Doctora en Desarrollo Económico Regional y Sectorial, considera que no basta con decir que empresarios y hoteles siguen invirtiendo y generando empleos, si los aspectos sociales y ambientales del destino se mantienen en  declive

 

 

SALVADOR CANTO

“Cancún nunca ha sido un destino sustentable, pese a que así se ha vendido para obtener el éxito turístico que tiene”, enfatizó la doctora en Desarrollo Económico Regional y Sectorial, así como profesora de tiempo completo de la Universidad del Caribe, Christine McCoy Cador.

En entrevista con El Despertador de Quintana Roo, recordó que su tesis doctoral fue enfocada precisamente dentro de un análisis del desempeño y evolución de un destino turístico, al que denominó “El espejismo de Cancún”.

De entrada, apuntó que en cada “modificación” que se le hace al PDU (Plan de Desarrollo Urbano) se hacen cambios a conveniencia, pues sin importar la saturación de la carga de servicios en la zona hotelera, en el mismo espacio siguen construyendo cada vez más hoteles en detrimento del medio ambiente.

“Primero le pusieron que era para 22 mil cuartos, después para 28 y luego para 60 mil, entonces, ha sido una situación muy difícil y hoy lo vemos con una Laguna Nichupté contaminada severamente”, explicó.

Pero además, De Viva Voz, sostuvo que el problema no termina ahí en cuanto a insistir que Cancún es un destino sustentable, pues a lo largo de los años se ha evidenciado que la calidad de vida de la gente se ha estancado y muchas veces ha ido a la baja, los salarios son precarios y no alcanzan, los servicios públicos son deficientes y en algunos casos inexistentes como la conexión al drenaje sanitario en muchas regiones de la ciudad.

Insistió en que no basta con decir que los empresarios y los hoteles siguen invirtiendo y generando empleos, los cuales sí son necesarios, porque “desde mi punto de vista esto es crecimiento, pero lo que realmente se requiere es dignificar los empleos con mejores salarios, mejores turistas que vengan y realmente derramen a la comunidad y la comunidad se vea beneficiada”.

 

—¿A 51 años de distancia, Cancún sigue siendo un destino turístico sustentable?

—Nunca ha sido un destino turístico sustentable, pese a que así lo han vendido. En mi tesis llego a esa conclusión, no es sustentable, sí venden los hoteles como sustentables porque a lo mejor ellos están generando prácticas sostenibles, pero una cosa es generarlas, tienen algunas certificaciones, no lo voy a negar, pero no se puede decir que Cancún es un destino turístico sustentable y al mismo tiempo puede permitir que su gente algunas veces trabaje sin descanso y lo digo con conocimiento de causa porque trabajé en hotelería, estar una semana sin descanso. Cuando hablamos de sostenibilidad son tres ejes, no solamente el ambiental, sino el económico y social y entonces, no se puede decir que eres sustentable cuando tienes a tu gente trabajando horas extras sin pagarles, no puedes decir que eres sustentable cuando tienes una laguna que está contaminada, está eutroficada la laguna Nichupté, cuando tienes en la ciudad habitantes no conectados al drenaje aunque el INEGI diga que el 95% ya están conectados, está tal vez la infraestructura, pero que recuerden que hay que pagar para conectarse.

 

—¿Crees que las autoridades le han quedado a deber a la gente que ha sido el pilar de lo que es Cancún como destino turístico?

—Yo creo que sí y eso no es de las últimas autoridades, eso es de antaño, no me estoy yendo con alguien en particular. Yo me acuerdo cuando llegué, me llamó mucho la atención cómo había baches y estaban los famosos baches en la avenida la Luna que un periódico en aquellos tiempos tituló “Los cráteres de la Luna” y en ese momento estaban pavimentando la zona hotelera. Y así, te caías y se te ponchaba una llanta y no importaba porque tú vivías ahí, estaba la zona de Las Culebras que se encharcaba y la zona hotelera la estaban pavimentando con el mejor material que podían porque se tenía que tener buena cara. Definitivamente sí, pero paulatinamente creo que también las cosas están eventualmente cambiando; lo que pasa es que las cosas sociales tardan mucho en cambiar, una máquina la arreglas y camina, a un auto lo aceitas y tienes carro por otro rato, pero el problema de los temas sociales es que son vicios humanos y vicios sociales que tenemos de comportamiento. Están ahora los consejos ciudadanos y el concejo metropolitano que están tratando de hacer diagnósticos para poder solucionar y plantear esquemas de mejora a largo plazo. Tenemos que mejorar nuestro sistema de movilidad porque las arterias de la ciudad están colapsadas, necesitamos una movilidad pública real, que no sea una ciudad priorizada en el auto como ahorita, pues a estas alturas ya tendríamos que tener una ciudad con un sistema público de movilidad pública decente, con elecciones y ahorita no la tenemos. También tenemos el tema de los asentamientos irregulares que están hablando y tratando de buscar soluciones, las cuales no son de un día para otro, pero hoy percibo que la sociedad nos involucramos más o estamos tratando de hacer algo.

