Ignacio Casas revive en su nueva novela la historia de un personaje fascinante de la Revolución Mexicana, invisibilizado por prejuicios durante mucho tiempo

MÉXICO.- Al filo de 1910, muchas personas combatieron impulsadas por el Plan de San Luis, un manifiesto publicado por Francisco I. Madero que llamaba a alzarse en armas para acabar con “la dictadura de Porfirio Díaz y establecer elecciones libres y democráticas”.

Entre los que se unieron a esta guerra destaca un coronel de nombre Amelio Robles, un hombre trans que, en esa convulsionada época, encontró la manera de ocultar su identidad.

El ganador del Premio Novela Histórica Grijalbo-Claustro de Sor Juana 2019, Ignacio Casas, escribió Amelio, mi coronel (Penguin Random House, 2022), una ficción histórica que mezcla las historias de la Revolución Mexicana con la descripción del proceso por el cual la guerrerense Malaquías Amelia de Jesús termina convertida en coronel. “Un personaje profundamente complejo, interesante, que debemos conocer”, afirma su autor.

Desde su nacimiento, en 1889, hasta su juventud fue reconocido como mujer. Desde muy pequeña ya usaba armas, andaba a caballo y hacía actividades que estaban relacionadas con los hombres.

A la edad de 23 años, todavía como Amelia, decidió unirse a las filas del Ejército Libertador del Sur, obtuvo trabajos de mensajería, contrabando de armas, víveres, lucha armada y misiones especiales. Tras su ingreso a las tropas, pudo dejar a un lado las enaguas y el rebozo para mantener a “Casimira”, la pistola de su difunto padre.

En los días que ingresó a las filas del movimiento revolucionario les dijo a sus compañeros que se dirigieran a su persona como hombre: cambió su nombre a Amelio y pidió respeto.

En 1918, cuando Venustiano Carranza  se convierte en presidente de México, Amelio fue nombrado soldado del Ejército Mexicano, además de haber participado en diferentes luchas con personajes como Chon Díaz, Heliodoro Castillo, Adrián Castrejón y Emiliano Zapata.

En 1974 lo condecoraron y nombraron Veterano de la Revolución Mexicana, tras haber colocado en los expedientes un acta de nacimiento apócrifo en donde la Sedena reconocía el género y el nombre de Amelio Malaquías Robles Ávila.

La muerte sorprendió a Amelio en 1984 y, cinco años después de su muerte, el gobierno abrió un museo llamado “Amelia Robles” y una escuela primaria en su pueblo, con el cargo oficial de coronela.

La obra tiene pasajes que marcaron la vida de Amelio y esta es una novela que le hace homenaje a la vida que quiso vivir. (Infobae)