Uno de cada cinco quintanarroenses en situación de pobreza alimentaria; uno de cada diez, en el municipio Benito Juárez

SALVADOR CANTO

Con base en información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), uno de cada cinco quintanarroenses está en situación de pobreza alimentaria, y de ese total aproximadamente uno de cada 10 vive en Benito Juárez.

Por ello, “Huellas de Pan A.C.”, una organización patrocinada por el movimiento “Va por mi Cuenta” de Alsea México, opera desde el 2012 en Benito Juárez un comedor que atiende a poco más de 155 infantes y se espera que en uno o dos años a más tardar, se logre la meta de apoyar con la alimentación a unos 500 niños y niñas, con la única condición de que sigan estudiando.

Miriam Bernal Ramírez, coordinadora de Fortalecimiento Institucional de “Huellas de Pan A.C.”, platicó con El Despertador de Quintana Roo y sostuvo que el gran reto de las futuras autoridades estatales, sin duda, es trabajar de manera colaborativa con la sociedad civil y empresarios para ir acortando la gran brecha de desigualdad que aún persiste en la entidad.

Mencionó que ellos operan en una parte de la zona poniente de Benito Juárez que abarca las regiones 95, 96 y 99, en donde no solo existen serios problemas de alimentación, sino también problemas sociales, académicos que poco a poco se han ido detectando.

De Viva Voz, sostuvo que la única manera de acortar la brecha de desigualdad que existe es precisamente sumando esfuerzos porque “esa es la única manera de hacer posible que las familias puedan salir adelante”.

Sostuvo incluso que a dos años de la pandemia por COVID-19, todavía hay familias que no se ha recuperado de los empleos perdidos y por ende, sus ingresos se han visto mermados y peor aún, con la constante alza de los productos de la canasta básica.

Lo que no queremos dijoes que los hijos dejen la escuela por tener que ponerse a trabajar para traer dinero a casa, sino lo que buscamos es que haya otras opciones como becas u otros tipos de situaciones que puedan facilitar su continuidad en la instrucción educativa.

—¿Qué es Huellas de pan?

Es una organización civil sin fines de lucro, que desde el 2009 lleva cabo actividades para trabajar en pro de la soberanía alimentaria y sobre todo, lo que buscamos es romper los círculos de pobreza que tenemos en la zona poniente que es donde trabajamos

—¿Cómo operan actualmente?

Tenemos tres programas que son como los emblemáticos; uno de ellos es Alimentación por la Educación que es el programa en el que trabajamos con niñas, niños y adolescentes desde los cuatro hasta los 18 y en este momento estamos incursionando con primera infancia, es decir, con menores desde los seis meses hasta los cuatro años

—¿Qué tipo de campañas realizan y cada cuánto tiempo?

Contamos con campañas de manera cíclica, trabajamos con el ciclo escolar, es decir, nuestro inicio de año opera a partir del mes de agosto que es cuando las niñas y los niños ingresan a la escuela y terminamos en julio. Tenemos un periodo intersemestral e interanual que hacemos actividades administrativas y luego volvemos al ciclo escolar. Lo hacemos así porque nuestro programa de alimentación por la educación trabaja a partir de la escuela, apoyamos a niñas y niños y ellos a su vez van teniendo aquí como su contribución las boletas, las calificaciones para obtener los servicios que tenemos.

—¿Cómo surgió Huellas de Pan?

Fue en el 2009, a partir de que nuestra presidenta, la licenciada María Elena Ortegón se da cuenta de que en la región 96, de donde ella es vecina, hay mucha carencia económica; ella inicia con un pequeño comedor, trayendo comida primero y manteniendo ese espíritu de ayudar a las mamás y a los papás a que se vayan a dormir sin tener la preocupación de qué van a comer al día siguiente. El comedor, en un inicio, funcionaba para las personas que no tenían que comer sin ninguna distinción, y se trabajaba también mucho con niñas-niños pero de igual manera con personas de la tercera edad y así fue el inicio hace casi 13 años.

—¿Cuántos niños atienden diariamente?

Ahorita atendemos alrededor de 155 niños, desde las edades de seis meses que son los más pequeños hasta 21 años, pues tenemos también a algunos jóvenes que ya están en la universidad pero que siguen viniendo, ya sea como voluntarios o también a recibir alimentos aquí en la institución.

—¿Existe rezago alimentario en niñas, niños y adolescentes de Cancún?

