LONDRES.- Tras más de un año de pandemia, todos lo tenemos claro: lavarse las manos es necesario y efectivo para evitar la propagación de enfermedades e infecciones. Ahora, un curioso estudio explica las bases físicas de este fenómeno.

Los autores diseñaron un modelo matemático para simular el lavado de manos y estimaron las escalas de tiempo en las que se consiguen eliminar de las mismas partículas muy pequeñas como virus y bacterias.

Las pequeñas partículas como virus y bacterias quedarían atrapadas en los potenciales valles que se forman en las superficies rugosas. Para poder escapar de ahí, la energía del flujo de agua debería ser los suficientemente alta como para sacarlas del fondo del valle.

Por otro lado, la fuerza del líquido que fluye depende de la velocidad de las manos en movimiento: un flujo más fuerte elimina las partículas atrapadas con mayor facilidad. Los autores comparan este proceso con el de frotar manchas en una camisa: cuando más rápido es el movimiento, más probabilidades hay de quitar la mancha. “Si mueves las manos con demasiada suavidad o muy lentamente, las fuerzas creadas por el fluido que fluye no son lo suficientemente grandes como para superar la fuerza que, a su vez, mantiene presionada la partícula”, explica Paul Hammond, investigador en Hammond Consulting Limited.

Por otro lado, el proceso no es rápido. Las pautas habituales de lavado de manos sugieren que, al menos, debemos tenerlas veinte segundos debajo del grifo. Los resultados del modelo de Hammond concuerdan con esta recomendación: se necesitan unos 20 segundos de movimiento vigoroso para eliminar posibles virus y bacterias. (Muy Interesante)