Edgar Prz

A un mes del inicio de las campañas electorales, aún están pasando aceite las y los candidatos ya que han sido esporádicos los eventos, las visitas a los diferentes municipios y eso no ha permitido que se sienta lo grueso de la contienda, el fragor de la batalla, más que en las redes sociales y los comparativos de ver quién reúne más gente.

Las encuestas de tan repetidas que se dan están perdiendo eficacia y el factor sorpresa ya no causa emoción, siempre desde antes la puntera va en bonanza, caballo de hacienda, lo cierto es que ante el universo del abstencionismo no han reparado, están viviendo del amplio porcentaje de 30 % de participación y se niegan a mirar el 70 % de abstencionismo.

Ninguno de los cinco candidatos se ha pronunciado por combatir este flagelo, por incentivar y motivar a la ciudadanía el 5 de junio; están encerrados en sus burbujas de discursos huecos, vacíos, flácidos que no abonan a la democracia.

Ese repetido No robar, No mentir, No traicionar, ya no tiene el peso de antaño ante la nulidad e ineficacia de las autoridades de Morena, ante sus excesos, sus vanidades e ínfimos resultados.

Basan su triunfo en la sombra del Presidente López Obrador. Sus eventos están plagados de acarreo, la espontaneidad está a miles de kilómetros de distancia, aquel voluntarismo ha sido archivado, ahora todos reciben un “donativo”, su activismo lo concentran en un guión ya muy usado por el priismo, recoger copias de credenciales de elector y dividir los grados de atención, solo que hay creciente desencanto ya que a la base, a la militancia aun no le toca la repartición de “ dulces” y las campañas van cerca de la mitad del período..

Hay momentos en que la soberbia se luce, apantalla y no permite que vean la realidad, se autoengañan, se autocomplacen y tratan de agradar los ojos de su candidata, la abundancia en todo son sus cartas credenciales.  Mucha gente, mucho ruido, mucha zalamería, muchas selfies, muchos compromisos y al final del día, sus alcances sin ínfimos ya que si tiene tres eventos en los tres le llevan a la misma gente.

Y cuando se marchan se llevan todo lo que trajeron ya que no hay pinta de bardas, acusan a la austeridad de no dejar lonas ni pendones, solamente se quedan algunos carros con microperforados o calcomanías, es todo. Así es la historia de los pueblos o colonias afortunadas, de las comunidades tocadas o que tuvieron el privilegio de saber que los visitó un candidato, tiempos aquellos del contacto directo, de la cercanía, de la verdadera campaña donde tu interlocutor te decía sus quejas y la autoridad local te daba un rosario de demandas.

Todo se ha sustituido por la estridencia y el ruido, por el amontonamiento de gente que inhibe a los locales salir a ver el evento. Esa es la tónica de las campañas políticas actuales:  pasear como si fuera una reina a su candidata y decirle que todos estos territorios ya están dominados y los ponen a sus pies.

Falta la otra parte, ojalá modifiquen su actuar, cambien su actitud y ennoblezcan el “arte de la política”. Aquellos compromisos que hagan, aquellas sorpresas que se lleven, aquellas ilusiones que fomenten, traten de cumplirlas, traten de ser honestos consigo mismos y no finjan afecto ni amistad. Tienen una grandiosa oportunidad de trascender, inténtenlo, háganlo y no sean parte de lo mismo, del montón, del grupito ganador y la inmensa mayoría perdedora.., ¿no lo cree usted?…

Mejor seguiré caminando y cantando “caminando por calles extrañas de la gran ciudad, caminando muy triste y muy solo te quería encontrar. Ay pero sí te encontré, del brazo de otro; no te molesté, corrí y lloré, sintiendo el coraje de haberte encontrado con otro querer…”