Edgar Prz

En los últimos días las adhesiones a Mara Lezama no han dejado de presentarse,  a diario hay algún desbalagado que se sume para sentirse importante y ver que su foto con su nombre por fin vuelva a aparecer en las marquesinas políticas. Hay una retahíla de nombres que ya se manifestaron y hay otros que integran la lista de espera..

Son de todos los niveles, figuras políticas, líderes, expresidentes municipales, exdiputados, exgobernadores, secretarios de gabinete, la mayoría en etapa de retiro,  gente que es terca a abandonar sus canonjías y privilegios, siguen en la búsqueda de  una ilusión, algo que les dé lustre y pedigrí.

No reparan en que sus épocas doradas ya solo son recuerdo, sus ímpetus de novilleros ya pasaron,  sus mejores pasos de baile son añoranza, ya no tienen ningún peso político, es más ya ni polvo levantan , por ello es que no deben negarse a seguir los sabios consejos de la vida, no meterse en asuntos políticos por su avanzada edad es regla obligatoria. Deben evitar poner en riesgo el poco prestigio que les quede.. El salitre político ya los invadió y están repletos, súmele las cantidades de sargazo político que se han tragado…

En sus años de gloria combatían con fiereza y denuedo a los foráneos, su preocupación era que Quintana Roo sea gobernado por sus hijos, fueron ejemplo de moralidad política y privilegiaron a los profesionistas locales en las mejores posiciones de gobierno.. Ahora pretenden reverdecer laureles, llevar serenata y mandar flores, se ven ridículos y falsos…

Recuerden cuando se opusieron para que el veracruzano Joaquín González Castro aspirara a la gubernatura,  le cerraron el paso y se creó el MUQ, Movimiento de Unificación Quintanarroense  para salvaguardar al estado y brindarlo para que sean los quintanarroenses quienes decidan su futuro..

Se crearon células en todos los municipios, se hacían reuniones y se logró tener un peso político específico, se promovía la participación de profesionistas locales y se enviaron a varios estudiantes a prepararse fuera del estado,  ya que aun no teníamos universidad en el estado… Todo esto es solo recuerdo…

Parece que la demencia senil ha hecho presa de sus conciencias, están dilapidado el poco prestigio que ostentan como exgobernadores, ayer fueron maestros ejecutores de la pantomima política y hoy son simples títeres cuya única función es agradar al posible comprador del circo. Se guardaron las hachas de guerra y ahora son simples aplaudidores que agitan los banderines y las bolas de fieltro…

Ofende la postura que tomaron, lesiona en virtud de lo que ustedes representan en la Historia de Quintana Roo, no pongan en entredicho ser borrados y olvidados, ustedes deben saber comportarse y estar más allá del huevo tibio.

Permitan que otros personajes participen y decidan en la vida política, el turno de ustedes ya pasó,  hay un refrán que dice “los que ya bailaron que se sienten”… Ojalá alguien cercano les haga ver su realidad, no arrastren su bagaje político con declaraciones que hasta a la supuesta beneficiaria afectan, no permitan que se les sigan acercando lobos con piel de oveja y ustedes le sigan el juego, sean más cautos y prudentes.

Son tiempos en que hay gente dedicada a lograr fichajes, en anunciar nuevas adquisiciones sin ver a fondo, sin saber que tanto implica, no, solo les interesan nombres y no reparan en el daño que les hacen..

Don Jesús Martínez Ross y Mario Villanueva Madrid deben estar por encima de la maldad, abandonen la práctica de seguir pateando sus saldos políticos, los quintanarroenses se los agradecerán y recuerden que el que traiciona una vez, traiciona dos veces… Nunca antepongan sus sentimientos personales a los sentimientos del estado. Eviten seguir contribuyendo a su propia y personal degradación política, ustedes ya no son propiedad de ustedes, son parte de la novel historia del estado.

Hagamos todos todo por Quintana Roo; paisanos, vamos a echarnos la mano; Quintana Roo bien lo vale…

Mejor seguiré caminando y cantando “cómo han pasado los años, qué mundos tan diferentes y aquí estamos frente a frente, como dos enamorados que se miran sin hablar…”