 

—Como investigadora de la Unicaribe, propusiste hace algunos años un observatorio de indicadores para saber dónde está Cancún, ¿se tomó en cuenta esta iniciativa o qué pasó con ello?

—De hecho el documento lo hicimos, sacamos la primera versión de la medición de los indicadores en base a datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), trabajé después en esa medición con la maestra Pilivet Aguiar y con ella generamos el resultado de sustentabilidad y calidad de vida. Se trata de un instrumento o plataforma dinámica en la cual se le va cargando la información y ya con el censo del 2020, actualizamos algunas cosas. Se actualizaron cinco indicadores como drenaje, agua, electricidad y Cancún sale un poco más bajo. La variación es muy poca, realmente vamos a tener un dato significativo cuando saquemos todo porque son en total 136 indicadores de los que cinco nos son representativos.

 

—¿Con la actualización que harán de ese estudio, cambiará en Cancún la percepción de la calidad de vida de los ciudadanos?

—Con el conocimiento de que todavía no tenemos la información actualizada, te puedo decir que sí se ha deteriorado un poco el aspecto de seguridad que es el tema que más nos está pegando porque cada vez hay más la sensación de que la inseguridad está más cerca de uno. Antes era en las regiones, en algunos puntos alejados o a la salida de la ciudad, pero hoy se siente ya en el centro, hoy se percibe en las playas y eso hace que la inseguridad y la violencia está más cerca de uno.

 

—Desde tu perspectiva y con todos estos cambios, ¿cómo sería la radiografía del cancunense actualmente?

—Yo creo que en Cancún se prioriza lo económico. No sé si esto sea de la actualidad o ha sido de siempre porque el cancunense trabaja mucho o tenemos jornadas laborales muy largas y eso mismo ha generado también los problemas sociales que tenemos, porque justamente hoy hay algo que no había hace mucho, que son las guarderías, porque ya no se oye tanto aquel término de “los niños de la cadena” —y a lo mejor no se escucha porque hay cosas peores, no lo sé también, pero en aquel entonces eso es lo que se escuchaba—, porque las mamás habían tenido que dejar a sus hijos solos porque no había guarderías, no había redes sociales, un entorno de amistad o familiar que cuidara de sus hijos. Los abuelos no viven aquí, están en Mérida, Campeche u Oaxaca y no había quien cuidara a sus hijos. Lo que te puedo decir es que sigue habiendo una disparidad en cuanto a calidad de vida, no sé si hoy siga habiendo ese fenómeno que existía de los chicos que ni siquiera conocían la playa. Hoy es increíble pensar que vives en la playa y es caro ir a ella porque no todo mundo puede y por eso sigue habiendo una disparidad tremenda, así como hay gente que dice que Cancún es un paraíso y vivir aquí es fantástico, no creo que sea tan fantástico vivir en una casa en Villas Otoch en donde no puedes salir en la noche porque es un foco rojo de violencia y las casas son muy pequeñas.

 

—¿Consideras que la pandemia demostró que Cancún sigue siendo muy desigual?

—Hace unos meses escribí un artículo sobre la complicación de la pandemia, lo que significaba estar encerrado, que era discriminatoria esa frase de “quédate en casa”. Cómo me voy a quedar en casa, si el hecho de no salir un día es un hecho de que no voy a comer o el hecho de que me quede en mi casa es hacerlo es un espacio de 2×2 con mucho calor y en un ámbito de violencia y entonces, el salir de mi casa me da un espacio para salir de un entorno violento que quizás tengo con mi pareja, con mis hijos, con circunstancias diversas. El quedarse en casa en un lugar en donde tenemos que lavarnos las manos no sé cuantas veces ahora con la pandemia, hay gente que no tiene agua y entonces, ¿cómo se van a lavar ocho o doce veces las manos?

 

—¿Crees que a los creadores de Cancún se les olvidó la clase trabajadora?

—Sí y tenemos un grave problema porque esto lo estamos viendo justamente por cómo está creciendo la parte continental de Isla Mujeres, que está generando presión a Cancún porque los dos municipios están espalda con espalda, entonces toda esa presión la está recibiendo Cancún y mucha gente está ingresando. Somos una ciudad que tiene mayor grado de porcentaje de personas que recibe (que llegan) que las que expulsa (las que se van), entonces al ser un destino que recibimos, también tenemos que dar todos esos servicios y eso se complica mucho.

 

—Tal parece que estamos en un Cancún planeado para el porvenir de unos pocos, en ese sentido, ¿emocionalmente hay afectación?

—Actualmente desconozco cómo estamos en cifras, pero en su momento llegamos a ser de las ciudades con mayor índice de suicidios. Entonces, muchas veces la gente viene por ese “sueño” no americano, sino cancunense y se encuentran con que tienen que trabajar 12 horas, que no hay una conciencia por parte de quienes manejan el hotel, que si bien sí hablan de sostenibilidad, lo que hacen es aplicar ecotecnias y hacer esto no te hace sostenible, sí te hace reducir costos y es favorable en muchos sentidos por las plantas de tratamientos, la separación de residuos, pero ¿qué sucede cuando le estás diciendo al recepcionista o a la ama de llaves que no se puede ir a su casa porque no llegó su reemplazo y tienen que doblar turno?, eso implica que a lo mejor sus hijos están en casa esperándolos pero  no hay quien los cuide. Entonces, después nos preocupamos por la problemática social de que tenemos niños en la calle más propensos a ser jalados por la violencia.

