Muy lejos del idealizado país sin inflación que presumen las autoridades federales, basado en justificaciones y falsedades que cada vez menos mexicanos creen, se ha disparado el número de familias en Quintana Roo imposibilitadas de adquirir una canasta básica para su subsistencia

SALVADOR CANTO

 

Muy diferente al discurso oficial al que se aferran las autoridades federales encabezadas por el presidente López Obrador, la inflación desmedida en México durante los últimos meses es una realidad más que evidente constatada a diario por la ciudadanía, ante el aumento sostenido y generalizado de los precios de los productos, bienes y servicios en todas las entidades del país, y Quintana Roo no es la excepción, pues por su dependencia absoluta de la actividad turística, con una reactivación económica paulatina que avanza a tropezones, como efecto de la pandemia por COVID-19, las cifras de la pobreza laboral se han incrementado desmedidamente.

Son cada vez más las familias a las que aún no les alcanza el salario que perciben para adquirir los artículos elementales de la canasta básica, ni mucho menos para el pago de servicios cuyos costos se mantienen por las nubes, incluida la gasolina que es la principal causa del encarecimiento de los productos.

Con base en el último informe de la organización “México ¿Cómo Vamos?”, las duras condiciones que enfrentan aproximadamente 188 mil trabajadores que aún no encuentran o recuperan los empleos perdidos a causa de la pandemia, ponen a Quintana Roo en una situación de alerta, pues es la primera vez en los últimos 15 años que se reporta ese número de personas en circunstancias económicas tan apretadas que no alcanzan a cubrir el costo de la canasta alimentaria para su familias.

De acuerdo con la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (Canaco-Servitur) en Cancún, adquirir la canasta básica aprobada por el gobierno federal, integrada por 40 productos de primera necesidad, implica un gasto de entre mil 400 pesos y mil 800 pesos a precios de mercado y supermercados en el municipio de Benito Juárez, lo que sin duda hoy en día todavía resulta difícil para muchos hogares por la baja percepción económica.

La Secretaría del Trabajo del Estado, por su parte, reconoce que todavía hay cientos de personas que aunque conservaron su empleo, desde que tuvieron una reducción de salario del 15 y hasta el 50 por ciento, todavía no lo recuperan en su totalidad, en virtud de que la reactivación económica todavía es paulatina y lenta, a pesar del incremento en el número de operaciones aéreas y ocupación hotelera por arriba del 60 por ciento que se reporta.

A nivel nacional, la pobreza laboral impactó a cuatro de cada 10 trabajadores, pero en Quintana Roo afecta a seis de cada 10, según estimaciones de organizaciones civiles como “La Fuerza del Consumidor”.

El aumento generalizado de servicios, aunado a la falta de empleos agravada por la crisis sanitaria, han traído como consecuencia que en Quintana Roo el costo de la vida sea cada mayor para sus habitantes.

“Ya comienza a haber empleo, pero las remuneraciones no son las mismas que había antes de la pandemia y los costos de los productos no han bajado, sino que por el contrario, cada día son más caros”, comentó el abogado Manuel Alcocer, de la Academia Mexicana del Derecho del Trabajo y Previsión Social, Delegación Quintana Roo.

La pandemia no sólo afectó el volumen de personas empleadas, también significó la caída en el ingreso para las familias, lo que de igual manera causó el incremento de la pobreza laboral.

Aunado a esto, la gente está obligada al pago de servicios caros como energía eléctrica, agua potable, gas para la cocina, e incluso el internet que hoy en día no es un lujo, pues se ha convertido en un instrumento indispensable para el trabajo y las actividades escolares de los hijos.

En medio de esta suma de circunstancias, la pobreza laboral alcanzó a la mitad de la población en Quintana Roo, un incremento drástico luego de que a principios de año la proporción de trabajadores a quienes no les alcanzaba el salario para adquirir la canasta básica sólo era de una tercera parte.

 

Alza de productos afecta a familias

El sostenido encarecimiento en el precio del gas para uso doméstico en semanas recientes, ha abonado una mayor presión a la economía de los quintanarroenses que no sólo padecen aún la disminución de salarios o pérdida de empleo como consecuencia de la pandemia de COVID-19.

El Despertador de Quintana Roo platicó con amas de casa respecto al tema de los gastos, y de acuerdo con Jennifer Capetillo, vecina de la región 239, es evidente que el aumento en el costo del gas y la gasolina se refleja inmediatamente en incrementos en los precios de los alimentos, por lo que “es una mentira que nos digan que todo está bien, si todos los días estamos viendo cómo sube todo”.

