona se ha vuelto lento, peligroso e inseguro, en especial cuando la luz natural se desvanece, debido a la falta de señalamientos por  los trabajos.

Esto se da en el contexto de los apuros del presidente por ver terminadas sus obras insignia antes de 2024, sin que el presupuesto comprometido originalmente se dispare más: en el caso del Tren Maya, se elevó ya un 47% por encima de la cifra que especificó el mandatario cuando iniciaron las obras, además de tener un atraso de cinco meses, de acuerdo con declaraciones del exdirector de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons.

Los contratiempos han provocado múltiples afectaciones, no solamente para los usuarios de la “supercarretera”, como le llaman los yucatecos, sino atropellos y violaciones laborales originadas por la necesidad de terminar los trabajos a toda velocidad, pero sin pagar tiempos extra o contratar más personal.

Bandereros, el eslabón más débil

“No hay bandereros en el camino”, explica Román Hernández Blanco, dirigente sindical de la Federación de Organizaciones Obreras y Sindicales del Estado de Yucatán, opositor a la Confederación de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), del exsenador Pedro Haces Barba. Esta organización laboral orientada a la 4T surgió para que la administración de López Obrador se distanciara de la CTM y la CROC, identificadas con el PRI.

El dirigente sindical atribuye a los malos tratos, la poca paga y las condiciones contrarias a la Ley Federal del Trabajo el que cada vez menos personas quieran laborar en las obras del Tren Maya. Precisamente uno los puestos peor pagados es el de “banderero”, que se encuentra en las intersecciones de las brechas con la carretera y realiza las señales para que los vehículos de carga que entran y salen lo hagan con seguridad para evitar accidentes.

“Les dan mil 400 pesos a la semana por 12 horas de trabajo de lunes a domingo, y a veces no les pagan completo… ¿dónde están los líderes sindicales de CATEM para defender a sus trabajadores?”, se pregunta Román. La falta de estas personas a lo largo de la obra ha estado provocando accidentes del tipo que ocasionó la muerte a los pasajeros del ADO.

Conductores de góndolas trabajan casi sin dormir

“Nos ofrecieron mejores condiciones de trabajo pero no han resultado ciertas”, dice Renán, nombre ficticio para evitar represalias, quien es un conductor de transporte pesado. Su trabajo consiste en manejar una de las 50 “góndolas” (volquete de transporte pesado) de 30 metros que se resguardan en Paraíso, una pequeña población en el kilómetro 24 de la autopista Mérida – Progreso. Su trabajo es transportar desde Progreso hasta Valladolid el balasto (piedrecillas) que servirá para afianzar los durmientes del Tren Maya.

Las góndolas se recibieron en el mes de junio de 2021, adquiridas por un sindicato que aún no tiene registro ante la STPS, el “Sindicato de Operadores de Transporte de Góndolas”, afiliado a la CATEM, que desplazó a los transportistas de la región, empezando por los pagos que se realizan a los operadores, que son sensiblemente menores.

Se han llevado a cabo algunas protestas, principalmente porque los sindicatos desplazados también se habían afiliado a la CATEM, pues se les dijo que solamente los que mantuvieran esa liga recibirían contratos para el Tren Maya. Salieron de la CTM o la CROC y se registraron con la nueva central obrera.

A la fecha, los viajes con las miles de toneladas de balasto los realiza el “nuevo sindicato”, que, además de monopolizar el trabajo, mantiene en condiciones de explotación a sus trabajadores, lo que ha influido también en el incremento en los accidentes viales.

En voz de Renán, “nos hacen transportar material las 24 horas, nos piden que usemos los tiempos de los acarreos para dormir, no nos permiten bajar a comer”.

Según Román, el líder sindical, la sensación de los trabajadores es de abandono del presidente hacia los trabajadores. “El presidente viene a cada rato a ver cómo van las obras, pero nunca se preocupa de las condiciones laborales en las que tienen a los trabajadores”.

Renán se pregunta también: “¿Y López Obrador no sabe cómo nos tratan a los trabajadores, no sabe que están explotando a los trabajadores yucatecos?”.

Los trabajadores, a manera de burla, comentan que a su organización sindical solamente la ven en su recibo de nómina, donde “a veces nos descuentan más de cuota sindical que de seguro social”. (EmeEquis)