 

—¿Crees que hoy la inseguridad también ha mutado?

—Antes teníamos el problema de las pandillas que al final de cuentas eran “los vaguitos de la calle”, que hacían maldades y habían algunos problemas, pero hoy todo esto se ha potencializado y todo es distinto, la inseguridad es mucho más agresiva, pero se tiene además toda la cuestión del narcomenudeo y otras cosas que no había; entonces con todo esto, ¿qué haces con una mamá que trabaja de ama de llaves y la jefa le dice que no se puede ir?

 

—Hay quienes dicen que les va bien o están mejor, ¿qué opinas de eso?

—Algo muy importante que encontré cuando hice la tesis, es un ejercicio en donde preguntaba ¿cómo se veía la parte económica, la parte social, y la parte ambiental? En la parte económica reconocían que se ha perdido el crecimiento, que no está tan boyante como antes; en la parte ambiental reconocían que está impactada y curiosamente en la parte social sí veían una mejora en comparación a como estaban en su lugar de origen como Chiapas o Oaxaca y creo que eso es algo de lo que han abusado los empresarios y las grandes cadenas hoteleras.

 

—De hecho, hoy el argumento principal es que siguen generando empleo, ¿crees que eso sea sinónimo de mejor calidad de vida?

—La calidad de vida parte de analizar los indicadores de la sostenibilidad, nosotros trabajamos con cuatro grandes áreas, una fue medio ambiente, la económica englobada con lo urbano (trabajo, conectividad y todo lo que tiene que ver con gente), el turismo que es el eje que nos da vida y la sostenibilidad urbana que es en donde estamos mal. La sostenibilidad urbana es la que tiene indicadores que mide qué pasa con nosotros que vivimos aquí, empleos precarios que no son bien pagados, la gente con lo que gana no puede salir adelante y para ello tiene que doblar turno, trabajar más y una serie de problemáticas. Ahora, con el tema de la generación de empleos sí, pero qué clase de empleos, pues no están pagados igual que antes, somos una de las ciudades más caras de la República mexicana y los empleos no están bien pagados. No puede ser que yo ganaba una determinada cantidad cuando estaba en hotelería y hoy los recepcionistas siguen ganando esa misma cantidad. Pero el nivel de vida o la inflación y todos estos impactos económicos, en ese momento y los de hoy son otros. Hoy papá y mamá tienen que trabajar porque papá solo y mamá en casa recibiendo la quincena no la libran. Entonces, sí se necesitan empleos y no voy a decir nunca que no, pero se necesita generar empleos decentes. Hay que entender que se generen más empleos o que haya más inversión no es sinónimo de mejorar, porque eso es crecimiento, lo que realmente se necesita es que hayan mejores empleos con mejores salarios, mejores turistas que vengan y realmente derramen a la comunidad y la comunidad se vea beneficiada.

 

—Finalmente, ¿hay algo en lo que estén trabajando actualmente para aportar a la mejora de calidad de los cancunenses?

—Estoy tratando justamente un poco para presentar una propuesta de sentar algunas mejoras de nuestra ciudad y tener una mejor calidad de vida, el poder transformar nuestra ciudad y encaminarnos hacia una ciudad circular. Somos un modelo con una economía lineal, que quiere decir que sacamos de la tierra, producimos, consumimos y tiramos y cuando tiramos, ya hemos visto las crisis ambientales que hemos tenido; por eso creemos que una ciudad circular tiene que ver con varios factores, el manejo de los residuos, el manejo de las construcciones y la idea de la economía circular es darle un mayor flujo de uso a los recursos y eso implica priorizar el consumo local, tener un mejor manejo de energías alternativas y generar con los residuos a lo mejor biogás o algún tipo de acción que produzca energía eléctrica y un sistema de movilidad más eficiente. En resumen, lo que se busca con la economía circular, es que sea una ciudad basada en la gente y en eso estoy trabajando con el Comité Ciudadano, pensando que algún día podamos tener una mejor calidad de vida los cancunense y para que eso funcione, se necesita una fusión de autoridades, sociedad y empresarios.

 

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¿Quién es Cristine McCoy Cador?

  • Llegó a Quintana Roo hace 25 años.
  • Se quedó atrapada por las bellezas del Caribe Mexicano.
  • Es economista y catedrática de tiempo completo de la Universidad del Caribe, antes fue Jefa del Departamento de Economía y Negocios de la misma escuela.
  • Es originaria de Etiopía, África; vivió en Afganistán, en Ecuador y la mayor parte de su vida ha estado en México, primero en la Ciudad de México y actualmente en Cancún.
  • En Cancún además de la hotelería, trabajó también en distintos medios de comunicación.