El salario mínimo en Quintana Roo es de 141.70 pesos diarios, lo que equivale a 4 mil 251 pesos mensuales. Si se toma en cuenta, de manera conservadora, que una familia con ese ingreso consume al mes un tanque de gas de 20 litros a 527.4 pesos, significa que casi 12 por ciento de su dinero va a ese rubro.

Lo anterior merma aún más los de por sí bajos ingresos de las familias, las cuales han tenido que enfrentar incrementos en el precio de todos los productos de la canasta básica.

“Mi esposo es plomero y a duras penas gana para los gastos diarios de la casa, desde hace varios meses no voy al supermercado a hacer una despensa porque no tenemos el dinero, por lo que la comida la decidimos dependiendo de lo que se tenga disponible, es decir, un día podemos comer pollo o cualquier otra carne, y otro no alcanza ni siquiera para huevos, aunado a que tenemos que pagar agua potable, energía eléctrica y la renta que mi caso son  mil 500 pesos al mes”, afirmó Diana Gómez, del fraccionamiento Prado Norte.

Sostuvo que cada día están por las nubes los precios de la carne de puerco, res, pollo, frijol, maíz, lentejas, arroz, habas, azúcar, así como el tomate, limón, chiles, aguacate, enlatados, entre otros que de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), forman parte de la canasta básica alimentaria, por lo que vive en la incertidumbre de no saber si podrá darle de comer a su familia al día siguiente.

 

Quintana Roo, de los estados con gas LP más caro

Recientemente la nueva titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Berenice Romero Domínguez, dio a conocer durante su participación en la conferencia mañanera del presidente que una gasera de Puerto Morelos estaba vendiendo el gas LP estacionario más caro de México, al establecer el costo en 14.24 pesos por litro, mientras una de Cancún maneja los precios más altos en la versión de cilindros, con 26.37 pesos por kilo, por lo que por un tanque de 20 kilos los ciudadanos vienen pagando 527.4 pesos.

Eso es un claro ejemplo de lo caro que resulta la vida para las familias en la entidad, y a la par de eso, todos los productos alimenticios básicos y de servicios esenciales siguen encareciéndose

Para José Us Moo, presidente de la Unión de Comerciantes en Pequeño (Uncope), el aumento en los precios del litro de gasolina y gas doméstico ha provocado incrementos de entre 15% y el 25% en el costo final de los productos de la canasta básica.

Planteó que, por ejemplo, una reja de huevo hasta la primera semana de abril en una tienda de abarrotes se vende hasta en 80 pesos, mientras que en un supermercado está en 65 o 70 pesos, cuando a principios de año el costo era de 58 y hasta 60 pesos.

Otro ejemplo que dio fue el costo del kilogramo de azúcar, que de 22 pesos que se vendía al iniciar el 2021, hoy cuesta hasta 28 pesos, lo mismo que el limón que pasó en un santiamén de 15 pesos el kilo a más de 35 pesos.

Remarcó que “aquí en Quintana Roo siempre los productos son más caros porque no se produce casi nada, es decir, la mayor cantidad de lo que integra la canasta básica es traída de otras entidades y el costo de su traslado se eleva a causa del alza de la gasolina y el diesel, más todo lo que tienen que pagar los traileros para poder llegar a su destino”.

De acuerdo con Jorge Soberanis Tax, presidente de la Asociación de Proveedores de Quintana Roo, pese a la pandemia el incremento del combustible ha seguido y eso ha provocado la escalada de precios en productos básicos.

“El detalle lo tenemos en los productos de la canasta básica, estamos hablando de frutas y verduras, granos, entre otros más que vienen del centro del país, de ahí el impacto de los costos de traslado porque la gasolina sigue en aumento”, aclaró.

Lo mismo opinó Jorge Carlos Fernández Cadavico, secretario de la Central de Abastos de Cancún, quien fue claro al apuntar que, sin duda, el alza en los combustibles repercute en el precio final de los productos.

 

Doble discurso del gobierno federal

No obstante que desde el inicio de su administración el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que la gasolina no subiría e incluso a mediados de marzo aseguró que “llueve, truene o relampaguee no se va a aumentar los precios de los combustibles en términos reales”, la realidad es que a casi tres años de su gobierno, el combustible cada día sube más, y eso es lo que ha provocado el constante alza de los precios de todo tipo de productos, principalmente de la canasta básica, lo que se resiente en entidades alejadas del centro del país como es el caso de Quintana Roo.