Nuestra región es una de las que tiene mayor pobreza alimentaria y eso se traduce en que las mamás, los papás, los jefes de familia tienen pocos recursos para cubrir la canasta básica y cubrir la alimentación. A partir de ahí es que nosotros proporcionamos alimentos que son elaborados a partir de un menú con nutriólogos y nutriólogas que se encargan de definirlo de acuerdo a las necesidades de las niñas y los niños y esto se proporciona diariamente, ya sea cuando ellos están por ir a la escuela si van en la tarde o cuando regresan de la escuela, pasan a las instalaciones a que reciban su plato de comida de lunes a viernes.  También tenemos asesorías educativas y algunos otros programas de desarrollo para complementar este rezago alimentario que no es el único, pero sí es el que principalmente atendemos nosotros.

—¿Qué otros problemas, además del rezago alimentario, hay en la zona poniente?

Yo creo que el rezago alimentario es el primero, pero tenemos muchos otros como el social, el académico, y lo que vamos haciendo nosotros es ir detectando qué otras necesidades van surgiendo. Por ejemplo, durante la pandemia nos dimos cuenta de que las necesidades digitales eran muchas, las niñas y los niños dejaron de tener clases y lo que nosotros hacíamos era ayudarlos a través del WhatsApp o de algunos medios para apoyarlos a nivelar su situación académica, pero sabemos que en la región poniente de la ciudad de Cancún tenemos rezagos importantes en materia alimenticia, en materia social y educativa y requerimos la suma y el apoyo de otras instancias de la sociedad, gobierno, empresa y otras organizaciones que se sumen. Afortunadamente trabajamos en alianza con otras organizaciones, con gobierno y con empresas, pero siempre hace falta seguir sumando manos.

—Desde su perspectiva, ¿cuál es la situación de vulnerabilidad en Quintana Roo y particularmente en Benito Juárez?

Nosotros estamos en una zona delimitada que abarca las regiones 95, 96 y 99, y dentro de este espacio poniente sabemos que el crecimiento poblacional es muy grande y lamentablemente después de dos años de pandemia todavía no se han recuperado las familias de los empleos que perdieron, de la situación de nutrición en la que entraron porque hubo mucha desnutrición durante todo este tiempo y lo que vemos nosotros es que necesitamos seguir trabajando, las instalaciones y el comedor donde estamos tiene una capacidad para atender 500 niños y esa es nuestra meta, que en máximo uno o dos años más, tengamos la capacidad cubierta total de los 500 niños para que se vayan solventando sus necesidades educativas, de alimentación y también de alguna manera que esto impacte a sus familias, porque aunque solo trabajamos con las niñas y los niños, también sus familias se ven beneficiadas porque reciben algunos otros apoyos, por ejemplo talleres de capacitación sobre alimentación, también trabajamos cuestiones de escuela para padres, es decir, vamos ayudándoles a que puedan tener otras habilidades que puedan facilitarles una vida diferente para las niñas y los niños.

—Las autoridades hablan mucho de acortar la brecha de desigualdad, ¿ustedes han visto algún cambio?

Hemos visto avances, nosotros por ejemplo tenemos algunos casos de éxito en donde niños o niñas que tenían la expectativa de terminar la primaria y ponerse a trabajar, en este momento ya están en la universidad; tenemos casos en los que una de nuestras niñas estrella cuando llegó aquí decía que iba a dedicarse a la limpieza de casas como su mamá y como su abuelita que además solo tienen la primaria y ella en este momento ya terminó la universidad, nunca se ha dedicado a la limpieza de casas y salió de vivir en la región 96 y este es como de los casos emblemáticos, en donde vemos que la brecha se puede ir acortando, pero sí son pocos porque hay otros factores alrededor, familias que requieren mayores ingresos, los niños que van llegando a la mayoría de edad se tienen que sumar a traer dinero a casa y eso hace que vayan dejando la escuela. Sentimos que es una colaboración de todas las instancias para que pueda haber estas oportunidades y estas otras herramientas que les podamos dar, que los papás no se vean obligados a que sus hijos salgan de la escuela para sumar al dinero que llega a casa, sino que podamos tener becas u otros tipos de situaciones que puedan facilitar su continuidad en la instrucción educativa. Nosotros sabemos que llegar a la universidad no lo es todo, pero sí es una parte que les puede permitir abrir el panorama para poder tener otras herramientas y otras metas que les permita ir rompiendo con estos círculos de pobreza, con esta brecha que está tan abierta en estos momentos.

—¿Qué tanto impacta a la sociedad el aumento de precios de la canasta básica?

