Su postura ante el coronavirus ha llevado a un “golpe de estado blando”; el general Braga Neto, “presidente operativo” le impide echar al ministro de Salud

AGENCIAS

BRASILIA.- No se puede calificar como un golpe de Estado, al menos no como los tradicionales, pero el presidente Jair Bolsonaro fue desplazado “informalmente” del gobierno de Brasil. Sigue en funciones, pero no cumplirá ninguna misión. Quien lo reemplaza en el Poder Ejecutivo es su ministro jefe de la Casa Civil, el general Walter Braga Neto, quien entró al gobierno a mediados de febrero, cuando aún se desempeñaba como jefe del Estado Mayor del Ejército.

En un comunicado del 31 de marzo, firmado por el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva y los comandantes del Ejército, la Marina y la Aeronáutica, se anunció la nueva forma de gobierno: “En cuanto dure la situación de crisis (por el impacto del coronavirus) el Presidente Operacional de Brasil será el general Braga Neto”.

El desplazamiento de Bolsonaro de las decisiones permitió que Braga pudiera conducir las políticas del Palacio del Planalto sobre el coronavirus, en contradicción con las declaraciones presidenciales contrarias a la gravedad de la epidemia. En los medios de Brasil ya se menciona a Braga Neto como “Presidente Operativo”.

La caída de Bolsonaro ocurre luego que las élites empresariales comenzaron a mencionar la existencia de un “desgobierno” y la falta de capacidad de conducción del presidente.

En este marco, Bolsonaro ni siquiera pudo concretar el despido de su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, con quien mantiene una abierta confrontación, luego de que el funcionario se negó a flexibilizar la política de cuarentena contra el coronavirus, como le había demandado el mandatario.

Braga Neto y el resto del equipo ministerial se pronunció en contra de echar a Mandetta, considerado “esencial” para enfrentar el crecimiento exponencial del número de casos previsto para la próxima semana.