Lo anterior se refleja en incrementos en los precios de los alimentos, según datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), la cual admite que el aumento en el precio de la gasolina es uno de los motivos por el cual todo está encareciéndose.

Por su ubicación geográfica y la lejanía de entidades productoras de la mayor parte de los artículos que se consumen en la entidad, la elevación de los costos generalizados en Quintana Roo ha sido más que evidente en los últimos años, y lejos del tema de la pandemia por COVID-19, las afectaciones han sido para cientos de familias que aún padecen las consecuencias de la baja salarial y la poca actividad laboral.

En Quintana Roo el precio de la gasolina Magna (verde) promediaba, al cierre de esta edición, 21.05 pesos por litro (21.33 en Benito Juárez), en tanto que la Premium (roja) está en alrededor de 22.21 pesos litro (22.52) y el Diesel en 22.20 por litro (22.35), con variaciones de centavos entre las diferentes estaciones de servicios.

Lo anterior, mientras el gobierno federal insiste en presentar cifras alegres y negar que el costo de la gasolina es alto elevado, cuando la realidad es completamente contrario.

La gasolina en México sigue incrementando sus costos y tan es así que para el pasado 5 de abril se reportó un precio histórico para la venta de combustible, de hasta 25.50 pesos por litro, cuando justo un año atrás en la gasolinera más cara de México el litro de Premium se dispensó a 21.99 pesos, según datos de la Profeco.

Los datos se viralizaron en redes sociales, donde miles de usuarios denunciaron un “gasolinazo encubierto” con un ajuste gradual al precio del combustible, derivado de la reducción paulatina del subsidio que se aplica mediante el impuesto especial sobre bienes y servicios (IEPS).

Según el informe del organismo, la gasolina ha estado subiendo no por un tema de “gasolinazos”, sino que está relacionado con temas de la inflación, por lo que no es tanto un tema de las empresas (sic).

Bajo el mismo argumento, el gobierno federal respondió de forma tajante, pidiendo no dar pie a la “desinformación”. En su cuenta de Twitter, Jesús Ramírez Cuevas, coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia de la República, escribió: “Nuestro gobierno ha cumplido con la promesa de no aumentar los precios de los combustibles en términos reales. Se acabaron los gasolinazos. Los únicos ajustes a los precios derivan de la inflación. No permitamos la especulación ni la desinformación”.

Cabe señalar que la afirmación es por lo menos confusa, pues la inflación anual, según los datos aportados por el propio gobierno, no ha subido del 4.12% en 2021, mientras que la subida de los precios de la gasolina fue del 32% para la Magna, 30.3% para la Premium, y 11.7% el Diésel.

 

Acelerada inflación en México por energéticos

El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) aceleró en marzo a un nivel de 4.67 por ciento a tasa anual, superando el rango de Banco de México (Banxico), impulsado por el incremento en los precios de los energéticos, alimentos, bebidas y tabaco, generada por aumentos en los precios de los combustibles.

De acuerdo con el más reciente reporte dado a conocer el pasado jueves 8 de marzo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), esto representa el mayor nivel desde diciembre del 2018, cuando se posicionó en 4.83 por ciento y con ello, la inflación se encuentra por encima del rango objetivo fijado por el Banxico (3 por ciento, +/- un punto porcentual).

Los productos que más aumentaron de precio y que tuvieron una mayor incidencia en la inflación durante el tercer mes del año fueron el limón (25.41 por ciento); transporte aéreo (22.12 por ciento); servicios turísticos en paquete (9.41 por ciento); huevo (8.05 por ciento) y gas doméstico LP (5.21 por ciento).

Por entidad federativa, las que tuvieron mayor incremento en los precios fueron Tlaxcala (1.27 por ciento); Chiapas (1.20 por ciento); Zacatecas (1.18 por ciento) y Durango (1.10 por ciento).

 

Viviendas impagables en renta o venta

 

A raíz de la pandemia y la afectación económica que generó la falta de empleos, decenas de viviendas de mediana y alta plusvalía adquiridas mediante créditos hipotecarios dejaron de ser pagadas por los propietarios y en muchos casos las tuvieron que regresar a los bancos, pero también hay quienes optaron por ponerlas en venta para de alguna manera recuperar parte de lo invertido a dichas casas.

Lo anterior se añade a la problemática generada por el incremento de costos que afecta a múltiples servicios, en donde los empleos aún no se recuperan al 100 por ciento y ni mucho menos los salarios.