Muchísimo y por eso nosotros continuamente estamos buscando con otras personas, empresas y aliados de la organización, quienes puedan sumar, sí vienen los niños y las niñas a comer aquí, pero también las familias y por eso buscamos que haya alguna canasta básica que les podamos dar o despensa que sume a lo que ellos tienen en casa para que puedan disminuir la preocupación por la comida, procuramos también que si hay varios niños en casa, adolescentes, se sumen a los programas para que el gasto en comida sea menos para la familia y buscamos que tengan estas otras alternativas también. 

—¿Cuál considera que es el principal reto de las próximas autoridades?

Yo creo que el gran reto sigue siendo trabajar de manera colaborativa, es decir, que las nuevas autoridades se sumen a lo que estamos haciendo los que ya trabajamos, y que se siga haciendo esta triada de trabajo como sociedad civil organizada que somos nosotros, las empresas y el gobierno, sabemos que esa puede ser una buena clave para que en cada quien desde su trinchera sume a que las brechas y las necesidades que hay en nuestra población se resuelvan o por lo menos se minimicen los impactos que se generan en su vida.

—¿Cómo puede llegar la gente con ustedes?

Nos encontramos en la región 99, muy cerca del panteón municipal, tenemos el centro de alimentación aquí que es el emblemático y en el que tenemos muchas actividades. Las personas pueden venir a inscribir a sus hijas y a sus hijos desde los seis meses hasta los 18 años para que puedan recibir alimentos diarios y también otros beneficios que son talleres, actividades, apoyos educativos y solamente es venir en el horario de nueve de la mañana a dos de la tarde que estamos recibiendo para inscripciones y funcionamos con el ciclo escolar. La gente puede venir incluso con el ciclo escolar avanzado, que conozcan las instalaciones, qué es lo que hacemos e inscriban a sus niños porque nuestra meta es poder llegar a 500 y queremos hacerlo lo más pronto posible. Los requisitos para el programa de alimentación por la educación es la CURP, el acta de nacimiento y es muy importante que estén inscritos en la escuela porque eso nos ayuda a nosotros a dar un seguimiento escolarizado, también tenemos convenios con las escuelas con quienes vamos teniendo comunicación de cómo están cambiando las niñas y los niños dentro del salón de clase y también escuchamos a los maestros, a los directores para ver qué otras cosas podemos implementar aquí y pues apoyarnos porque son los niños los que sean los beneficiados.

—¿Cuántas más Huellas de Pan se necesitan para atender todo Quintana Roo?

Nuestra meta es que tengamos un Huellas de Pan en por lo menos en cada uno de los municipios, ahorita en estos momentos en Cancún tenemos en la región 96 y en la región 99, pero también colaboramos con el Centro de Justicia para las Mujeres con un pequeño comedor en donde proporcionamos alimentos a las mujeres que acuden a sus procesos de denuncia por violencia de género, pero creemos que hace falta mucho más. Esperamos tener uno en cada municipio y que podamos llegar a donde sea necesario, sabemos que en la zona urbana es necesario, pero también en la parte rural que es la zona del centro hasta el sur del estado, pero hace falta mucho, necesitamos que las niñas y los niños reciban la atención que requieren y que podamos darles elementos y herramientas para que puedan tener un mejor futuro. Por ello, invitamos a las mamás, a los papás, a los tutores de niñas, niños y adolescentes que están entre los cuatro meses y 18 años, a que vengan a Huellas de Pan, lo conozcan, vean lo que hacemos y que de alguna manera se sumen a los programas que tenemos, las inscripciones son gratuitas, no se requiere de ningún  pago, solo la documentación para darle seguimiento y tener información.

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  • En marzo del 2021, Alsea, líder operador de restaurantes en América Latina y Europa y Fundación Alsea, AC, cuya misión es procurar la seguridad alimentaria de las comunidades vulnerables, inauguraron, mediante el movimiento Va por mi Cuenta, su primer Centro de Alimentación que opera bajo un modelo sustentable en Cancún, con el que se pretende beneficiar hasta a 500 personas diariamente, particularmente a menores de entre cuatro y 18 años, quienes reciben alimentación nutritiva para garantizar un correcto desarrollo físico y mental.
  • El movimiento surgido en 2012, que ha logrado servir más de tres millones de comidas nutritivas, suma ya 13 comedores en siete entidades del país: Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Coahuila, Oaxaca, San Luis Potosí y Quintana Roo.
  • El Centro de Alimentación, además de contar con cocina y un comedor, tiene un huerto, un salón de usos múltiples y un consultorio de nutrición, entre otros elementos.