El destacado cineasta de películas como Okja o Snowpiercer se convirtió en el primer coreano en recibir la Palma de Oro

La 72 edición del Festival de Cannes se cerró este sábado con un palmarés que supuso la consagración del cineasta surcoreano Bong Joon-ho, quien se llevó la Palma de Oro por Parasite.

Bong se mostró muy emocionado al subir a recoger un premio que, aseguró, no se esperaba, y se refirió a los cineastas franceses que siempre le han inspirado, como Claude Chabrol y Henri-Georges Clouzot.

También destacó que hacer Parasite, una comedia que torna en tragedia, ha sido una “aventura muy particular”, que no podría haber realizado sin sus actores. Una historia que comienza como una divertida comedia negra que poco a poco va girando hacia una mezcla de géneros que componen una certera crítica de la sociedad actual, algo que el realizador siempre busca en sus películas.

En ese sentido, la trayectoria de Bong Joon-ho ha destacado por la forma en que cosecha el discurso de cada producción que realiza, algo que ha atraído rápidamente la atención del público y la crítica, identificándolo como una de las mejores propuestas del cine asiático de este siglo.

Su éxito ha quedado marcado por cintas como Barking Dog (2000), Memories Of Murder (2003), la destacada The Host (2006), o el fino drama de Mother (2009), Snowpiercer (2013), hasta llegar a la ecológica, Okja (2017).

Pese a ser presentada después de la esperada y ovacionada cinta de Quentin Tarantino, Once Upon a Time in Hollywood –situación que pudo mermar su impacto frente al jurado–, la cinta Parasite logró salir bien librada del encuentro con la unanimidad de los votos a su favor, consolidando así a Bong Joon-ho como el primer coreano en recibir el galardón francés.

“En los tiempos en los que estamos, en los que la democracia se pierde, esta decisión ha sido totalmente democrática, la hemos tomado juntos y ha sido totalmente unánime”, señaló Alejandro González Iñárritu, quien participó como presidente del jurado.

“Creo que sería un poco extraño si en mis filmes no hubiera mensajes políticos o sociales”, afirmó el director en una rueda de prensa previa, realizada hace un par de días en el marco del certamen; en la que resaltó que el cine coreano no ha seguido los códigos de género estadunidense.

“Hemos puesto nuestro toque coreano para contar historias sociales o políticas”, señaló Bong, que se siente deudor del cine de Kim Ki-duk, el director que abrió el camino internacional a los cineastas coreanos.

Parasite cuenta la historia de una familia que vive en un sótano, en condiciones muy precarias desde que los padres perdieron su trabajo y con los hijos que tratan de buscar empleos con los que ganar algo de dinero mientras sueñan con ir a la universidad.

Una familia de supervivientes, acostumbrados a hacer todo tipo de trapicheos, que se encuentran de repente trabajando, bajo nombres falsos, al servicio de un rico empresario en una lujosa casa que se convierte en un elemento importante de la historia.

“El 80 por ciento de la historia se desarrolla en la casa, en los diferentes espacios verticales que se relacionan a través de las escaleras”, resaltó el realizador. Bong recordó que Kim Ki-duk tiene muchas secuencias rodadas en escaleras y, en general, en el cine, hay muchas escenas emblemáticas que se desarrollan en escaleras, porque tienen ‘una atmósfera muy específica’”.

En el filme, Bong juega con una especie de frontera entre los dos mundos. El de arriba de los ricos, el de abajo de los pobres. En este caso además hay escaleras dentro de las escaleras y pobres dentro de los pobres, porque la comedia con la que comienza la película se transforma en un terrorífico espejo en el que se refleja lo peor de los seres humanos y eso no es exclusivo de clases altas o bajas.

“Yo quería respetar las convenciones y los códigos, pero al mismo tiempo tenía ganas de destruirlo todo. Son dos sentimientos contradictorios que habitan en mí”, señaló Bong, quien indicó que son esos diferentes puntos de vista los que hicieron evolucionar la historia.

La película acaba por derrocar los valores sociales, tal como hizo Buñuel cuando lanzó Viridiana (1961) a la España franquista —que cabe mencionar, también se llevó la Palma de Oro en Cannes—.

Por ello, Parasite también desató un momento lleno de aplausos espontáneos del público durante la proyección. “Me centro en el instante que estoy viviendo” y luego sale comedia o drama. “El espectador tiene tendencia a ver filmes de género, pero yo, como realizador, no soy consciente”, aseguró Bong.