Miguel Ángel Lemus Mateos, presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en Cancún, reconoció que existe un panorama adverso en el tema de la vivienda a causa de la pandemia, pero confía en que las condiciones mejorarán muy pronto.

De hecho, dijo que hay bancos que están flexibilizando las hipotecas para que la gente no regrese las viviendas o no las vendan, pero “eso ya depende de las familias”.

En fraccionamientos de mediana y alta plusvalía establecidos dentro del Polígono Sur de la ciudad de Cancún, existen decenas de casas con letreros de venta o renta, pues sus propietarios han optado por dicha medida debido a las complicaciones que han tenido para continuar con los pagos, por la baja de ingresos.

A ello se suma que hay zonas privadas en donde, además, los residentes tienen que pagar una mensualidad por concepto de mantenimiento, cuyos cobros no han sido exentados por los administradores quienes suelen exhibir en cartulinas y pizarras los nombres de los deudores.

En medio de todo esto, el sector inmobiliario ha sido uno de los más afectados debido a la pandemia por Covid-19, por lo que integrantes de dicho organismo se encuentran frente a nuevos retos y requerimientos de capital en sus negocios, para evitar que la gente que ya adquirió casas las regresen o las vendan en condiciones desventajosas para ambos.

 

Comercios afectados por alzas en los servicios

De acuerdo con informes de la propia Canaco-Servitur, a pesar de que la reactivación económica ha comenzado en Quintana Roo y particularmente en Cancún, los beneficios aún están lejos y es claro que todavía existe un alto índice de pobreza laboral que se refleja con los precios altos en los productos de la canasta básica y los servicios que se tienen que pagar como energía eléctrica, agua potable, incluso impuestos para quienes mantienen sus negocios activos.

Explicó que es claro que la escalada de precios afecta al comprador final, principalmente de aquellas grandes empresas que venden pan, refresqueras, algunos productos básicos y de higiene personal, que resienten incrementos desde el 15% hasta el 50%.

“Sin duda la inflación producida por la escalada de precios a causa del aumento de los energéticos es un duro impacto para los consumidores, que deben desembolsar más por hacer el súper, aunque sus ingresos no se incrementen sino que por el contrario, para muchos disminuyó”, admitió el líder comerciante.

Con base a informes de la Secretaría del Trabajo del Estado, el salario promedio en Quintana Roo es de siete mil pesos mensuales y según información de la organización “México ¿Cómo Vamos?”, en 2019 el porcentaje de personas en situación de pobreza laboral, es decir, que no les alcanza para adquirir la canasta básica, era de 29.1% en la entidad, después para el primer trimestre de 2020 era de 28.5%, pero durante el tercer trimestre de este mismo año, ante la baja de salarios, despidos e incremento de los precios, esta situación impactó al 51% de la población que trabaja.

En el primer trimestre del 2021, las condiciones aún se perciben desfavorables, pues hay centenares de familias que todavía no tienen para adquirir al mes una despensa completa que comprenda la canasta básica.

 

 

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¿Qué es la inflación?

Es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado.

 

¿Por qué importa?

Una inflación controlada permite mantener el poder adquisitivo de los individuos al mismo tiempo que incentiva la producción de bienes. Una inflación demasiado baja es tan mala como una inflación demasiado alta: si es muy baja los comerciantes pierden interés en ofrecer sus bienes, y si es demasiado alta los individuos reducen su capacidad de compra.

 

Productos que integran la canasta básica

  • Con la nueva administración federal, la canasta básica pasó de 23 a 40 productos de primera necesidad para asegurar la seguridad alimentaria de todos los mexicanos. Esto incluye alimentos, artículos de limpieza y de higiene personal.
  • Destacan productos como maíz, frijol, arroz, azúcar, atún, avena, pasta para sopa, galletas, carnes de res, pollo y pescado, cuadro básico de frutas, agua purificada, harina de trigo, lentejas, sal de mesa, chiles envasados, leche fluida o en polvo, café soluble, sardinas, aceite vegetal comestible, gelatina, huevo fresco, puré de tomate, concentrados sin azúcar para elaboración de bebidas, pan de caja, garbanzos, jabón de lavandería, papel higiénico, detergente en polvo, crema dental, jabón de tocador, frutas deshidratadas, pilas, jamaica y tamarindo naturales.
  • Aunado a ello deben considerarse los costos de servicios de energía eléctrica, agua potable, internet, renta de la casa o en su caso, pago al Infonavit, además del transporte si no se cuenta con vehículo propio.