Edgar Prz

Aprovechando la distracción por el fandango electoral, las múltiples dependencias del gobierno estatal han colgado su hamaca, han empatado su opacidad, su falta de resultados, su inactividad con los últimos dos años de la Pandemia del Covid-19.

Este gobierno fue muy tolerante con su gabinete, fue prácticamente cómplice por no exigirles trabajo, compromiso y permitirles tantos abusos por su inoperancia. Existen dependencias que hacen las mismas tareas, se multiplicaron según para mejor atención a la gente y nada, se crearon nuevas que solo son refugio de burócratas con muy buen sueldo y nadie sabe para que sirven.

El Congreso del Estado ha sido socio y fue prácticamente asaltado, todas las propuestas enviadas por el Ejecutivo se respetaban y no sólo eso, se avalaban con votaciones insultantes como las elecciones de Polanco Bueno y de Antonio Villalobos. 

En los últimos días, los nombramientos a las candidatas han roto la monotonía de la Zona Maya, han causado polémica y se han repartido títulos honoríficos que denotan la enorme desesperación de los dignatarios por agradar a las políticas en turno, más que los dignatarios los beneficiarios de ellos, los gandallas como el eterno diputado Hernán Villatoro, quien se ha dejado ver con una guayabera bordada con los rostros de los Xochimilcas, solo faltaba que pongan su foto. Sálvate Brad Pitt…

Estos eventos han demostrado la enorme división entre los dignatarios y surge la interrogante ya que hasta hoy la rectora del Instituto para el Desarrollo del Pueblo Maya, la “eficiente” Delta Moo no ha externado su postura, su criterio ya que ella es bastonera principal de este gremio.

Se supone que esa Institución rige los Centros Ceremoniales,  pero nada, está más preocupada en apoyar a una candidata que cumplir con su responsabilidad, fue muy afortunada y se ha servido con la cuchara grande aprovechándose del compadrazgo con el inquilino de la Casona de Insurgentes. Así se las gastan…

Otra dependencia con una enorme responsabilidad social y administrativa que se ha convertido en un lunar, en una bodega abandonada es la Auditoria Superior del Estado, un ente burocrático oneroso que no le da resultados a la sociedad. Cuenta con listados de recursos faltantes por funcionarios del gobierno, exgobernadores, expresidentes municipales, y de otros que se distinguieron por entrar a trabajar como chalanes y salieron como distinguidas personas. Son millones de pesos por comprobar y recuperar ya que es dinero de los quintanarroenses, pero no lo hacen; prefieren la lisonja, ocultarse, pasar agachados, hacer como que trabajan.

Total que al auditor Manuel Palacios lo eligieron 24 de los 25 diputados, por unanimidad para el cargo transexsenal ya que su duración es de siete años, entró en 2017, saque sus cuentas…. ¿A quien le deberá el favor?

En ocasiones usan esa información para amedrentar, para inhibir a quienes al final se vuelven críticos del sistema. Deberían ser modelos de transparencia, ejemplos de eficiencia y responsabilidad, abandonar sus canonjías y prebendas para abocarse a cumplir, a recuperar lo que malamente otros desviaron para sus beneficios personales.  Sería mucho pedir, ya que sus resultados se producen como el cultivo de la mata de mango, una vez al año.

Estas campañas les sirven como cortina de humo para justificar su inactividad, cuando debería ser todo lo contrario, estar haciendo auditorias antes de que salgan, ya que después se esfuman, desaparecen y las culpas se siguen amontonando como cerros de material pétreo, en fin, así se trabaja en el gobierno. ¿No lo cree usted?

Mejor seguiré caminando y cantando: “Probablemente ya de mí te has olvidado. Y mientras tanto yo, te seguiré esperando. No me he querido ir, para ver si algún día, que tú quieras volver me encuentres todavía…”